Cita

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—Deja de verme así.

—¿Así cómo?

—Le. —Lena tenía una mano bajo su mentón y veía con una tierna sonrisa a Kara, quien bajo el rostro y comenzó a jugar con un mechón de su cabello.

—Me gusta cuando haces eso. —susurro Lena sonriendo. Kara la observo y no pudo evitar morderse el labio. —eso también, lo haces siempre que estás nerviosa.

—No estoy nerviosa. —Lena asintió, tomó la mano de Kara y la beso.

—¿Lista? —Kara suspiro afirmando con la cabeza, la morena bajo del auto, lo rodeó y abrió la puerta del copiloto. —me permite señorita. —las atenciones de Lena, solo lograban que el corazón de Kara, latiera con más fuerza, que sintiera con más intensidad eso que desde pequeña había sentido. Todo un zoológico en el estómago.

Lena había reservado una pequeña parte del restaurante favorito de Kara, el lugar estaba lleno de velas y flores blancas. Antes de entrar Lena le coloco a Kara su mascada, la tomó de la mano y la guió hasta la entrada. Al estar ahí, apartó la mascada, la expresión de la rubia fue lo que Lena esperaba ver, su sonrisa fue su mejor recompensa. Kara quedó maravillada al ver el camino de pétalos blancos, a los costados, velas adornaban el paso. Lena tomo la mano de Kara y la entrelazó con su brazo.

—Todo es hermoso.

—No más que tú.

—¿Tienes como cometido que todo el tiempo esté sonrojada? —cuestionó Kara sonriendo.

—Sí, no me molesta que lo estés.

Kara había llegado a la conclusión, que en lo que faltaba de la cita, no dejaría de sorprenderse, Lena era una caja de sorpresas. Entre la cena se enteró que el restaurante ya estaba reservado por los próximos tres meses, entonces Lena no descansó hasta que volvió loco al dueño y accedió a reservarle una gran parte para su gran cita con Kara. En ese momento entendió porque estaban solas.

—Pobre hombre. —comentó Kara entre risas.

—No me habría tenido afuera de su casa con pancartas, si hubiera accedido a la primera.

—¡Por Dios! —exclamó Kara cubriendo su rostro. —pero no tienes que volver loco a nadie, contigo cualquier lugar es maravilloso. —fue el turno de Lena en sonrojarse.

—¿Me concede esta pieza señorita? —cuestionó Lena al escuchar el comienzo de la canción que había pedido, Kara asintió encantada. Lena coloco las manos de Kara al rededor de su cuello y después con suma ternura rodeó la cintura de la rubia. No hicieron falta palabras, sus ojos les decían todo, sus cuerpos se movían al compás y las sonrisas que se escapaban de sus labios, les confirmaban que estaban en el lugar indicado. Al término de la canción, Kara dejó un beso en la mejilla de Lena.

Ni las risas ni las caricias hicieron falta, en cada oportunidad, Lena acariciaba el rostro de Kara logrando los sonrojos de la rubia, Kara no perdía oportunidad de hacer lo mismo, las miradas cómplices y tiernas complementaban el momento.

—K. —Lena tomo la mano de Kara entre las suyas, dejó un tierno beso y le sonrió. —cuando éramos niñas, tú decías que yo era tu pequeña héroe. ¿Lo recuerdas? —la rubia soltó una pequeña risa asintiendo.

—Claro que lo recuerdo, aún lo eres Le. Siempre serás mi héroe. —Lena volvió a besar la manos de Kara, tomó un mechón de su cabello y lo pasó detrás de su oído.

—Siempre quiero cuidar de ti K, quiero que siempre te sientas segura conmigo.

—Eres con quién más segura me siento Le. —contestó Kara acariciando la mejilla de Lena con su mano libre.

—Necesito que me perdones.

—Le...

—Shhh. —susurró Lena colocando un dedo en los labios de Kara. —deje que mi miedo fuera más grande que lo que siento por ti, de alguna manera te lastime.

—Ahora reaccionaste, no tengo nada que perdonarte. —susurró Kara besando las manos de Lena. —entiendo que tuvieras miedo, yo lo tuve, pero ahora podemos trabajar en eso juntas. Como lo hemos hecho hasta ahora. —Lena asintió acercando su rostro al de Kara. suspiro y se apartó de la rubia.

—Necesito mostrarte algo más. —Kara asintió encantada. Al salir del restaurante, Lena pasó su brazo por los hombros de Kara atrayéndola más cerca. Dejó un beso en su cabeza y camino a su lado.

—¿Qué hacemos aquí? —cuestionó Kara al bajar del auto.

—No seas impaciente. —contestó Lena sonriendo, tomo la mano de Kara y corrió por el lugar. Antes de llegar a la sorpresa. Lena detuvo a Kara y coloco sus manos en sus ojos. Camino detrás de ella fascinada con las risitas que se le escapaban a Kara. —listo, puedes abrirlos. —dijo retirando las manos de sus ojos. La rubia se llevó ambas manos a la boca al ver el lugar, era aquel matorral de flores dónde ellas jugaban de niñas. Solo que en ese momento lo adornaban infinidad de luces blancas.

—Le... e-esto es maravilloso. —susurro Kara abrazando a la morena. Quien encantada la recibió en brazos.

—Ven. —Lena tomo la mano de Kara y encogiéndose a la altura del matorral, entraron. —creo que ya es demasiado pequeño para nosotras. —comentó Lena riendo al ver que aún estando sentadas, llegaban casi al tope del matorral.

—Bueno, creo que por fin le encontré una ventaja a mi estatura. —contestó Kara mostrando que ella cabía mejor. Lena era visiblemente más alta que ella.

—Yo le encontré la ventaja a tu estatura hace mucho. —susurro Lena arqueando una ceja.

—No seas pervertida. —dijo Kara golpeando ligeramente el brazo de la chica.

—Me refería al abrazarte. —contestó Lena riendo. —cuando paso mi brazo por tus hombros, encaja perfecto. —Kara arqueo una ceja negando con la cabeza.

—Sí, claro. —Lena mordió su labio, encogiendo los hombros.

Entre risas recordaron las aventuras que compartieron en aquel matorral. Después de un rato en silencio, Lena tomo las manos de Kara.

—Te traje aquí porque este lugar es especial para ambas. —comentó Lena. —y quiero que lo siga siendo. —Kara asintió embelesada, simplemente ella nunca se cansaría de admirar la belleza de Lena. —aquí, en nuestro pequeño lugar quiero preguntarte algo.

—Dime.
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🥰😊🤭

Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora