23. ¿Verdad o reto?

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Emma.

Miraba la carretera todavía enfadada por haber cedido a ir a casa de Marcos. Carla iba canturreando las canciones que salían en la radio sin atreverse a dirigirme la palabra porque sabía que si lo hacía yo la contestaría de manera borde.

Me había costado muchísimo convencer a Sophie de que se quedara con mi padre y había puesto el móvil a todo volumen para enterarme por si mi padre acababa llamándome como siempre.

El móvil de Carla comenzó a sonar.

-Hola Marco - contestó mi amiga. - Sí, nos quedan aún unos 15-20 minutos. - Carla volvió a mirar el reloj - Vale, no te preocupes, aparcaremos por donde podamos. Ahora nos vemos.

Colgó y me miró.

-¿Qué pasa? - pregunté mientras mi corazón se aceleraba.

-Nada, simplemente me ha dicho que Marcos se ha pasado un poco invitando a gente.

-Joder - maldije, odiaba estar rodeada por un montón de desconocidos.

-Emma, será divertido.

-No, no será divertido para mí porque tú te pasarás la noche pegada a Sergio y yo me quedaré de sujetavelas - dije molesta, era la pura verdad. Desde que había empezado a salir con él no tenía ojos para nadie más.

-Eso no es verdad.

-Claro que sí, y estoy super contenta porque hayas encontrado al amor de tu vida Carla, pero hay más gente alrededor tuya. No te olvides de ellos.

Se quedó callada y yo seguí las indicaciones del GPS. Aparqué en el primer sitio que vi aunque estuviera a unos minutos andando de la casa de Marcos, no me apetecía estar dando vueltas con el coche.

Antes de empezar a andar hacia su casa, Carla me cogió del brazo y me frenó.

-No es fácil ¿sabes? - la miré fijamente porque no sabía de lo que estaba hablando. - Es la primera vez después de todo lo que pasó que alguien se preocupa por mí, que alguien me cuida y me hace sentir querida. No quiero perderle Emma, y cada vez que me despido de él pienso que será la última vez que le veré. Tengo...tengo miedo de que aparezca Álvaro o...mi padre.

Abrí mis brazos y ella se refugió en ellos sin dudarlo. Estuvimos así unos minutos mientras ella comenzaba a reconfortarse.

-Carla, cariño, no voy a dejar que te pase nada malo, ni yo, ni Marco, ni Sergio que ahora es partícipe de ello. Sabe todo tu pasado y él no va a dejarte sola nunca. - puse un mechón de pelo detrás de su oreja - Esta semana nos ponemos como locas a buscar pisos y algún trabajo para ti ¿vale? Vas a independizarte y a olvidarte de tu padre de por vida.

-Te quiero muchísimo - volvió a abrazarme.

Lo unidas que podíamos llegar a estar no lo sabía nadie. Éramos como hermanas y sabíamos que siempre estaríamos la una para la otra.

-Y ahora, tú vas a disfrutar de esta fiesta ¿vale? - me agarró del brazo y comenzó a andar - Llevas toda la semana trabajando sin parar y mañana es tu primer día libre, así que lo vas a pasar metida en la cama con una resaca de la leche.

-No voy a beber Carla, tengo que conducir.

-Luego llevo yo el coche, así que tienes barra libre - me guiñó un ojo y anduvimos hasta la puerta de Marcos - Por cierto, Marco se muere por verte.

Solté una risa mientras negaba con la cabeza y la puerta se abría. La gente iba desde el jardín hasta el interior de la casa donde la música sonaba atronadora y la gente bailaba en el salón. Parecía más una fiesta americana de la fraternidad que una reunión de amigos.

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora