Aries estaba sacando unos caballetes de repuesto en la sala Teatro, la cual estaba llena de los participantes de aquella área. Por suerte y gracia del señor, Leo no se encontraba allí y eso agradecía mentalmente Aries.
Los pocos encuentros que tenía con él se convertían en un infierno terrestre y era imposible describir cómo se sentía pero era algo incómodo y horrible; se sentía como si tu corazón ardía en llamas de fuego doloroso, como si todo tu mundo se fuera a destruir con solo ver esos ojos que alguna vez la miraban a ella con todo el amor que sentía.
-Aquí estás —dijo una vez que encontró el caballete que tanto había buscado.
Estuvo, literalmente, 45 minutos en busca de ese caballete extra que le habían dicho donde se encontraba. La verdad es que era un lugar muy extraño para guardar un caballete extra, debieron guardarlo allí ya que el almacén de la sala de Arte estaba repleta.
-Ahora el problema es llevarte... —susurró para si misma mientras oía las voces de los chicos que estaban ensayando.
El área de Teatro hoy tenía un ensayo muy especial debido a que les tocaba practicar con un profesional traído desde la mejor Academia de Teatro en Inglaterra. Bueno, en realidad todas las áreas tenían una práctica especial hoy, por eso las salas estaban rebalsando de tanta gente que entraba con entusiasmo y apuro.
Con cuidado la chica levantó el caballete que pesaba más que ella misma pero aún así siguió cargando ese caballete tan preciado para ella en este momento, en estos pocos minutos que iba a recorrer hasta su sala maldecia en su interior por todo el recorrido que estaba por hacer con un peso insoportable en sus brazos.
Tratando de no hacer mucho ruido y sin interrumpir esa práctica, salió por el pasillo estrecho entre las butacas y la pared, todo estaba en silencio debido a que dos personas estaban ensayando, o bueno... cuando el profesor no le gritaba a ambas personas por no tener el don del realismo.
-¡Así no es! ¡Dios mío...! —se lo escuchó por quinta vez en los minutos que Aries estaba cruzando ese pasillo con suelo aterciopelado. -¡Tendré que llamar a otros dos para demostrárselo!
Sin darle importancia la pelinegra siguió acarreando ese caballete maldito que le estaba haciendo la vida imposible en estos instantes. Pero lo que no sabía es que lo que en verdad le haría la vida imposible en este momento iba a ser ese profesor...
-¡Tú, la del caballete! —Aries giró su cabeza sin entender absolutamente nada, con un poco de temor se señaló tratando e que el caballete no se le cayera. —¡Si, tú! ¡Ven aquí!
Aries tragó gordo mientras dejaba en caballete asentado en la pared, también aterciopelada. No sabía que le iba a esperar sobre ese escenario pero lo único que sabía era que no podría hacer nada ya que le dolía bastante el tan solo estar en esa sala.
Con sus piernas temblando subió los escalones del escenario para que esos dos chicos bajaran un tanto nerviosos y muy miedosos por lo que el profesor le diga en un futuro.
-¿Si...? —el profesor la observó detenidamente y abrió los ojos al ver de quién se trataba. Aries Leduc... un diamante muy antiguo en este mundo del espectáculo; pero lastimosamente cuando su carta de beca estaba por ser enviada ella ya había sido acaparada por la academia de Arte.
Aries se dió cuenta que la había reconocido ya que su sonrisa lo decía todo, pero por suerte se quedó callado y le señaló donde se debía quedar parada hasta que le consiga un compañero.
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TALENTOS ZODIACALES [TSZ] [#2 BSZ]
Teen FictionSegunda Parte de la historia "INSTITUTO ZODIACAL" Es necesario leer la primera parte para entender esta. ---------------------------- Pasó tiempo desde que ambos bandos se vieron, tanto como los chicos y las chicas se separaron tomando caminos difer...