5 |Celo|

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Esto sonará horrible, lo sé, así que espero que no llamen a la ONU y me denuncien porque, bueno... MyungSoo se enojaría mucho si termino en la cárcel.

Pero mi gatito sufrió su primer celo cuando tenía diez años, un año después de haber llegado a mi vida, y fui atacado por él.

Literalmente, porque MyungSoo se lanzó contra mí, enterrándome sus uñas en el pantalón para que no escapara. Y cuando me puse serio, comenzando a gritarle que me soltara, que no pensaba... eh... meter mi cosita en su cosita (estaba asustado por la situación, ¡no podía pensar con claridad!), se puso a llorar y a decirme que no lo quería, que era el peor dueño-novio del mundo y que si no lo ayudaba, iba a destrozar todos los jarrones de mamá y a arrancarme los ojos en la noche.

Encantador.

¿Por qué estoy contando esto? Porque hoy, cuando desperté luego de que destrozara su peluche por encontrarse caliente, MyungSoo estaba sentado en sus rodillas sobre mi cuerpo, su cola moviéndose de un lugar hacia otro, sus felinos ojos mirándome con expectación.

Me enderecé, esperando que se quitara de encima, pero MyungSoo seguía mirándome como si nada, ladeando su cabeza.

—¿Pasa algo? —pregunté medio confundido.

Frunció sus labios en un puchero molesto.

Tuve que haberme dado cuenta anoche de que el celo de MyungSoo estaba cerca. Digo, no es normal que tu gato se frote contra su peluche favorito hasta romperlo, ¿cierto?

A veces olvidaba que MyungSoo era mitad gatito y tenía ciertas necesidades que atender, y yo, como dueño, tenía que hacerme cargo de ello.

—Yeollieeeeee... —ronroneó con una sonrisa en su rostro.

Tragué saliva y sentí mis mejillas calientes.

—¿Sí, bebé? —pregunté con la voz temblorosa.

Inclinó su cabeza, sintiendo sus dientes contra mi cuello.

—Estoy caliente, Yeollie—murmuró antes de empujarme contra la cama, dejando su rostro a centímetros del mío—. Estoy muuuuuuuuuuuuy caliente, ¿sabes lo que eso significa?

Humedecí mis labios, sudando por todo lo que se me anticipaba.

—¿Qué quieres una ducha fría?

Lo sé, lo sé, no tuve que haber dicho eso.

Sin embargo, y aunque sé que ustedes están ahora con una sucia expresión esperando el momento en que puse en cuatro a mi bebé y lo folle hasta dejarlo en silla de ruedas, deben saber que los celos de MyungSoo eran terribles para mí.

Porque, literalmente, MyungSoo hacía lo que quería con mi cuerpo y yo sólo debía obedecer.

Aunque no suena tan horrible si lo pongo así...

Vi como arrugaba el ceño, medio irritado.

—¡Quiero tu polla en mi culo! —rezongó un tanto enfadado—. ¡Quiero que lo hagamos como conejos!

—¡Pero no eres SungJong, MyungSoo! —protesté antes de arrepentirme al notar la mirada de odio cuando nombré al conejito de DongWoo.

De esta no me salvaba.

Enterró sus uñas en mis brazos antes de morderme el cuello, y grité queriendo quitármelo de encima, pero luego comenzó a frotarse contra mi cuerpo, su áspera lengua lamiendo con toda probabilidad la herida que tuvo que haberme dejado.

MyungSoo adoraba dejarme lleno de marcas en sus celos.

Sus manos se deslizaron hacia el pantalón de mi pijama, quitándome en un dos por tres, para luego dirigir su boca a mi polla medio erecta. Gemí al sentir los labios de MyungSoo envolverme con facilidad, enterrando mis dedos en su cabello, y arqueé mi espalda, jadeando cuando la hábil lengua de mi híbrido acarició mi glande.

Bajé la vista, notando la mirada presumida de MyungSoo, y en venganza empujé su cabeza con fuerza, escuchando el sonido de su garganta al atragantarse. Poco me importaba, en realidad.

Sin embargo, mi venganza tampoco duró mucho: tenía claro que MyungSoo podía morderme la polla si pensaba pasarme de listo, así que lo solté y dejé que hiciera los movimientos que quisiera.

Sus manos comenzaron a acariciar mis testículos, su boca subiendo y bajando, y comencé a murmurar maldiciones contra MyungSoo y sus malditos celos. Mi gatito solía ponerse demasiado cachondo, además de extremadamente cariñoso y demandante de mi atención cuando ocurrían esos períodos, así que me era imposible negarle algo, ambos lo teníamos muy claro.

Su boca se alejó de mi miembro en tanto sus manos se quitaban los pantalones de su pijama, y antes de poder decir algo, se autopenetró, montándome con una expresión de alivio.

Gemí una vez más cuando sus cálidas paredes anales me apretaron, y lo atraje para darle un beso, queriendo devorarle la boca.

Escuché una especie de maullido y ronroneo cuando apreté una de sus pálidas nalgas, pero antes de poder burlarme de él, comenzó a dar pequeños saltitos causando que jadeara debido al repentino placer que inundó mi cuerpo.

Volví a jadear cuando miré el rostro ruborizado de MyungSoo, su boca abierta en un sonoro gemido, sus ojos nublados por el placer.

Esto sonará sucio, pero a la mierda todo: lo bueno de que MyungSoo fuera medio híbrido, es que no tenía que pedirle que usara un traje de gatito como fetiche. El movimiento de sus orejas con cada nueva penetrada lo valía todo, además de los pequeños maullidos que soltaba cuando daba en su próstata.

MyungSoo terminó eyaculando en nuestros pechos mientras yo lo hacía en su interior, besándolo nuevamente, y cuando los espasmos de placer finalizaron, lo atraje para acariciarle el cabello.

—Eres tan lindo, bebé —le dije sonriendo.

—Mímame —ordenó sin moverse, satisfecho de sentir mi polla todavía en su interior.

Iba a decirle algo, pero entonces mi móvil sonó, y sin dejar de acariciar el cabello de MyungSoo que seguía acurrucado contra mí, contesté:

—¿Qué pasa?

—¡Necesito tu ayuda!

Alejé mi móvil al escuchar el grito espantado de DongWoo.

—¿Qué ocurre, DongWoo? —pregunté, llamando la atención de MyungSoo, que lucía molesto.

—¡Tienes que venir inmediatamente! —escuché gritos de fondo, por lo que me enderecé, echando a un lado a mi gatito—. ¡UN PUTO ZORRO SE QUIERE COMER O FOLLAR A SUNGJONG, NO LO SÉ!

—¿Pero qué mierda–?

No alcancé a terminar la frase: MyungSoo me quitó el móvil, furioso.

—¡VETE A LA MIERDA, CERDITO INMUNDO, ESTOY EN CELO Y LA POLLA DE SUNGYEOL NO SE MOVERÁ DE MI CULO, ASÍ QUE VETE A OTRO LADO! —acto seguido, cortó la llamada y me miró—. ¡NO SE TE OCURRA MOVERTE, ESTÚPIDO CABALLO, ¿ENTENDISTE?!

Y acto seguido, se lanzó sobre mí.

***

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