Miedo

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—Calma cariño, calma.

—N-no... no puedo Sami, yo...

—Lo sé. —susurró Samantha abrazando a su hermana, le dolía verla tan mal, ella mejor que nadie sabía lo que estaba pasando Lena, sabía lo mucho que dolía reencontrarte con la persona que tanto significó. —necesitas calmarte, no te dire que la escuches pero...

—No, no lo harás. —Lena se limpio el rostro, se levantó de la cama donde estaba con su hermana y camino hasta la ventana.

—No, pero Julie tal vez tiene razón en algo.

—¿Qué? —Lena giró con los brazos cruzados.

—No estaremos tranquilas si no lo hacemos.

—¿Tú escucharas a Alex? —Samantha suspiro, se levantó de la cama y camino hasta su hermana.

—No lo sé enana. —contestó acariciando el rostro de Lena. —lo único que sé es que no quiero seguir con esta incertidumbre.

—¿Qué pudo haber sido tan fuerte como para que ellas tomaran esa decisión?

—Lo vez. —contestó Samantha.

—Tengo miedo. —dijo Lena después de un rato en silencio. Samantha la observo con intriga. —¿Y si sus razones no son suficientes para perdonarla? No quiero vivir con eso, no quiero sentirme una basura por no poder perdonarla. —Samantha sonrió y abrazó a su hermana.

—Tienes el corazón más grande y maravilloso. —deshizo el abrazo y tomó el rostro de su hermana. —que tengas ese temor dice mucho de ti, aunque no negaré que es gracioso que lo pienses.

—¿Qué tiene de gracioso? —Lena volvió a cruzar los brazos formando un puchero.

—Tú jamás serás una basura enana. —dijo Samantha alborotando el cabello de su hermana.

—¡Sami! —gritó Lena acomodando su cabello.

—Decidas lo que decidas, se que encontrarás la manera para perdonarla. —Samantha dejó un beso en la frente de Lena. —te amo enana, solo pensemos un poco con la cabeza fría. ¿Sí? —Lena suspiro y duras penas asintió. —¿tú no me amas? —cuestionó caminando hacia la puerta. Sonrió cuando Lena no dijo nada y encogió los hombros.

—¡Te amo! —gritó Lena cuando Samantha daba la vuelta en el pasillo, la hermana mayor sonrió encantada.
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—Hola, gracias por venir.

—Hola Kara, no tienes nada que agradecer. ¿Cómo has estado?

—He estado mejor.

—¿Tan así es la cosa?

—¿No has hablado con Lena?

—No la he visto.

—Viven juntas, Imra.

—¿Qué pasa, Kara?

—Me odia Im, ella me odia.

—No creo que te odie. —contesto Imra acariciando la mano de Kara. —como podrías asegurar eso si hace mucho no sabe de ti. ¿no es así? —Kara suspiro bajando el rostro. La rubia le relató su primer encuentro con Lena, en el que al principio no la reconoció, su segundo encuentro donde lo hizo y la confrontó.

—Lo sé. —dijo Imra cuando Kara guardo silencio.

—Espera. ¿Cómo..? Ella te lo dijo.

—Tú lo dijiste Kara, vivo con ella. Sí, ella me lo dijo.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Tú me pediste que no dijera que tú y yo manteníamos contacto, les he mentido a dos de mis mejores amigas sobre tu paradero. —Kara bajo el rostro asintiendo. —creo que era justo que no te hablara sobre Lena.

—Tienes razón, lo siento. —Imra volvió a tomar la mano de Kara.

—Me mantuve callada porque era lo mejor. —Imra sonrió. —tú también eres mi amiga, no tengo nada que disculparte Kara, no iba a dejar de apoyarte, me necesitabas.

—Gracias por eso. Sé que ha sido duro, pedirte eso tal vez fue egoísta pero...

—Tranquila, ahora dime. ¿Por qué no le dijiste a Lena desde la primera vez que la viste, que eras tú?

—La verdad es que no lo sé. —Kara se recargo en la silla y comenzó a jugar con la cuchara en su café. —entre en pánico, no supe cómo reaccionar.

—Tú mejor que nadie conoce a Lena.

—Después de tanto tiempo, ya no lo sé. —Imra sonrió.

—Ella sigue siendo ese dulce en vuelto en una cáscara de limón. —Kara soltó una pequeña risa. —solo tú podías quitar esa cáscara.

—Tal vez, cuando me amaba. —susurro con tristeza.

—¿Aún la amas? —hace mucho que nadie le hacía esa pregunta, tenía tanto miedo a ella, porque sabía la respuesta y aquello haría las cosas más difíciles. Kara no contesto. —ya veo. —Imra volvió a inclinarse en la mesa, puso su mano en ella incitando a Kara para que la tomara. —necesitas darle tiempo, no será fácil. Pero estoy segura que ella te escuchará.

—Tengo miedo. ¿Y sí no lo hace?

—Entonces haremos que lo haga. —Kara sonrió presionando la mano de su amiga.
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—Hola papá, mamá. ¿Qué hacen aquí? —Samantha sonrió a sus padres, dejó sus llaves y se quitó la chaqueta colgándola en el perchero. Sus padres estaban en la terraza.

—Pensé que al darnos esa llave, podíamos visitarte cuando quisiéramos. —Samantha camino hasta ellos sonriendo.

—Sabes que sí papito. —en cuanto salió por completo su sonrisa se borró. —¿Qué haces aquí? —Alex estaba de pie al lado de Lillian.

—Sami hija...

—No mamá. —Samantha entró nuevamente a la sala dejando a sus padres y a Alex en la terraza.

—Necesitas escucharla. —dijo Lionel siguiendo a su hija.

—Eso es jugar tan bajo. —escupió Samantha mirando a Alex.

—No se los pedí yo. —contesto la chica con tristeza.

—Así es, ella ni siquiera sabía que veníamos hasta que estuvimos fuera del edificio. —comentó Lionel acercándose a su hija, la tomó de los brazos y le sonrió. —escúchala, te arrepentirás si no lo haces. —Samantha miró a su padre, después a Alex y suspiro.

—Bien. —Alex no pudo evitar sonreír al escucharla, aunque su sonrisa no duró mucho. Samantha pasó a su lado sin mirarla.

—Estaremos cerca. —dijo Lillian al verlas salir a la terraza. —espero tus hijas tengas menos de Luthor en estos momento. —el hombre sonrió abrazando a su esposa.

Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora