Carla.
Dejé a Sergio durmiendo plácidamente y salí de la casa de Marco. Necesitaba respirar, estar sola y meditar. Supe que Emma le había llegado el mismo mensaje del abogado que a mí, por eso estaba ayer así en la habitación con Marco. Debía ser eso, sino no tendría una explicación lógica para mí. Caminé hasta la playa más cercana, eran las 8 de la mañana, algunas personas caminaban por la orilla, otras corrían y yo me senté observando el mar. Su sonido me tranquilizaba, me obligaba a tener la mente despejada y a pensar en lo eterno que era. Este era mi sitio de reflexión desde que tenía uso de razón, Marco me lo enseñó cuando a penas tenía 12 años.
Echaba de menos veranear aquí, era el único lugar en el que me sentía segura, alejada del trabajo de mi padre y cuando cumplí los 18, alejada de los pretendientes. Yo no había elegido esa vida, no había elegido ser rica ni tampoco que mi padre fuera dueño de una multinacional, y sin embargo, no podía hacer nada, solo podía adaptarme.
Pero yo ya me había cansado, el vaso estaba a reventar y tenía que hacerle frente a mi padre. Iría a ese juicio y confesaría la verdad, lo que ha estado ocurriendo todos estos años, lo bueno y lo malo. Sabía que no iba a ser nada fácil, pero tenía que intentarlo, empezar una nueva vida y esta vez acompañada de Sergio.
Me levanté y comencé a andar a lo largo de la playa, yendo y viniendo, dejando que el agua empapara mis tobillos, viendo como la gente se iba marchando. El sol comenzaba a subir y me obligué a mirar el reloj. Las 12 del mediodía, y yo aún no estaba preparada para volver y afrontar la realidad. Tenía cientos de mensajes de todos, así que escribí a Sergio:
"Estoy bien, necesitaba dar un paseo." Pero nada más, no le dije a qué hora volvería ni dónde estaba, aunque sabía que Marco no tardaría en aparecer. Anduve un poco más hasta sentarme en una de las rocas donde rompían las olas. Con la marea baja ni si quiera llegaban a salpicarme, era lo bueno de la mañana, el mar dejaba ver por unas horas lo que escondía bajo su agua.
Alguien se sentó a mi lado, no me miró, ni me dijo absolutamente nada, simplemente se quedó haciendo lo mismo que yo, mirar el mar. Quizá por habernos criado allí sabíamos lo placentero que era y la de dudas que podía llegar a solucionar en cuestión de horas.
-No sabes cuánto echo de menos el mar en Madrid cuando necesito pensar - susurró con su voz grave mirando el horizonte.
-Yo cambié el mar por una azotea donde apenas se escucha el tráfico.
-Entonces me tendrás que enseñar ese lugar, me lo debes - esta vez me miró y me guiñó un ojo. Se lo enseñaría algún día como el hizo con esta preciosa playa. - ¿Qué te preocupa?
-Lo mismo que a Emma - me miró extrañado y supe que algo no encajaba. - ¿Qué le sucedió ayer por la noche?
-No sabría ni cómo explicarte, simplemente se ha dado cuenta de que debe volver al psicólogo.
-Joder - maldije, su puta conciencia había vuelto a atormentarla. - No la dejes ir ¿vale? Tendrá días muy jodidos, pero merece la pena.
-Carla, estoy enamorado de ella, no podría dejarla ir ni aunque quisiera - me confesó helándome la piel. - ¿Qué sucede cariño? - pasó un brazo por encima de mis hombros y me acercó más a él.
-Me ha llegado un mensaje del abogado - se sorprendió y entonces entendió que Emma no tardaría en recibirlo. - El juicio es en dos semanas. Y solo pueden suceder dos cosas, que mi padre quede en libertad bajo fianza o que le metan en la cárcel. Y no sé cuál me aterra más, porque si le meten en la cárcel será por mi culpa.
Escondí mi cabeza en su cuello. ¿Qué clase de hija era? Por muchas cosas que hubieran pasado, el remordimiento y la culpabilidad de saber que mi padre podría ser encarcelado, me aterraba.
-No es tu culpa, Carla. Ni se te ocurra pensar eso - acarició mi pelo. - Es culpa de los actos de tu padre y se hará justicia por ello. Pase lo que pase nosotros vamos a estar aquí apoyándote.
-Tengo miedo Marco - acabé confesando lo que en mi interior se repetía una y otra vez. - Tengo miedo de que venga a por mí o a por mi madre, no sabía que era vengativo hasta que le vi aquel día.
-No vamos a dejar que eso ocurra ¿vale? - muchas veces Marco era capaz de tranquilizarte con la seguridad en sí mismo.
-¿Estás seguro?
-Sí, lo estoy y ahora mismo vamos a coger, nos vamos a ir a poner el bañador y nos recorreremos todas las calas ¿vale? Vamos a enseñarle a Sergio y a Emma nuestro pequeño paraíso.
Se levantó primero tendiéndome la mano. Le sonreí y en cuanto me ayudó a levantarme le di un fuerte abrazo. Marco es una de las mejores cosas que Mallorca me ha dado y lo pienso conservar a mi lado cueste lo que cueste. Llegamos a casa pasado mediodía. Sergio nada más verme se acercó corriendo hacia mí para abrazarme y Marco se fue con Emma a dentro dejándonos a los dos en el jardín.
-No vuelvas a desaparecer así sin más, por favor - me dijo aferrado a mí y con la respiración acelerada.
-Lo siento - se apartó de mí y acarició mis mejillas. - Estoy bien, necesitaba despejarme, nada más.
-Es por lo del juicio ¿verdad? - le miré extrañada ¿cómo lo sabía? - Emma recibió el mensaje al rato de que Marco se fuera a buscarte.
Asentí con la cabeza sin fuerzas para hablar.
-Estoy contigo en esto y en todo lo que venga, cielo. - Me besó dándome la seguridad que me faltaba. - Somos un equipo, y ganaremos esta batalla.
-Te quiero muchísimo Sergio - dije antes de que se me entrecortara la voz. Estaba aguantando demasiado y sabía que él también, convivir con su suegra no ha debido de ser nada fácil pero en ningún momento he recibido ninguna queja de él ni ninguna mala contestación. Me quería y estaba moviendo cielo y tierra para que yo estuviera bien.
-Siempre juntos.
Nos quedamos un rato más hasta que decidimos que era hora de hacer lo que habíamos venido a hacer, olvidar los problemas de Madrid y disfrutar de nuestra escapada. Agarré la mano de Sergio y entramos en la casa.
-¡Coged vuestro bañadores que nos vamos en 5 minutos! - dijo Emma nada más vernos. Estaba sonriente, ilusionada, y sobre todo, feliz.
Me guiñó un ojo y comprendí que nos olvidaríamos del tema hasta que volviéramos a Madrid. Habíamos venido a Mallorca y teníamos que aprovecharlo.
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Siento muchísimo la tardanza! A partir de ahora subiré más a menudo. Espero que todos estéis bien y recordad #YoMeQuedoEnCasa.Muchísimas gracias por leer mi historia!
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?