❥ | ➳[YeolSoo]

57 |Celo de Perro|

A WooHyun no se le ocurrió nada mejor que tener su celo en mitad de semana, cuando estábamos cuidado a los hijomonios de MyungSoo y SungYeol. Ese día fueron a la guardería y WooHyun se quedó solo porque me tocaba trabajar, así que luego de eso, fui a buscar a esos bebés llorones y cagones.

Y cuando llegué a casa...

WooHyun no salió a recibirme. Fue allí que noté que algo le estaba pasando, porque además, cuando entré al comedor, tampoco se hallaba en el sofá. Los niños se pusieron a jugar en el suelo, ignorando que su tío no estaba, así que fui a mi cuarto con evidente preocupación.

Entré, y vi a mi bebé grande acostado, envuelto en una sábana, temblando sin control alguno.

—Sung-Gyu —tartamudeó, mirándome apenas—, yo... uh... me-me siento a-algo... caliente...

Me acerqué algo asustado, tocándole la frente, pero no había fiebre. Sin embargo, su cuerpo soltaba calor, y seguía sacudiéndose y temblando, gimoteando en voz baja.

—¿Entraste en celo? —pregunté.

Lloriqueó.

Bueeeeeeeeeeeeeeno, era momento de activar el plan de emergencia.

Le di un beso en la frente.

—Espérame unos minutos —le dije—, llamaré a DongWoo para que venga a buscar a los niños. Luego te atenderé.

Volvió a lloriquear, sabiendo que estaba aguantando las ganas de rogarme que me quedara, pero entendiendo que no podíamos hacer nuestras cochinadas con los niños allí presentes. Así que salí de la habitación, respirando con calma, y caminé hacia el comedor.

Los satanbebés me observaron inocentemente, por lo que les sonreír.

—Bueno, niños, el viejo del saco vendrá por ustedes.

Comenzaron a llorar.

Para mi fortuna, DongWoo llegó con HoWon y SungJong, logrando que los mocosos se fueran con ellos sin discutir mucho. ¿Lo malo? HoWon olisqueó a WooHyun.

—Hay un híbrido en celo —me dijo, mirándome con ojos amplios.

Entrecerré mis ojos.

—Es momento de que te vayas —contesté.

—¡WooHyun está en celo! —gritó, saltando el sillón—. ¡Lo voy a ayudar!

Estaba listo para este momento.

Agarré la sartén que tenía en el comedor en caso de emergencia (uno nunca sabía) y golpeé a HoWon en la cabeza. DongWoo chilló en tanto SungJong salió corriendo con Jjongie y SooYeol en brazos. Pero HoWon tenía la cabeza dura –evidentemente–, y sólo se tambaleó de regreso, con el rabo entre las piernas.

—¡Eres una mala persona, SungGyu! —sollozó, colgándose de DongWoo.

—¡A mi perro no lo tocas, pervertido! —le amenacé.

Segundos después se fueron de mi hogar, y estirando mis manos, caminé hacia mi cuarto.

WooHyun me esperaba, vestido sólo con ropa interior, sin dejar de lloriquear, y su cola se movió con clara alegría al verme cerrar la puerta.

—¿Qué pasa, Nambito? —pregunté con la voz ronca—. ¿Me necesitas, bebé?

WooHyun humedeció sus labios, asintiendo, y comencé a quitarme la camisa.

Con mi chico teníamos una relación versátil, ambos no teníamos problema alguno en intercambiar los lugares según los deseos de cada uno, así que tomaría el lugar que mi híbrido me pidiera.