53. Voces.

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Emma

Solo quería irme a la cama y dormir para poder silenciar la voz de mi cabeza. Aquella voz que me repetía una y otra vez lo mismo "Mamá está en el hospital", y luego decía "Marco está en el hospital". Me llevaba martirizando todo el día, aunque hubiera intentado cambiar de tema, olvidarlo y pasarlo bien con la familia y amigos de Marco. 

Mi subconsciente me estaba volviendo a jugar una mala pasada, no aparecía desde que empecé las sesiones con mi psicólogo, justo cuando murió mi madre. Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida y me costó muchísimo dejar de ir. Quizá debería volver. 

"Todo el que está a tu alrededor sale herido". Subí las escaleras de casa de Marco más lentamente de lo que me hubiera gustado. Deambulé por los pasillos, apoyándome en las paredes, intentando mantenerme erguida. "Primero tu madre".

-Cállate - susurré entrando en la habitación, apoyé mi mano en el pomo de la puerta para cerrarla, pero di un traspiés acabando de rodillas en el suelo. 

"Después tu padre, adentrándose en el juego para evadirse de vosotras". Gateé un par de metros hasta apoyarme en el armario. Conseguí ponerme de pie. 

-Para, por favor - supliqué. No había manera. 

"Si no le hubieras dicho a Carla que denunciara a su padre y que volviera a casa a por sus cosas, nada hubiera pasado." Me llevé las manos a la cara. Intenté tranquilizarme, contar hasta 10 como me habían enseñado y mantener la respiración. 

"Si no hubieras conocido a Marco no hubiera echado su pre-temporada a perder viniendo a verte, y tampoco se hubiera subido a ese dichoso barco". Había empezado a hiperventilar sin darme cuenta. Sabía que muchas cosas no eran verdad, pero yo no podía hacer nada para detenerlas. 

-¿Emma? - miré hacia la puerta para ver quién me había llamado, era la voz de Marco pero no conseguía distinguir su silueta con claridad. Dejé caerme por el armario hasta que noté el frío del suelo. - ¿Qué pasa, cariño?

Noté que se arrodillaba ante mí y ponía sus manos sobre las mías para que le mirara. "Marco está en el hospital". "Mamá está en el hospital". "Mamá a muerto". "Marco a muerto". 

-Haz que pare por favor - le supliqué a Marco mientras las lágrimas caían por mis mejillas. No entendía nada, lo sabía, lo pude ver en sus ojos, pero aún así me atrajo hacia su pecho y me abrazó. 

-Respira conmigo cariño, todo está bien - comenzó a acariciar mi pelo. 

-Lo siento tanto Marco - mis pensamientos se habían hecho conmigo misma, no era responsable ni de lo que estaba diciendo. 

Marco se movió conmigo, apoyando su espalda en el armario y apretándome más contra su pecho. 

-Todo está bien - me susurró de nuevo. - Nosotros estamos bien. 

-Acabarás saliendo herido por mi culpa - le advertí tratando de zafarme de él. - Tengo que irme, tengo que dejarte. 

Me apretó con más fuerza entre sus brazos. 

-Ey, tranquila, cariño. Respira conmigo - puso mi oído a la altura de su corazón. - ¿Escuchas mi corazón, verdad? - Asentí con la cabeza, mientras mi cuerpo comenzaba a temblar. - El tuyo tiene que ir al mismo ritmo que el mío. Vamos a intentarlo ¿vale?

Me habló con todo el cariño del mundo, manteniendo la calma, frenando mis temblores y ahuyentando mis miedos. Nos quedamos así durante una eternidad, tumbados en aquel suelo frío, entre las sombras que producía la luz exterior. A un cierto punto me pareció escuchar la voz de Carla, pero Marco dijo algo y no me enteré de más. 

Había centrado toda mi atención y mis sentidos en el corazón de Marco, había funcionado. Mi subconsciente se había callado y a mi me había dejado agotada. Fui cerrando los ojos poco a poco, sintiendo las caricias de Marco en mi pelo. 

-Estaré siempre contigo, cariño - no supe si era la voz de Marco en realidad, o un sueño. Comenzaba a distorsionar ambas cosas hasta que caí en un sueño profundo. 

.............

Abrí los ojos cuando el sol entraba en la habitación. Marco estaba tumbado a mi lado, con uno de sus brazos en mi cintura, me transmitía muchísima tranquilidad. Me quedé observándole un rato más, acariciando su brazo, desde sus dedos hasta el comienzo de su barba. Se movió sigilosamente, apretando los ojos y estirándose. 

-Buenos días - susurré antes de darle un beso.

-Cuanto echaba de menos amanecer así - acarició mi mejilla y me dio otro beso, suave, lento, cómo a mí me gustaban. - ¿Cómo estás? - preguntó preocupado. 

-Muchísimo mejor - apoyé la cabeza en la almohada y le miré. - Supiste reaccionar genial, no es nada fácil. 

Me miró detenidamente. 

-¿Qué fue lo que pasó? 

Suspiré antes de contestar. 

-Cuando murió mi madre estuve durante varios meses teniendo ataques de ansiedad, mi conciencia no dejaba de repetirme una y otra vez que la muerte de mi madre había sido por mi culpa - cerré los ojos durante un instante. - Empecé a ir al psicólogo y todo mejoró, me ayudó muchísimo, pero tuve que dejar de ir porque no podíamos permitírnoslo.

Marco cogió mi mano y la entrelazó con la suya. 

-Cuando ayer llamaron a tu hermano me asusté muchísimo, no sabía lo que había pasado y por un momento...tuve miedo de perderte. No podía dejar de recordar el momento en el que mi padre me llamó y me dijo que mi madre estaba en el hospital. Las voces de mi conciencia volvieron y creo que ha sido un aviso. Creo que debo volver al psicólogo. 

No sabía qué esperar ni cual sería la respuesta de Marco, sabía que no estaba loca y que esto es un problema muy común entre las personas, pero poca gente es capaz de exteriorizarlo. Ir al psicólogo no es malo. 

-Te voy a apoyar en todo lo que pueda ¿vale? Siempre, pase lo que pase, y si puedo hacer cualquier cosa lo haré, solo tienes que pedírmelo. - Acarició mi cara y dejé escapar una lágrima. No podía pedir nada más. - No estás sola en esto. 

No dije nada, ninguna palabra podía expresar lo que sentía en un momento así. Por lo tanto, lo único que pude hacer fue acercarme más a él y besarle. 

-Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. 

Decidimos quedarnos en la cama durante un par de horas más, abrazados, disfrutando de la tranquilidad de nuestro alrededor y hablando de nuestros planes de futuro.  

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora