Emma.
A principios de septiembre la vida comenzaba a sonreírme de nuevo. A mí y a todos los de alrededor. El dichoso verano se había acabado, las clases de Sophie habían comenzado y mi padre había encontrado trabajo. Al final le cogieron para realizar las obras del Bernabéu, así que se va todas las mañanas y vuelve por la tarde, las obras como tal empezarán más adelante, pero tienen que realizar los proyectos.
Aún así, trabajo entre semana en turno de mañana en la cafetería, y he decidido hacer mi último año de carrera a distancia, lo que me deja libres las tardes para cuidar de Sophie y los fines de semana libre.
Y con Marco...Todo genial, estamos en una nube, en esos primeros meses donde todo es amor y no puedes estar sin verle más de dos días seguidos. A mí pesar, estoy sin verle de lunes a viernes, pero los fines de semana los pasamos casi enteros juntos. Pero no solos, digamos que he abierto mi círculo de amistad y nos juntamos con una parte de la plantilla del Madrid, ya somos como una pequeña familia.
Veo a mi hermana salir corriendo de clase derecha hacia mí.
-¿Hoy vamos al cine? Es viernes - me dijo mientras me ponía ojitos. La mayoría de los viernes hacíamos hago especial, y hoy tocaba cine.
-Depende de cómo te hayas portado en clase - le digo poniendo rumbo al coche.
-Tengo un punto verde en la agenda - dijo orgullosa mientras la buscaba en su mochila y me la daba.
Sí, mi hermana había salido a mí, siempre estudiando y cumpliendo sus responsabilidades. Nuestros padres nos habían enseñado bien.
-¿Quieres ver la nueva película de Mascotas?
-Siiiiii, y compraremos un tanque grande de palomitas ¿verdad? - abrí el coche y se subió en su silla mientras la abrochaba - ¿Puede venir Marco? Hace mucho que no le veo.
Hay veces que me pregunto quién quiere más a Marco si yo o ella.
-Luego se lo digo - me dio un beso en la mejilla antes de cerrar su puerta y montarme en el asiento del conductor.
Había empezado a ver las cosas de otra manera, a buscar el lado positivo de casi todas las cosas. Cada vez salía más con Marco a la calle, centros comerciales y parques. Siempre intentábamos salir cuando menos gente había o parecer dos amigos, pero algunos besos y abrazos se nos escapaban, poco quedaba para que saliéramos en las redes sociales.
-¿Cuándo le vas a presentar a papá a Marco? - me preguntó Sophie.
Esa era una batalla que todavía no había afrontado. ¿Cómo le dices a un padre que su niña se ha enamorado de un futbolista de élite? Tendría que ser dentro de poco, al fin y al cabo quería que se enterara por mí y no porque saliera en la primera página de las revistas del corazón.
-Dentro de poco cariño.
Llegamos a casa y lo primero que hizo Sophie fue hacer los deberes, así luego tendría todo el finde para jugar y pasarlo con mi padre. Porque sí, su relación había cambiado completamente, y aún no sabía el por qué, supongo que simplemente mi padre se había puesto las pilas para dar a Sophie la mejor infancia posible.
La lleva al parque todos los sábados y domingos, incluso aquellos en los que yo me quedo en casa porque estoy cansada de la semana o porque tengo cosas que hacer de la universidad. En cuanto a su relación conmigo, ha mejorada también bastante. Me apoyó en todo lo que pasó con el padre de Carla, se disculpó por su comportamiento y empezamos de cero.
Marqué el número de Marco y me lo cogió al instante.
-¿Cómo estás, preciosa? - me encanta su voz.
-De lujo ¿Y tu entrenamiento? ¿Listo para el partido de mañana?
-No sabes las ganas que tengo, deseando pisar el césped porque soy titular, pero no lo vayas publicando por ahí, que no se puede filtrar a la prensa - me dijo de broma.
-¡Eso es genial! Y además en casa, no te imaginas las ganas que tengo de verte salir de titular, de verdad.
Sí, iba a verle a casi todos los partidos que jugaban en casa, y me moría porque no podía decirle a mi padre que veía casi todos los partidos del Real Madrid desde el palco vip.
-Por cierto ¿haces algo esta tarde-noche?
-Depende - dijo juguetón.
-Hay por aquí una niña de 7 años que te ha citado en el cine para ver Mascotas 2 - soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo vibrara.
-Creo que sería incapaz de rechazar una cita como esa. ¿Hora y lugar?
-Sesión de las 20:00 en los cines del Plaza Norte 2 ¿te va bien?
-Me va estupendamente, voy a ponerme guapo.
-¿Más todavía? - me senté en el sofá mientras miraba a Sophie cómo terminaba los ejercicios de lengua.
-Aunque no te lo creas, me puedo sacar mucho más partido - ambos nos reímos y se escuchó cómo su teléfono de casa comenzaba a sonar - Te dejo, que me está llamando mi padre, luego nos vemos cariño.
Colgamos y ambas nos preparamos para nuestra cita con Marco. La verdad que me daba la vida pasar tiempo con Marco y mi hermana a la vez. Se le daban tan bien los niños a Marco que siempre conseguía sacarle la sonrisa a cualquiera.
-¿Puedo elegir yo la ropa? - me preguntó mi hermana mientras íbamos a su habitación.
-Claro que sí, cariño - se estaba haciendo mayor poco a poco y yo no quería admitirlo.
Eligió un vestido de flores con unos leotardos de colores de entretiempo.
-¿Me haces unas trenzas? - era demasiado adorable.
La estuve peinando e incluso me hizo que le echara un poco de brillo en los labios. La dejé viendo la tele mientras me preparaba. Decidí arreglarme un poco más, me puse uno de mis vestidos favoritos y me hice algunas hondas en el pelo. Me maquillé, cogí el bolso y comencé a meter mis cosas.
Al hacerlo me di cuenta de que había un papel, lo abrí y vi que eran los requisitos necesarios que apunté en su día para obtener una subvención en caso de muerte de un pariente directo. Se me había olvidado completamente comentárselo a mi padre. Después del despido de mi padre y de lo de Carla, se me fue de la cabeza.
-¡Emma que llegamos tardes! - gritó mi hermana desde el salón.
-¡Ya voy cariño! - lo dejé encima de la mesa para que no se me olvidara, mañana se lo comentaría.
Salimos de casa y nos preparamos para pasar una tarde-noche llena de risas y de cariño. Cada día estaba más segura de que Marco era el chico de mi vida.
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?