Capítulo 20- Nuevos corazones •6•

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Virgo se encontraba caminando hacia la sala de música, por suerte no andaba llena como las demás salas.

Y eso era lo mejor de todo. Estar a solas con todos esos instrumentos la llenaba de tranquilidad y paz, claro, si aquél castaño no se aparecía en su mente.

Ese chico era una plaga en su cabeza, siempre se encontraba en todos los recuerdos que ella almacenaba, ¿Por qué era tan difícil olvidar a alguien?

Tal vez por el dolor que sentía al saber que él nunca creyó en ella, además de que en esos tiempos sus hormonas debieron estar tan alborotadas que confundió atracción con amor.

Si que era una niñita estúpida.

A medida que iba llegando a la sala, su oído comenzó a captar una melodía hermosa, alguien tocaba el piano con mucha delicadeza y al mismo tiempo dolor y melancolía.

Cuando llegó, vió la puerta de madera cerrada, y siguió escuchando la canción del piano. Con cuidado abrió la puerta tratando de que está no rechinara y vió a su pianista misterioso.

Miles de pinchazos se produjeron en su corazón, con cada latido sentía el dolor. ¡¿Por qué rayos siempre debía estar donde ella?! ¡¿Acaso era una maldita maldición?!

Pero aún así... Con todo ese dolor, siguió admirandolo... admirando al chico que había roto su corazón al no confiar en su propia novia.

Aunque no lo aceptara, en su interior sabía muy bien que las hormonas nunca actuaron en la relación que sostuvo con Géminis, y eso... eso la estaba volviendo loca.

Estos años se había repetido que había sido una confusión adolescente, que todo lo que había ocurrido en el pasado fue un error de la pubertad y que nunca debería pasar de nuevo.

Con sus manos temblando abrió la puerta con seguridad, tratando de demostrarle que ella ya había pasado por el dolor con él, y nunca caería con la misma piedra.

Claro, si tu ex entra sin ningún problema a la misma sala donde estás tú, demostraría que ya lo supéraste. Aunque... no lo hayas hecho.

Géminis dejó de tocar el piano y dirigió su mirada hacia la chica que cruzaba la sala. Sabía muy bien que se estaba esforzando para no correr hasta la puerta, ya que la conocía como a la palma de su mano.

Virgo nunca tocaba sus aretes a menos de que esté intranquila o nerviosa, además de que sus pasos eran torpes, o bueno ella siempre era demasiado torpe con sus pasos, pero esta vez... no era por ser así.

Era muy fácil leerla.

Aunque en realidad, Géminis y sus amigas eran las únicas que podían ver todo en lo que ella pensaba y todas las acciones que iba a hacer.

-Buenos días... —le dijo a Géminis quien parecía un tanto sorprendido ante las palabras de la castaña.

-Buenos días —sin poder evitarlo giró para ver a la chica de espaldas sacando partituras para lo que suponía que era para la guitarra que descansaba a su lado.

Hace tanto tiempo que no la veía con tanta atención...

Su cabello aún parecía bastante suave, y a diferencia de hace 4 años lo había dejado crecer. Eso lo inquietó un poco ya que a ella nunca le había gustado el cabello largo pero tal vez había cambiado tanto que Géminis ya no podía saber sus gustos a la perfección.

Su estatura seguía igual, 1;67... una estatura perfecta para abrazarla y sentir su respiración en el pecho, y poder apreciar el perfume de uva que ella solía usar.

Sus gustos de la ropa no habían cambiado en absoluto, siempre recordaba que usaba vestidos hasta arriba de la rodilla, jeans azúl desgastado y roto, camisas o blusas de colores claros y tenues, shorts que hacía que sus piernas sean aún más perfectas.

TALENTOS ZODIACALES [TSZ] [#2 BSZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora