Revelación

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—No, todo lo que me dicen es... es. ¡Dios! —el hombre se llevo las manos a la cabeza negando una y otra vez.

—Es horrible, lo sé. —contestó Kara sentándose a su lado. —pero es cierto.

—¿Una hija? —susurro sonriendo, Kara asintió, el rostro de Alexander estaba empapado por las lagrimas pero su sonrisa era enorme al ver la foto donde él estaba con Eliza. —una hija tuya y mía. —susurro acariciando la fotografía.

Kara sonrió y busco en su bolso.

—Es ella. —susurro acercándole una fotografía donde aparecía Alex, recordaba muy bien cuando tomo esa foto, aquel día disfrutaban de un fin de semana juntos, Kara les tomaba fotos a todos, esa la tomó cuando Alex reía encantada porque Samantha no la había podido alcanzar. —tiene sus ojos.

El hombre acaricio el rostro en la foto, sollozo llevándose la fotografía hasta su pecho.

—Sí. —concordó sonriendo. —es hermosa. —dijo limpiando su rostro.

—Lo es.

—Te pareces mucho a Eliza. —comentó dejando apenas una caricia en el rostro de Kara. —¿Puedo conocerla? —cuestionó con entusiasmo.

—Claro, pero ella no sabe nada. —el hombre frunció el ceño. —ella sigue pensando qué... aquel hombre es su padre.

—¿Eliza tampoco le dijo nada? —Kara negó con tristeza. —¿podemos ir ahora? Por favor. —Kara miro a Lena.

—Lo que tú digas. —comentó la morena sonriendo.

—Permítame hablar con ella, cuando lo haya hecho, le llamaré. —el hombre suspiró y con resignación asintió.

Kara y Lena se despidieron dejando a Alexander con muchas incógnitas, con muchos sentimientos encontrados, con muchas rabia y dolor. Pero entre todo eso, estaba aquel sentimiento que jamás murió, el amor que sintió por aquella mujer que siempre sería el amor de su vida.

—Él pagará por todo lo que te hizo mi amor, no descansare hasta encontrarlo. —el hombre acariciaba las fotografías que Kara le había dejado. —Alex. —susurro sonriendo.
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—Sana y salva. —dijo Lena estacionando el auto frente al edificio de Kara.

—Gracias, de verdad tu apoyo significa mucho para mí. —Kara acaricio la mano de Lena agradecida por todo, ambas intercalaron su mirada entre sus manos y sus ojos, de repente  era como si el tiempo no hubiera pasado, sus cuerpos reaccionaban por sí solos, acercándose una a la otra. Sus rostro estaban tan cerca que podían sentir sus respiraciones.

La magia se rompió cuando el claxon de un auto comenzó a sonar, logrando alejarlas sumamente nerviosas.

—Yo... te...

—Suerte con Alex. —dijo Lena intentando controlar los nervios. Kara asintió sonriendo de medio lado. Lena se bajo del auto y suspiro intentando encontrar el control que necesitaba. Abrió la puerta y dejó que Kara saliera.

—¿Te llamó? —Lena asintió, rodeando el auto y entró sin decir nada. Arranco y salió de ahí, tenía que hacerlo o no estaba segura de que pasaría. Kara suspiro y entró.

—Cariño, llegaste a tiempo para la cena. —dijo la morena moviendo algo que estaba en el fuego.

—Hola Al, temía ya no encontrarte aquí.

—No me alejare de ti hasta que vayamos con...

—Claro. —interrumpió Kara dejando un beso en la mejilla de su hermana. —necesito hablar contigo.

—Las pastillas...

—No es sobre eso, necesito decirte algo sobre ti. —Kara apago la estufa y tomó la mano de Alex para llevarla hasta la sala. —ven sentémonos aquí. —dijo sentándose en la alfombra. Alex frunció el ceño pero accedió sonriendo.

—¿Qué pasa, Kara?

Kara comenzó pidiéndole disculpas a su hermana por no haberle dicho nada antes, pero después de todo lo que había pasado, ella no quería ocasionarle más sufrimientos.

—Jeremiah no es tu padre.

—Entonces. ¿Es verdad?

—Espera. ¿Tú lo sabías?

—No, bueno. —Alex se levantó y comenzó a caminar por la sala. —antes de morir, mamá me dijo que Jeremiah, no era mi padre, que un monstruo como él no podía llamarse padre. Pero cuando lo encare para que me aclara aquello, él se burló, diciendo que eran palabras de una moribunda. —Kara cerró las manos con fuerza. —dijo que le encantaría que fuera verdad, pero que por desgracia yo era su hija.

—Mamá decía la verdad. —Alex volvió a sentarse junto a su hermana. —solo yo soy hija de ese...

—Tú eres de mamá y mía, solo eso. —interrumpió Alex acariciando el rostro de su hermana.

—¿Por qué mamá no dejaría algo sobre eso?

—No lo sé, supongo que ella pensó igual que tú.

—No te quería lastimar más. —afirmó Kara.

—Supongo, después de todo, el que fue mi padre, no es mejor que a Jeremiah. Él nos dejó. —comentó Alex con rabia.

—No Al, él...

—Fue un cobarde Kara, abandono a nuestra madre sin importarle qué con ello sufriría.

—Él no la abandonó. —Alex frunció el ceño negando con la cabeza. —el papá de mamá los separo.

—Pero...

Kara le relató la otra parte de la historia, tomó su bolso y le mostró la fotografía que Alexander le había dado, en ella él abrazaba por la espalda a Eliza, mientras ambos sonreían. Alex la tomó y acarició el rostro de su madre, después se centró en el hombre.

—Él es tu padre. —Alex acaricio el rostro del hombre con tristeza. —si el abuelo no los hubiera separado, tu vida habría sido...

—No. —interrumpió Alex tomando las manos de Kara. —no te habría tenido a ti como hermana y una vida sin ti no puedo siquiera imaginarla. —Alex abrazo a su hermana quien sollozo pero con una sonrisa dibujada en sus labios.

—Te amo Alex.

—Y yo a ti pequeña. —susurró Alex dejando un beso en la cabeza de su hermana. —Kara.

—Mmm. —susurró Kara deshaciendo el abrazo.

—¿Cómo se llama?

—Alexander Davis. —contestó Kara sonriendo. —quiere conocerte. —Alex sonrió sin dejar de ver la foto en sus manos.

—Alexander.
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Mi pequeña héroe  (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora