Mi pequeña héroe (SUPERCORP)

Chocolate Especial

—Por favor Sami, yo quiero de chocolate especial y ese chocolate solo esta en ese parque.

—Lena, es lo mismo todos los chocolates son los mismos.

Samantha Luthor, tenia veintidós años tez blanca, cabello castaño, ojos cafés, Lena Luthor siete años, tez blanca, cabello castaño oscuro, ojos verdes. Hijas de Lionel Luthor y Lilian Luthor, empresarios dedicados a la industria de la comunicación.

—¡Mentira!

—Eres imposible. —gruñó Samantha.

—¿Eso quiere decir que me llevarás? —canturreó la niña aplaudiendo.

—Andando. —contesto rodando los ojos.

La Niña sonrió y subió al auto de su hermana. Lo había logrado celebró orgullosa.

—Te vigilaré desde aquí enana. —dijo Samantha al llegar al parque.

—Un día dejare de ser enana. —dijo la pequeña sacándole la lengua, Samantha sonrió, mientras la veía alejarse, se sentó en una banca y sacó un libro. Lena corrió hacia el carrito de helados que se aparcaba todos los días cerca de un gran lago. —¡hola amigo! —saludó la pequeña con entusiasmo.

—Hola nena. —contesto un hombre de edad avanzada sonriendo.

—¿Le has visto? —cuestionó la niña en un susurro.

—Sí, dijo que te esperaría ahí. —el hombre señaló un jardín, en el cual había un pequeño matorral de flores.

—¡Genial! Me puede dar dos helados de chocolate especial por favor. —dijo sonriente.

—Salen dos helados especiales. —sonrió. —aquí tienes pequeña. —La niña le tendió un billete le agradeció y sonriente se encaminó hacia el jardín.

En cuanto estuvo cerca puso sus manos atrás escondiendo así los helados, con ayuda de sus pies se abrió paso, el matorral era como una casita.

—Un helado por saber lo que piensas. —dijo la pequeña al entrar.

—¡Lena, llegaste!

—Hola, Kara. —saludó la pequeña con su sonrisa habitual. La pequeña estaba sentada en el pasto con los pies cruzados.

Kara Danvers edad siete años. Tez blanca, cabello rubio, ojos azules.

—Creo que tengo que discúlpame. —dijo la pequeña Kara bajando nuevamente la cabeza.

—¿Por? —cuestionó Lena inclinando la cabeza a un lado.

—Te había comprado un helado, de chocolate especial, pero am. —bajo el rostro y se entretuvo con el césped. —se estaba derritiendo en mi mano, entonces comencé a comer un poco para que no siguiera cayendo, pero estaba muy rico y... —detuvo su explicación y resopló. —lo siento, se que es tu favorito. —concluyó acomodando sus lentes.

—No tengo nada que disculparte, Kara. —contesto la pequeña, con una sonrisa se inclinó para quedar hincada frente a Kara. —toma, yo también pensé en ti. —dijo sacando ambos helados de su escondite, le dio uno a Kara y el otro lo llevo a sus labios. La sonrisa de la pequeña no podía ser más grande.

—¡Gracias, eres genial! —dijo llevándose el helado a la boca. Ambas comieron el helado encantadas, de vez en cuando se veían y sonreían. —entonces te debo mis pensamientos. ¿Cierto? —cuestionó Kara después de un rato.