Emma.
Me quedé dormida entre los brazos de Marco cubiertos por mis lágrimas de impotencia. Todo se estaba yendo a la mierda y yo no era capaz de hacer nada para remediarlo. Mi vida se había ido convirtiendo en una batalla diaria que estaba acabando conmigo.
Cuando abrí los ojos habían pasado dos horas y Marco se había cambiado por mi hermana que me miraba expectante.
-Emma - susurró abrazándome fuerte.
-Estoy bien cariño, de verdad. - Acaricié su pelo y estuvimos así unos minutos.
-¿Marco te ha curado bien? - me preguntó mientras acariciaba suavemente mi herida de la ceja.
-Sí, cariño, Marco lo ha hecho muy bien.
Se levantó rápidamente de la cama y salió corriendo. Mientras yo me intentaba levantar despacio escuché cómo mi hermana le daba las gracias a Marco por haberme curado tan bien. Tenía que quererla sí o sí.
Me levanté de la cama y fui hasta el salón dónde todos se giraron al verme.
-¿Cómo te encuentras? - se acercó Carla preocupada.
-Bien, ha sido solo un golpe, nada más - sonreí para que se quedaran más tranquilos.
-¿Pero qué fue lo que pasó? - preguntó Sergio que sostenía una de las muñecas de Sophie sobre sus piernas.
-Todo es culpa de papá - dijo Sophie sin darme tiempo a responder.
-Sophie, no digas eso - la regañé.
-¡Es verdad! No hace nada aquí y cuando lo hace coloca mal las cosas y se te caen a ti encima - se levantó del suelo donde estaba jugando y se acercó a mí con su preciosa cara de enfadada - Estoy cansada de papá, Emma, quiero que vuelva a trabajar y que tú te quedes conmigo.
Y acto seguido salió corriendo hacia su habitación cerrando de un portazo. Suspiré y me dirigí hacia su habitación.
-Emma, no - me dijo Carla. - Déjala un rato sola ¿vale? También tiene que desahogarse.
-¿Y yo qué? - pregunté frustrada. Me dirigí al sofá y me dejé caer en él. - Siento todo este numerito chicos.
-Ni hablar - Marco se acercó a mí y se puso en cuclillas delate de mí - Emma, habla con nosotros, dinos qué pasa y te ayudaremos.
-Es que no podéis.
-No es que no podamos Emma, es que eres tú la que no quiere que te ayudemos - se quejó Carla. - Siempre es la misma historia y lo sabes.
Me quedé callada conteniéndome para no acabar teniendo una bronca con Carla.
-Quiero tener una vida normal, una familia estructurada y disfrutar como una chica de 22 años. No quiero tener responsabilidades, quiero vivir la vida. ¿Me puedes ayudar en eso?
Todos se me quedaron mirando y a mí se me calló una lágrima. No sabía qué era lo que más vergüenza me daba, si el hecho de que estuviera a punto de llorar a lágrima viva delante de Reguilón o que Marco estuviera dándose cuenta de que mi vida no era tan feliz como la planteaba.
Marco se sentó a mi lado y me abrazó.
-Podemos hacer que tu vida sea mejor - dijo suavemente Carla acariciando mi rodilla con cariño. - Simplemente déjanos hacerlo.
Asentí con la cabeza y me obligué a mi misma a no llorar, y a afrontar la vida tal y como era. Eso es lo que me había enseñado mi madre, a ir hacia delante. Marco me abrazó y depositó un beso en mis labios. Era más bueno que el pan.
En ese momento resuenan unos pasos por el pasillo y sonrío porque sé que viene Sophie y probablemente no sola, sino con alguno de sus peluches. Se pone delante de mí y me mira triste.
-Sé que haces todo esto por mí, lo siento - abrí mis brazos, se acercó a mí y la senté en mi regazo.
-Es hora de peli - dijo Carla poniendo netflix y mejorando lo que quedaba de tarde.
A las ocho se fueron Carla y Sergio a su casa, habíamos quedado en que en una semana iríamos las dos a buscar sus cosas a casa, su padre tenía un viaje de trabajo a América y nos daría tiempo suficiente para ir.
Marco se quedó conmigo hasta que Sophie cayó rendida en su cama después de todas las emociones que había experimentado.
-Te vas en tres días, ¿no? - le pregunté a Marco sentándome a su lado en mi cama.
-Sí, durante un mes más o menos, pero sabes que si pasa cualquier cosa... - no le dejé acabar.
-Puedes coger un avión y plantarte aquí en seguida - me pellizcó la nariz por hacerme la listilla - Está todo bien Marco, de verdad.
-No lo parece, Emma. No te encierres en ti, por favor - me acarició la mejilla. - ¿Por qué trabajas tanto?
Tragué saliva y me armé de valor para darle una explicación a medias.
-La empresa de construcción donde trabajaba mi padre quebró hace unas semanas, la mayoría de ellos tenían un contrato de mierda y no podemos hacer nada para reclamar el finiquito. Además, aunque pudiéramos no podemos permitirnos un abogado y yo aún no estoy graduada, así que no puedo hacer gran cosa - cogió una de mis manos y me la apretó con fuerza.
-Seguro que encuentra algo pronto, y ahora en verano la oferta de empleo es más alta. Puedo preguntar por el club si necesitan a alguien de mantenimiento.
-Ya hemos enviado curriculums a todas partes, así que no tardarán en llamar - dije optimista, necesitaba ahora un buen chute de optimismo para poder aguantar todo el verano. - Por eso Sophie está todo el día con mi padre, porque yo trabajo. Además...
Me callé porque no sabía si contarle lo de la pensión de mi madre o seguir indagando hasta tener algún argumento sólido que exponer.
-¿Además? - quitó un mechón de pelo de mi cara.
-Además, hace mucho tiempo que Sophie no tiene unas vacaciones en condiciones y pensaba que este año iba a ser diferente, pero trato de hacer todo lo posible porque el verano de Sophie sea como el de los demás - mentí a medias, era demasiado pronto para contárselo.
-Y lo estás consiguiendo cariño - me encantaba que me llamara así, me sentía querida después de tanto tiempo - Simplemente, tienes que tener paciencia, y apoyarte en todos los que estamos a tu alrededor.
-Lo haré, te lo prometo - me acerqué a él y le besé.
Mañana íbamos a cenar y el sábado pasaríamos casi todo el día juntos antes de la despedida. Qué injusta era la vida, porque me estaba enamorando de Marco y sentía que cuando volviera nada iba a ser lo mismo.
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?