31. Vida normal.

1.9K 89 8
                                    

Emma

Me quedé dormida entre los brazos de Marco cubiertos por mis lágrimas de impotencia. Todo se estaba yendo a la mierda y yo no era capaz de hacer nada para remediarlo. Mi vida se había ido convirtiendo en una batalla diaria que estaba acabando conmigo. 

Cuando abrí los ojos habían pasado dos horas y Marco se había cambiado por mi hermana que me miraba expectante. 

-Emma - susurró abrazándome fuerte. 

-Estoy bien cariño, de verdad. - Acaricié su pelo y estuvimos así unos minutos.

-¿Marco te ha curado bien? - me preguntó mientras acariciaba suavemente mi herida de la ceja. 

-Sí, cariño, Marco lo ha hecho muy bien. 

Se levantó rápidamente de la cama y salió corriendo. Mientras yo me intentaba levantar despacio escuché cómo mi hermana le daba las gracias a Marco por haberme curado tan bien. Tenía que quererla sí o sí. 

Me levanté de la cama y fui hasta el salón dónde todos se giraron al verme. 

-¿Cómo te encuentras? - se acercó Carla preocupada. 

-Bien, ha sido solo un golpe, nada más - sonreí para que se quedaran más tranquilos. 

-¿Pero qué fue lo que pasó? - preguntó Sergio que sostenía una de las muñecas de Sophie sobre sus piernas. 

-Todo es culpa de papá - dijo Sophie sin darme tiempo a responder. 

-Sophie, no digas eso - la regañé. 

-¡Es verdad! No hace nada aquí y cuando lo hace coloca mal las cosas y se te caen a ti encima - se levantó del suelo donde estaba jugando y se acercó a mí con su preciosa cara de enfadada - Estoy cansada de papá, Emma, quiero que vuelva a trabajar y que tú te quedes conmigo. 

Y acto seguido salió corriendo hacia su habitación cerrando de un portazo. Suspiré y me dirigí hacia su habitación. 

-Emma, no - me dijo Carla. - Déjala un rato sola ¿vale? También tiene que desahogarse.

-¿Y yo qué? - pregunté frustrada. Me dirigí al sofá y me dejé caer en él. - Siento todo este numerito chicos.

-Ni hablar - Marco se acercó a mí y se puso en cuclillas delate de mí - Emma, habla con nosotros, dinos qué pasa y te ayudaremos. 

-Es que no podéis. 

-No es que no podamos Emma, es que eres tú la que no quiere que te ayudemos - se quejó Carla. - Siempre es la misma historia y lo sabes. 

Me quedé callada conteniéndome para no acabar teniendo una bronca con Carla. 

-Quiero tener una vida normal, una familia estructurada y disfrutar como una chica de 22 años. No quiero tener responsabilidades, quiero vivir la vida. ¿Me puedes ayudar en eso? 

Todos se me quedaron mirando y a mí se me calló una lágrima. No sabía qué era lo que más vergüenza me daba, si el hecho de que estuviera a punto de llorar a lágrima viva delante de Reguilón o que Marco estuviera dándose cuenta de que mi vida no era tan feliz como la planteaba. 

Marco se sentó a mi lado y me abrazó. 

-Podemos hacer que tu vida sea mejor - dijo suavemente Carla acariciando mi rodilla con cariño. - Simplemente déjanos hacerlo. 

Asentí con la cabeza y me obligué a mi misma a no llorar, y a afrontar la vida tal y como era. Eso es lo que me había enseñado mi madre, a ir hacia delante. Marco me abrazó y depositó un beso en mis labios. Era más bueno que el pan. 

En ese momento resuenan unos pasos por el pasillo y sonrío porque sé que viene Sophie y probablemente no sola, sino con alguno de sus peluches. Se pone delante de mí y me mira triste. 

-Sé que haces todo esto por mí, lo siento - abrí mis brazos, se acercó a mí y la senté en mi regazo. 

-Es hora de peli - dijo Carla poniendo netflix y mejorando lo que quedaba de tarde. 

A las ocho se fueron Carla y Sergio a su casa, habíamos quedado en que en una semana iríamos las dos a buscar sus cosas a casa, su padre tenía un viaje de trabajo a América y nos daría tiempo suficiente para ir. 

Marco se quedó conmigo hasta que Sophie cayó rendida en su cama después de todas las emociones que había experimentado. 

-Te vas en tres días, ¿no? - le pregunté a Marco sentándome a su lado en mi cama. 

-Sí, durante un mes más o menos, pero sabes que si pasa cualquier cosa... - no le dejé acabar. 

-Puedes coger un avión y plantarte aquí en seguida - me pellizcó la nariz por hacerme la listilla - Está todo bien Marco, de verdad. 

-No lo parece, Emma. No te encierres en ti, por favor - me acarició la mejilla. - ¿Por qué trabajas tanto? 

Tragué saliva y me armé de valor para darle una explicación a medias. 

-La empresa de construcción donde trabajaba mi padre quebró hace unas semanas, la mayoría de ellos tenían un contrato de mierda y no podemos hacer nada para reclamar el finiquito. Además, aunque pudiéramos no podemos permitirnos un abogado y yo aún no estoy graduada, así que no puedo hacer gran cosa - cogió una de mis manos y me la apretó con fuerza. 

-Seguro que encuentra algo pronto,  y ahora en verano la oferta de empleo es más alta. Puedo preguntar por el club si necesitan a alguien de mantenimiento.

-Ya hemos enviado curriculums a todas partes, así que no tardarán en llamar - dije optimista, necesitaba ahora un buen chute de optimismo para poder aguantar todo el verano. - Por eso Sophie está todo el día con mi padre, porque yo trabajo. Además...

Me callé porque no sabía si contarle lo de la pensión de mi madre o seguir indagando hasta tener algún argumento sólido que exponer. 

-¿Además? - quitó un mechón de pelo de mi cara. 

-Además, hace mucho tiempo que Sophie no tiene unas vacaciones en condiciones y pensaba que este año iba a ser diferente, pero trato de hacer todo lo posible porque el verano de Sophie sea como el de los demás - mentí a medias, era demasiado pronto para contárselo.

-Y lo estás consiguiendo cariño - me encantaba que me llamara así, me sentía querida después de tanto tiempo - Simplemente, tienes que tener paciencia, y apoyarte en todos los que estamos a tu alrededor. 

-Lo haré, te lo prometo - me acerqué a él y le besé. 

Mañana íbamos a cenar y el sábado pasaríamos casi todo el día juntos antes de la despedida. Qué injusta era la vida, porque me estaba enamorando de Marco y sentía que cuando volviera nada iba a ser lo mismo. 

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora