—¡McDonalds, McDonalds, McDonalds!—Exclamó Peter con emoción dando pequeños saltitos, sostenido a la mano de Natasha, quien rió ante el comportamiento del niño.
Entraron al restaurante y Natasha se acomodó los lentes de sol mientras que se ponían detrás de la fila para ordenar, llevaba puesto una sudadera con la capucha puesta, lentes de sol y una máscara de boca al querer pasar desapercibida y que no la reconocieran.
Cuando llegó su turno de ordenar Natasha se acercó al mostrador mientras que Peter saltaba emocionado sin soltar la mano de la pelirroja.
—Buen día, señora. Bienvenida a McDonalds.—dijo la cajera con una sonrisa.
—Gracias, quisiera...—sacó su billetera y le dio un rápido vistazo al menú.—un helado de vainilla, sin jarabe, unas papas grandes, y una cajita feliz para niños. Ah, y dos sodas.
—¿Para niños?—preguntó la cajera dándole un rápido vistazo a Peter.—disculpe, ¿no querrá decir para niñas?
Natasha apretó la billetera entre sus manos y se estremeció, bajó la mirada para ver a Peter, quien había dejado de saltar emocionado y se mostró sorprendido por el comentario de la chica. Apretó la mandíbula y se quitó los lentes de sol para que la chica pudiera ver que estaba enojada.
—No, estoy segura. Una cajita feliz para niños, por favor.—puso su mano encima de la cabeza de Peter, acariciando el cabello casi afeitado del niño y la cajera asintió, mostrándose intimidada por Natasha y rápidamente presionó unos botones en la registradora. Natasha se agachó a la altura de Peter y susurró.—Cariño, ¿te sientes bien? ¿Quieres ir a algún otro lugar?
—No... está bien.—Peter sonrió dulcemente en un intento de calmarla y Natasha sintió un apretón en el pecho.—solo aquí tienen los juguetes que quiero.
Después de que ambos recogieran su orden—Natasha se encargó de no dejar ni un centavo de propina.—fueron a sentarse en una mesa un poco alejada de las demás, mientras que Peter alegremente abría la cajita feliz Nat volvió a ponerse los lentes de sol y se bajó la máscara de boca a modo que quedaba debajo de su barbilla, sacó las papas de la bolsa, metió una dentro del helado de vainilla y luego se la comió.
—¡Ewww!—Exclamó Peter con una mueca.—¡eso es asqueroso! ¡Las papas fritas no van con el helado!
—¿Ah, sí?—sonrió de oreja a oreja y volvió a meter otra papa en el helado para luego comentársela.—pues a mí me encantan juntas. Bueno, solo cuando son las papas de McDonals.—se encogió de hombros.—Vamos, prueba una.—puso el vaso de helado en frente de Peter al mismo tiempo que el niño sacaba las papas de su cajita feliz.—no sabes si verdaderamente son tan asquerosas como crees si no las pruebas.
El chico tomó una papa frita que venía con su cajita y, dudoso, como si estuviera tratando con algo peligroso, la metió en el helado, sacando un poco de ésta al sacar la papa frita y luego se la comió. Natasha rió cuando los ojos del niño brillaron y sacó otra papa para comerla con el helado.
—¿Ves?—Preguntó con una sonrisa y Peter se sonrojó ligeramente. Mientras que ambos comían papas fritas con helado de vainilla Peter inspeccionó su cajita y sacó el juguete, éste adentro de una pequeña bolsa de plástico. Soltó un jadeo de asombro y se apresuró a romper la bolsa para sacar el juguete que había adentro.
Mordía las puntas de la bolsa y jalaba con sus dientes, Natasha suspiró al verlo así y le quitó la bolsa para luego romperla con ayuda de sus largas uñas. Se sorprendió al ver que era una pequeña muñeca de ella como Black Widow, el mismo traje de cuero, el mismo cabello pelirrojo. No se había dado cuenta de que en ese entonces McDonalds estaba dando juguetes de los Avengers como premios para la cajita feliz.
Peter, con los ojos brillando de alegría, arrebató la muñeca de las manos de Natasha y la observó como si fuera un precioso diamante.
—¡Mira, Nat!—exclamó emocionado.—¡te tengo a ti!
Natasha sonrió enternecida, ni siquiera le molestó el que alguien hubiera podido escuchar a Peter y darse cuenta de que Black Widow estaba en ese restaurante.
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Son Of The Widow [#1]
Fanfiction[SAGA "ROMANOFF", LIBRO #1] Natasha adopta a un Peter Parker de diez años después de que él quedara en un orfanato tras las muertes de sus tíos.