Helen llegó a la casa de Sarah para pasar juntas el fin de semana, tal como habían planeado. Como Helen compartía vivienda con su hermana, preferían la intimidad de Sarah. Pasaron juntas un fin de semana relajado, leyendo, hablando, cocinando y haciendo el amor.
Durante la siguiente semana, pasaron juntas la mayor parte del tiempo. Helen se quedaba en la casa de Sarah con más frecuencia de lo que Sarah había planeado: Emily, su distracción y protección, aún estaba en el caribe.
Un jueves de diciembre por la noche después de cenar, cuando estaban cómodamente sentadas en el salón, la conversación derivó hacia las historias de vacaciones. De pronto, Helen tuvo una idea.
-Sarah, ¿por qué no nos vamos a pasear un fin de semana? El que viene – sugirió entusiasmada.
Durante los últimos cinco días, Sarah había tenido en cuenta hasta cierto punto los comentarios alentadores de sus amigas, pero cada vez estaba más preocupada por lo entrañable que se estaba volviendo todo con Helen. Como Emily no estaba, resultaba difícil encontrar una razón para no estar con Helen. La única noche en que insistió en que estuvieran separadas, la echo de menos y, de todos modos, se pasó la noche pensando en ella. Ahora, ¿irse juntas de fin de semana?
Entonces pensó por qué no, y contestó sonriente:
-¿A dónde te gustaría ir?
-Podemos ir a la playa. Me gusta recorre la carretera de Litoral y por la noche se puede oír el sonido de las olas rompiendo. – La voz de Helen se fue apagando.
Con el ceño fruncido, Sarah se levantó del sofá, salió al jardín y se quedó con la mirada clavada en la oscuridad. Helen la observaba.
-¿Qué ocurre? ¿Sarah?
Con gran esfuerzo, Sarah se giró e intentó parecer tranquila. -No pasa nada, que no me gustan las vacaciones en la playa, eso es todo – respondió con evasivas.
Helen sonrió:
-A todo el mundo le gusta la playa, es bonito estar allí, pasear por la arena a la puerta del sol y todo eso.
-Todo es salvaje, tú hablas del océano. La verdad es que yo preferiría ir a algún sitio en el campo.
Volvió a su sitio, en el sofá al lado de Helen, la rodeó con los brazos y la besó.
-Vayamos a Miramundo y nos quedamos en una pequeña cabaña. Ahora que empieza el verano será bonito disfrutar de aire fresco y frio del norte.
Helen estuvo de acuerdo: sonaba bien; así que hicieron sus planes para el fin de semana.
El sábado por la mañana, salieron temprano hacia los caminos que conducen al Pital, más o menos una dos horas y media. Estaba situada entre colinas, el hermoso valle y las alucinantes montañas.
El clima era frío era agradable. Escogieron una cabaña pequeña y dedicaron el día a pasear por el bosque y disfrutar del paisaje y el café. Aquella misma noche después de cenar, cuando estaban en la habitación en la que había una enorme cama, un fuego y copas de vino tinto, Helen le preguntó a Sarah por su extraña reacción ante la propuesta de ir a la playa.
-Actuaste de un modo raro y parecías muy alterada. – dijo Helen.
Sarah dudó un momento y sirvió más vino para las dos.
-En realidad, es que es una estupidez y a estas alturas ya debería haber encontrado un modo de resolverlo. – Helen guardaba silencio mientras Sarah echaba más leña al fuego y las dos observaron la leve neblina que descendía desde la cúspide. Sarah estaba arrodillada en el suelo, frente al hoguera y Helen estaba sentada en el borde de la cama. Sarah continuó -: me encantaba el mar, su agitación y al mismo la tranquilidad que representa. Me gustaba observar el atardecer y el silencio que lo acompañaba. Sin embargo, para mí, perdió todo el atractivo y fue remplazado por un miedo inmensurable. Ya no he podido volver ah apreciar esa belleza. – Sarah, pensativa, se detuvo y bebió un sorbo de su copa -. A veces, cuando estoy en casa y hay tormenta, no la soporto. La imagen sigue latente, y no creo que la pueda olvidar. No soporto si quiera ver una imagen de él. – Sarah inspiró profundamente -. Perdí a mi hermana Milena en el mar: se ahogó.
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Estigma
RomanceHelen Ebbot está a punto de entregar su corazón a una hermosa mujer, que pude ser su salvación... o perdición. Sarah Cortés parecía diferente, era increíblemente atractiva y es deliciosamente peligrosa. Cuando conoce a Helen, una mujer tranquila, pe...