«Amarse a sí mismo es el comienzo de un romance de por vida»
Un domingo por la mañana, Cris y Sarah estaban juntas tomando un café en la terraza de su bar favorito. Solían quedar en el mercado para hacer la compra juntas. Se paseaban de establecimiento en establecimiento, se amontonaba las bolsas con flores y alimentos frescos.
-No puedo quedarme mucho tiempo – dijo Sarah – Mi familia viene a casa a comer. Es cumpleaños de mi madre y le prometí a Santos que trataría de cocinar comida tailandesa, sin darme cuenta de que me estaba metiendo en una camisa de once varas.
Cristina sonrió mientras se deba tironcitos de la oreja: - ¿ya sabe tu madre que Patsy Pat se ha ido por fin?
Sarah puso los ojos en blanco: -Puede que Santos se lo haya dicho, no sé. Sin embargo, estoy preparada para sus horribles comentarios.
-Bueno, dejando eso de un lado. ¿qué más has estado haciendo últimamente? ¿Aún ves a Emily o ya has recuperado la cordura?
Sarah, exasperada, sacudió la cabeza y sonrió: - Sí, aún veo a Emily, y nuestra relación no podría venirme mejor. Es justo lo que necesitaba. – Tomó un cigarrillo y lo encendió.
Cristina suspiró y se pasó una mano por el cabello.
-Pues yo creo que es una lástima y me parece una estupidez que siendo una persona tan maravillosa estés perdiendo el tiempo con Emily. No creo que tengan tantas cosas en común. Por lo visto, únicamente se trata de sexo.
Sarah sonrió y asintió: -Sí, más o menos es eso, solo sexo. – Rió mientras Cristina fruncía el ceño con desaprobación – De verdad, Cris, Emily no es ningún monstruo; no te gusta porque crees que se acuesta con todo el mundo. Estás siendo demasiado crítica. – Se encogió de hombros -. Claro que no me gustaría descubrir que me estoy enamorando de ella; estoy segura que desaparecería en un abrir y cerrar de ojos – Sarah hizo una pausa para beber un sorbo de café – pero no hay ningún peligro de que suceda, por eso me conviene tanto. Ahora mismo no quiero implicarme emocionalmente con nadie. Me equivoqué tanto la última vez: mira lo que me pasó con Patsy Pat.
-No soy crítica al juzgar a Emily, sino exigente – dijo Cris -. No la soporto porque creo que utiliza a las mujeres. Y estoy segura de que ahí fuera, en alguna parte, existe una mujer con la que podrías pasar ratos muy agradables, que comparte tus intereses y que no tiene el cerebro en la entrepierna.
Sarah tenía la mirada perdida en el infinito y observó el reloj que llevaba en la muñeca.
-Bueno, hay una mujer que reúne estas características y que, de pronto, ha mostrado interés por mí; me tomó por sorpresa, te diré. Es inteligente, tiene talento y parece que tenemos muchos interese en común – Sarah volvió a mirar a Cristina que la contemplaba con la boca abierta.
-Bueno – dijo Cristina -, podrías habérmelo dicho. ¿Y cuáles son las malas noticias?
-Tiene veinticuatro años, doce años menor que yo. Esas son las malas noticias.
Cristina movió la cabeza con incredulidad y sonrió con malicia.
-¿y crees que eso es una mala noticia? Por el amor de Dios, debes de estar bromeando. ¿Quién es? – Cristian sabía quién era, pero deseaba que Sarah se lo confirmara.
-Helen Ebbot – admitió cabizbaja.
-¡BRAVO! – gritó entusiasmada Cristina - ¡A ver, cuéntame! ¿Qué ha hecho, nuestra enigmática Helen Ebbot, para enamorarte? ¿O seré que es: tu enigmática chica?

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Estigma
RomanceHelen Ebbot está a punto de entregar su corazón a una hermosa mujer, que pude ser su salvación... o perdición. Sarah Cortés parecía diferente, era increíblemente atractiva y es deliciosamente peligrosa. Cuando conoce a Helen, una mujer tranquila, pe...