13 |Idiotas|

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Entonces, le dije a los tontos híbridos que tenía por amigos que siguieran mi plan, y como HoWon era un ser inocente que no se daba cuenta de la realidad, SungJong estaba aburrido y WooHyun quería ver a su novio celoso, me apoyaron por completo. 

El primer afectado fue HoWon, porque lo agarré por la cola, lo puse en mi regazo, y comencé a lamer su rostro. 

—¡Esto no me gusta! —sollozó HoWon queriendo huir, pero lo sostuve con más fuerza—. ¡Tú lengüita es muy áspera, duele! 

—Quédate quieto —le regañé tirando de su cola—. Te estoy dando un baño. 

—Jjongieeeeeee —se quejó HoWon. 

—¿Uhm? —SungJong se subió sobre la espalda de WooHyun, frotando su carita contra el cuello del perro—. Pero me gusta la imagen que veo, Hoya, tú y MyungSoo hacen muy linda pareja. 

Pude escuchar el repentino silencio en la cocina, como si tres idiotas estuvieran pendientes de lo que estaba pasando en el comedor. Sabía, sin necesidad de girarme, que debían estar observándonos también. 

—A mí me gusta como lucen tú y WooHyun —agregó HoWon moviendo su colita, ya sin quejarse de las lamidas que estaba dejando ahora en su cuello—. Es como ver a un monstruo con su príncipe. 

SungJong sonrió ampliamente mientras WooHyun se quejaba, incrédulo. 

—¿Soy un lindo príncipe? —preguntó SungJong. 

Quise fingir arcadas, pero sabía que para llevar a cabo nuestro plan no podía hacer eso. 

—¿Eh? —HoWon frunció el ceño levemente—. Me refería a que Nambito era el príncipe y tú el monstruo, SungJong. 

SungJong hizo un puchero mientras yo comenzaba a carcajearme y WooHyun se ruborizaba para luego acercarse hacia HoWon, quitármelo de mis brazos y comenzar a llenarle el rostro de besos. 

¡Oye, le estaba dando su baño, idiota! 

Fruncí el ceño, comenzando a pasar mi lengua por mis brazos. 

—¡Eres tan lindo, pequeñito! —decía WooHyun mientras HoWon comenzaba a reír sin control, dejando que el tonto perro lo besara por todo la cara. 

Me crucé de brazos, fingiendo no estar celoso a pesar de que me hubieran quitado a HoWon de un tirón, y pensé en quizás acercarme a SungJong y usarlo. 

Pero cuando choqué la mirada con el conejo, me estremecí. No. Definitivamente no. 

SungJong podía ser muy tierno y bonito, pero no era para nada mi tipo. Y yo no era su tipo, tampoco, lo tenía claro. Nuestra enemistad tenía orígenes históricos, se remontaba a años de peleas y discusiones por decidir quién era el híbrido más lindo y con más swag en el mundo. 

Por supuesto que era yo, pero a veces decidía cederle el puesto a ese cochino ratucán para no hacerlo sentir tan mal. 

¿Ven? No sólo soy genial, sino también un ser amable y lleno de amor. Deberían darme un Nobel, perras. 

Aunque si SungJong podía estar callado el tiempo necesario, tal vez, podía llevarme bien con él. 

—¿Por qué a mí nadie me da amor? —preguntó SungJong poniendo una expresión triste. 

Porque eres un imbécil. Upsi. 

WooHyun dejó de besuquear a HoWon para luego girarse y abrazar a SungJong, comenzando a besuquearlo también mientras el tonto ratucán empezaba a reírse y HoWon se lanzaba a mis brazos, pidiendo que siguiera bañándolo. 

—¿Saben quién no tiene amor? —preguntó de pronto SungJong, dejando de reír. WooHyun detuvo sus mimos, levantando su cara—. MyungSoo. Nadie le ha dado amor a este tontito gato gruñón. 

WooHyun se volteó, mirándome, y HoWon se escabulló de mis brazos, lanzándose sobre SungJong para... bañarlo como había estado haciendo yo con él. Me habría reído al oír los chillidos del ratucán, sin embargo, sólo podía notar a WooHyun acercándose lentamente hacia donde estaba yo. 

—No te atrevas —amenacé gruñendo. 

WooHyun enarcó una ceja, sonriendo, sin detenerse, y me subí a un sillón. 

—¡No quiero tu–! ¡AH! —WooHyun me agarró del pie, tirando de mí, y de pronto estaba envuelto en un asfixiante abrazo mientras unos húmedos labios comenzaron a besarme por todo el rostro. 

—¡No seas gruñón, MyungSoo! —regañó WooHyun sin dejar de besuquearme como enfermo mientras maullaba y me retorcía. 

—¡Necesito mi espacio... personal! —protesté, sintiendo a WooHyun acomodarse entre mis piernas. 

—¡Necesitas amor! —gritó WooHyun para luego sonreír perversamente, y sin preocuparse de que estuviéramos en medio del comedor, siendo observado por todo el mundo, me embistió de golpe. 

Y a mí... se me paró. 

¡Pero no fue mi culpa! ¡La culpa la tiene el idiota de WooHyun! 

Gemí sonoramente, y de pronto, el silencio se hizo en el lugar. 

Levanté mi vista, chocando con la mirada sorprendida de SungJong, sin embargo, HoWon nos observaba con fascinación. 

—¡Yo también quiero jugar a eso! —gritó antes de lanzarse sobre WooHyun—. ¡Tú puedes quedarte con su trasero y yo con su boca, WooHyun! 

¿Qué? 

Aunque no sonaba tan mal– 

—¡Suelten a mi gato, calenturientos de mierda! —gritó SungYeol entrando al cuarto. 

¡Ah, verdad, tengo un novio! 

—¡WooHyun, eres un perro! —gritó SungGyu espantado. 

WooHyun sonrió, moviendo su cola mientras asentía en señal de estar de acuerdo. 

—HoWon, por el amor santo, no puedes ir por la vida queriendo darle amor a todo el mundo —regañó DongWoo detrás de sus amigos—. ¡Y tú, SungJong, creí que lo controlarías! 

SungJong se encogió de hombros mientras HoWon saltaba a los brazos de DongWoo pidiéndole perdón por haber querido serle infiel, llenándole la cara de cerdito que tenía con besos. 

Eso fue lo último que vi antes de que SungYeol me agarrara de la cintura y nos encerrara en su habitación. Por supuesto, su polla me dejó el agujero bien abierto, pero no voy a entrar en detalles porque quiero joderles la vida. 

Besitos, perdedoras.

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