Eres tú

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—¿Qué te traes tú con esa bufanda? —cuestiono Imra viendo a Lena con la prenda en las manos.

—Nada, es solo que. —Lena guardo silencio oliendo nuevamente la bufanda.

—No alcanzaste a su dueña, ya está.

—El aroma me es bastante familiar.

—¿Qué aroma? —cuestionó Pisi entrando a la sala.

—El de esa dichosa bufanda. —contesto Imra girando los ojos. —no sé qué le ve.

—No la molestes. —dijo Pisi tomando la taza que Imra le tendió. —si quieres podemos ir a la cafetería, a ver si la encontramos.

—Ja, ni siquiera vio a la chica. —contesto Imra. —solo sabe qué es rubia y huele a... ¿Qué dijiste que era?

—Lavanda. —contesto Lena, se puso de pie y corrió a su habitación.

—Está loca. —dijo Imra girando los ojos.

—Huele a esto. —comentó entrando nuevamente a la sala, en sus manos llevaba un pequeño frasco morado. —hace mucho no lo uso, pero estoy segura que es el mismo. —Imra tomó el perfume y entendió porque el semblante desencajado de su amiga.

—Es el que te dio...

—Sí. —contestó antes de que Imra dijera aquel nombre.

—Dame la bufanda. —Imra la llevo hasta su nariz y asintió. —sí, es el mismo.

—Pues vaya coincidencia. —comentó Pisi tomando el perfume. Lena tomo la bufanda.

—Lo es. —concordó sonriendo de medio lado.

—Bueno, dejemos esto. —comentó Imra al ver a su amiga tan pensativa. —desayunemos y más tarde vamos al café, a ver si encuentras a la chica misteriosa. —Lena y Pisi asintieron, Lena coloco la bufanda en el sofá y dándole un ultimo vistazo, siguió a sus amigas a la cocina.
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—La perdiste, nada puedes hacer.

—Es mi bufanda favorita. —se quejó Kara dejándose caer en el sofá junto a su amiga.

—Ni modo, cómprate otra. —contesto Leslie sin despegar la mirada del televisor.

—No sé cómo puedes aguantar tanto frente al televisor. —dijo Kara girando los ojos.

—¡No! ¿Qué haces? ¡Me van a matar! —exclamó la chica intentando evadir la silueta de su amiga.

—Estás insoportable, saldré un rato a caminar. —Leslie no dijo nada, Kara tomo un cojín y se lo arrojo a su amiga.

—¡Te voy a matar! —escuchó Kara desde la puerta, sonrió y encantada con su cometido, salió del departamento.

—No he visto a ninguna chica rubia y ya no puedo tomar más café. —dijo Pisi sobando su estomago.

—Pueden irse sí quieren, yo me quedaré un poco más.

—¿Estás segura? —cuestiono Imra.

—Claro, leeré un poco y más tarde vuelvo al departamento. —sus amigas accedieron, se despidieron de ella y salieron del lugar. Lena decidió entretenerse un poco leyendo. No fue cociente de cuánto hasta qué la chica que la atendía se acercó para ofrecerle algo más. —vaya, es tarde.

—Casi lo terminas. ¿No? —comentó la chica viendo el libro.

—Sí, parece que sí. —contesto Lena sonriendo. —me traes la cuenta por favor.

—Claro. —Lena observo el lugar y se reprendió por haberse distraído, siempre que leía lo hacía, tal vez aquella chica había entrado y ella no se había dado cuenta. Pago, tomó sus cosas y se dispuso a salir.

—¡Oh! Disculpa. —dijo una chica al toparse con Lena, la morena sonrió y se inclinó con ella para ayudarla a levantar unas hojas que se le habían caído.

—No te preocupes, fue mi... espera, ese aroma. ¡Eres tú! —exclamo Lena al verla, ella estaba segura que era la rubia a quien buscaba. El rostro de la chica le pareció familiar, bastante a decir verdad, pero no entendía porque o de dónde. —¿Estas bien? —frunció el ceño en cuanto vio lo pálida que se había puesto. —oye.

—Yo, no...

—Ven, siéntate. —Lena intento tomarla del brazo, pero la chica se apartó. —traeré un poco de agua. —dijo caminando hacia la barra.

—No, no, no. —susurraba la rubia una y otra vez. —no puede ser, no puede ser ella.

—Toma, te ayudará. —dijo Lena dandole el vaso. —¿Mejor? —la rubia no contesto. —soy Lena. —estiró su mano al ver que la chica la miraba sin decir nada. —debes tener un nombre. —sonrió.

—Yo... s-soy... La...Lara. —Kara maldijo internamente lo nerviosa que estaba. Pero no era para menos, estaba frente a Lena, frente a la persona que amo con locura. Al parecer la morena no la había reconocido y por alguna tonta razón eso la tranquilizó un poco. —tú...  h-hace un ra...rato. ¡Dios! Lo siento. —bajo el rostro intentando calmarse.

—No hay problema. —contesto Lena, el tartamudeo de aquella chica la llevo años atrás, años donde ella era inmensamente feliz, sacudió la cabeza y sonrió.

—Dijiste que era yo. —comentó Kara después de pensar bien las palabras.

—¡Oh, cierto! —exclamó Lena buscando en su bolso. —creo que esto es tuyo. —dijo sacando la bufanda.

—Vaya, la daba por perdida. —comentó tomando la prenda.

—La dejaste ayer aquí, en aquella silla. —señaló la mesa dónde estuvo sentada minutos antes. —te seguí para dártela, pero no te alcancé.

—Pues muchas gracias.

—Por nada. ¿Estás mejor, quieres que te lleve algún lado?

—Oh, no, no, estoy bien. Vivo cerca. —contesto la rubia intentando sonreír.

—Bien, creo que me voy. —dijo volviendo a estirar la mano, esta vez Kara sí la tomó, experimentando un sin fin de sensaciones, algo que no solo ella sintió, Lena frunció el ceño mirando las manos entrelazadas y por algún motivo aquella sensación no le agrado. Ella solo había sentido algo parecido con una persona y aunque había pasado tiempo, no necesitaba aquella sensación nuevamente.

Con más brusquedad de la que hubiera querido, soltó la mano de Kara.

—No habías venido antes. ¿Cierto? —inquirió Kara intentando alargar el encuentro. —te habría visto.

—No, una amiga quiso traernos para probar el café.

—Es muy rico. —comentó la rubia.

—Lo es, parece que tú sí vienes mucho por aquí.

—Es como mi segunda casa. —contesto Kara sonriendo. Lena le devolvió la sonrisa.

—Bueno, tal vez nos volvamos a ver.

—Claro.

—Bueno, me voy.

—Hasta pronto. —contesto la rubia moviendo su mano en el aire, Lena hizo el mismo gesto antes de salir de la cafetería. —Lena. —susurró Kara con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.
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Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora