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Advertencia: Autolesión.

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Apenas abrió sus ojos, despertándose, estos se llenaron de lágrimas.

Peter se sentó en su cama, rodeado por la oscuridad de su habitación, sollozando en silencio para que su madre no terminara escuchándolo. Sus hombros temblaban y el apretón en su pecho era sofocante.

Había soñado con la noche en la que sus tíos, Ben y May, habían fallecido. La noche que los había visto morir.

Peter no podía evitar sentirse culpable por lo sucedido aquella noche. Él había causado la pelea que hizo que Ben saliera furioso del departamento y May lo siguiera, y que hubieran terminado siendo asaltados y disparados en la acera en frente del edificio. Peter lo había presenciado todo desde su ventana y jamás olvidaría los cuerpos de sus tíos colapsando tras el disparo y la sangre saliendo. Jamás olvidaría lo mucho que había gritado y llorado.

Todavía sentía escalofríos al recordar la mirada de asco de su tío y la mirada de desaprobación de su tía.

Temblando, sintiendo su corazón latir fuertemente, y usando por los nervios, se levantó y silenciosamente fue hacia la cocina, prendió la luz, y sacó un cuchillo de una de las gavetas.

Miró el cuchillo, largo y filoso, tragó saliva, y arremangó la manga de su suéter, revelando su brazo pálido en el que había un rasguño rojizo hecho por él mismo el día anterior, durante un ataque de ansiedad se había hecho aquel rasguño fuertemente con sus propias uñas. Le había dolido y ardido, y había sentido pánico cuando Harley había descubierto su herida hecha por él mismo.

Se preguntó si el cuchillo dolería de la misma forma.

Peter estaba decidido. Sentía que era una mala persona. Que al haber hecho sufrir a tantos en el pasado merecía un castigo. Éste era su castigo.

Acercó el cuchillo a su muñeca, puso el filo encima de su piel, presionó ligeramente sintiendo sus ojos llenos de lágrimas y un mal sabor en su boca.

Estuvo por mover el cuchillo para hacer el corte cuando escuchó un fuerte jadeo a sus espaldas.

—¡PETER! ¡¿PERO QUÉ ESTÁS HACIENDO?!—Natasha gritó a pesar de que era muy tarde en la noche, corriendo hacia Peter y arrebatándole el cuchillo de la mano. Peter sollozó al ver en el rostro de su madre horror al notar el rasguño en su muñeca, y Natasha pareció entender lo que Peter había querido hacer.

—Mamá...—Peter jadeó sin saber qué decir.

Natasha lo miró sería, tomó la mano de Peter y puso el cuchillo en ésta, cerró el puño del chico alrededor del cuchillo y tomando a Peter de la muñeca hizo que pusiera el filo del cuchillo encima de su propia muñeca.

—Házmelo a mí.

Peter sintió un escalofrío, viendo sorprendido a su madre.

—¿Qué quieres decir?

—Házmelo a mí, Peter. Lastímame como te lastimarías a ti mismo...

Peter no podía creer lo que oía.

—¡¿Como me pides eso, mamá?! ¡Yo jamás te lastimaría...!

Al ver la profunda tristeza en los ojos de Nat, Peter se dio cuenta de que al lastimarse a sí mismo, estaba lastimando a su madre.

Peter sollozó fuertemente, arrepintiéndose de lo que estaba por hacer. Natasha suspiró, tomó el cuchillo y lo dejó encima de la isla de la cocina.

Son Of The Widow [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora