Adios

2.1K 276 20
                                    

—¡Sami, Mamá!

—¿Qué pasa cariño, por qué los gritos? —cuestiono Lillian saliendo de la cocina.

—¡Kara, se ha ido!

—¿De qué hablas enana? —pregunto Samantha desde las escaleras.

—No están, fui a su casa y unos vecinos me han dicho que se han ido, salieron con unas maletas. —explicó Lena con la voz temblorosa. —no pude entrar, tú tienes llaves ¿cierto mami? —Lillian cerró los ojos sabiendo de que iba todo. —¡Mamá!

—Sí hija, ahora las traigo. —el rostro de Samantha palideció, tomó su celular y de prisa buscó el número que necesitaba.

—Es inútil. —dijo Lena observando a su hermana. —les he llamado y ninguno de los celulares funciona.

—¿Por qué se irían sin decir nada? Algo tuvo que haber pasado. —comentó Samantha caminando de un lado al otro. —Kara tuvo que haberte dicho algo.

—No, hacía días que estaba rara, no habíamos hablado mucho. —contestó Lena con tristeza.

—Alex también estaba rara.

—Aquí las tengo. —dijo Lillian bajando por las escaleras. Las tres salieron a toda prisa, Lena sentía que el corazón le iba a estallar, sus manos sudaban frío y cuerpo temblaba.

—¿A dónde van? —cuestionó Lionel al bajar de su auto.

—A casa de Alex y Kara. —contestó Lillian. —parece que...

—Se han ido. —interrumpió el hombre. —lo sé.

—¿De qué estás hablando papá? —cuestionó Samantha.

—Me han dejado esto en la oficina, una carta para cada uno, no explican nada, solo que tenían que marcharse. —Lena tomo la carta que le pertenecía y corrió a su habitación, se encerró y con lágrimas en los ojos comenzó a leerla.

Hola Le, para cuando esto llegue a tus manos yo ya estaré lejos de ti, perdóname por favor, no me odies, sé que ahora mismo estoy rompiéndote el corazón, al igual que el mío, pero era necesario, necesitaba alejarme de todo, espero algún día poder explicarte mis acciones, gracias por todo, por aparecer aquel día en el parque y ser mi amiga, por volverte mi cómplice, por cuidarme de todo y todos, ahora es tiempo de devolverte algo de lo que has hecho por mi. Te pido que por el amor que me tienes no me busques, sigue con tu vida, que yo haré lo mismo, pero esta vez sin ti. Gracias mi pequeña héroe, te amare siempre. Adiós mi amor.

Lena apretó la carta contra su pecho y lloró desconsolada. Aquello tenía que ser una maldita broma, Kara no podía haberla dejado así sin más.

Por otro lado Samantha experimentaba el mismo dolor, la carta de Alex no le decía nada, solo que necesitaba alejarse de todo, que la amaba y que la perdonara por irse así.

—Tú sabes dónde están.

—Cariño, no podía decirte nada. Alex me lo pidió.

—Lionel, quedamos que no se...

—Lo sé, quedamos en que no se irían, pero después de accidente de Pisi, ellas...

—Espera. ¿Qué tiene que ver el accidente?

—Fue ese maldito quien atropelló a Pisi. —explicó el hombre. Lillian sorprendida se llevó las manos a la boca. —Kara lo vio, ellas tenían miedo que cualquiera de nosotros fuera el siguiente, intente persuadir a Alex de no irse, pero no pude.

—Pobres de mis niñas. —susurró la mujer llorando.

—Ellas estarán bien. —comentó el hombre abrazando a su esposa. —mande que las vigilaran, ellas no lo saben, pero las cuidarán.

—Gracias amor.

—No tienes que agradecer, son nuestras ¿No? —Lillian sonrió. —ya que no pude evitar que se fueran, bueno. Al menos las cuidaré dónde estén.

—Sí, eso haremos.

—Cielo, Lena y Sami, no pueden saber porque se fueron.

—¿Por qué?

—Sabes como son nuestras hijas, ellas las buscarán hasta encontrarlas. Les prometí que no diría nada.

—Tienes razón. —concordó la mujer con tristeza. —iré a verlas.
_______________________________

Semanas después.

—¿Cómo te fue hoy?

—Bien. —contestó Kara moviendo la pasta en su plato. —¿A ti?

—Bien.

Desde hacía semanas aquellas eran las respuestas escuetas de Kara y Alex, desde que se mudaron, su vida se había vuelto una rutina, Alex había conseguido un trabajo de bajo perfil, decidió dejarle el mando de las empresas a Lionel, si no quería que su padre las encontrara era lo mejor. Por otro lado, Kara consiguió entrar a estudiar en una escuela de la zona, nada grande y mucho menos ostentosa. Cada una salía a sus respectivas actividades y al llegar a casa, había días que ni se veían.

—Se me había olvidado darte esto. —comentó Alex sacando un sobre.

—Oh. —fue la respuesta de Kara al ver el contenido. —Lara. —susurro con tristeza. —mañana llevare lo que necesito a la escuela.

—¿No quieres saber cuál es el mío?

—Claro. —Alex le dio una pequeña tarjeta. —Alessia. —volvió a susurrar Kara observando la tarjeta, sin ser consiente comenzó a llorar. Alex se puso de pie y la abrazo.

—Es solo un nombre cariño.

—Y ahora hasta eso nos quitó. —susurró la chica entre lágrimas.

—Estaremos bien. —contestó Alex llorando con su hermana.

—Es un bonito nombre. —comentó Kara después de un rato. —además te queda bien.

Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora