¨Quiero a Kara¨

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—Yo... yo qui... quiero a mi hermana.

—Lo sé pequeña, pronto la podrás ver.

—Yo... Al... él me engaño.

Habían pasado unos días desde que Kara estaba con su padre, días en los que no paraba de llorar, no quería comer, no quería nada más que ver a su hermana. Su padre en reiteradas ocasiones había perdido la cabeza con la pequeña. Lo único que ayudaba a Kara cuando el hombre se enojaba, era Dalia, la esposa de su padre. La mujer se había portado realmente bien con la niña, no le importaba que al salir de la habitación su esposo la recibiera con un par de bofetadas por imponerse ante él.

—Las personas muchas veces mienten cielo, siento que él lo haya hecho contigo.

—Pe... pero es mi... —Kara bajo el rostro, no entendía nada, ella había confiado en lo que su padre le había dicho. ¿Por qué mentirle? ¿Por qué separarla de su hermana? —Lena se... quedo llorando cu... cuando me fui, ella... ella debe estar mu... muy triste.

—¿Quién es Lena? —el rostro de la pequeña pareció iluminarse, al menos por un momento.

—Es... ella es mi amiga. —contesto sorbiendo su nariz. —quiero irme. —susurro volviendo a llorar.

—Lo sé cielo, lo sé.

                             ____________

—Hable con el abogado, él dice que necesita más tiempo para ver si puede encontrar algo que demuestre que tu pa...

—Sam.

—Lo siento. —Alex ya le había dicho a a su amiga y a las personas a su alrededor que ese hombre, no era su padre, al menos ella no lo veía así. —solo necesita tiempo Alex.

—Tiempo que Kara pasara con ese loco.—exclamo Alex con rabia. —lo siento Sam, estoy tan asustada por mi hermana que...

—No te preocupes, entiendo perfectamente.—comento la chica sonriendo.

—No sé que haría sin tu apoyo en este momento. —Alex tomo las manos de Samantha y la observo con ternura.

—No tienes nada que agradecer, de ahora en adelante no están solas. —alex sonrió.

Sin siquiera ser consientes de sus actos, ambas chicas comenzaron acercarse hasta quedar a centímetros, la intensidad con la que se veían, hacia que sus cuerpos temblaran. Samantha no podía moverse, Alex tampoco, o simplemente ninguna quería hacerlo. Basto un movimiento para que sus labios se rozaran. ¿Fue Samantha, fue Alex quién lo dio? Ninguna sabe, ambas se perdieron en los labios de la otra.

—Yo...

—Sami. —llamo Lilian golpeando ligeramente la puerta de la habitación. Ambas se alejaron con una sonrisa nerviosa en los labios.

—Pasa mamá.

—Permiso. —entró sonriéndole. —Alex, cariño. El abogado esta aquí.

—Gracias seño... —Alex sonrió y negó con la cabeza al ver la mirada de la mujer. —Lilian, gracias.

—Vamos. —dijo Samantha encaminándose a la puerta.

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—Mi amor, tienes que comer.

—No tengo hambre. —contesto Lena sin mirar a su madre.

—Entiendo que toda esta situación sea difícil, pero necesitas...

—Quiero a Kara. —interrumpió la pequeña cruzándose de brazos. —ella debe estar muy nerviosa, seguramente me necesita, siempre se calmaba jugando con mis manos. Ella no... él es un hombre malo mami. —exclamo la niña llorando. La mujer la abrazo sintiéndose muy mal al ver a su pequeña en ese estado.

—¿Puedo pasar?

—Claro Alex, pasa. —contesto la mujer sonriendo.

—Sam me dijo que alguien no ha querido comer, ni ir a la escuela ni...

—Ni bañarme, ni jugar. —interrumpió Lena.—yo solo quiero ver a Kara.

—Entiendo que estés triste pequeña, yo también lo estoy. Pero te tengo una sorpresa. —contesto Alex acariciando el rostro de Lena.

—No quiero sorpresas. —contesto la pequeña con tristeza. —quiero a...

—Hola Le. —saludo una tímida Kara desde la puerta. La pequeña rubia jugaba con sus manitas y se balanceaba sobre sus pies. El rostro de Lena no podía mostrar más felicidad, su sonrisa apareció logrando que el semblante pálido y triste que la acompañaba segundos antes, desapareciera. Se tallo sus pequeños ojitos con los puños de sus manos y volvió a mirar hacia la puerta. Al darse cuenta que era real, que Kara estaba parada en la puerta de su habitación. Lena se levanto de un gran salto y corrió hasta su pequeña amiga. Kara la recibió con los brazos abiertos fundiéndose en un abrazos tan necesitado para las dos.

—¡Kara! ¡Kara! ¡Estas aquí, lo estas! —intentaban abarcar todo lo que sus pequeños brazos les permitieran Alex y Lilian no pudieron evitar las lagrimas ante la interacción de las niñas.

—Al... ella, te extrañe Le. —susurro la pequeña sin deshacer el abrazo.

—Yo a ti.

—¿Qué les parece si ahora sí salimos al jardín? —inquirió Lilian. Las pequeñas sin dejar de mirarse asintieron.

Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora