38 |Jiae|

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El verano antes de que nuestros bebés fueran a la guardería, decidimos aprovecharlo bien así que me tomé unas pequeñas vacaciones de dos semanas y partimos a la costa para pasar una temporada en la playa. Había arrendando una pequeña cabaña para nosotros siete, consciente de que MyungSoo querría un poco de privacidad para él y los bebés porque muchas personas todavía no aceptaban por completo el tema de los híbridos y solían mirar a mi pareja y mis hijos como si fueran fenómenos.

Esperaba que en la guardería, y después, cuando tuvieran que ir al colegio, no fueran víctimas de agresiones, aunque si era sincero, MyungSoo se las pasaba enseñando tácticas de defensa personal en caso de emergencia.

Al estacionar el auto fuera de la cabaña, que quedaba frente a la playa, mi gatito miró la arena con una mueca de disgusto, acomodando sus lentes de sol.

—Esta playa no tiene swag —dijo cruzándose de brazos.

Jiae caminó hacia su lado, acomodando también sus gafas.

—No sua —apoyó haciendo un mohín de desprecio.

Iba a decir algo, pero entonces SooYeol se bajó del auto, sonriendo, para luego chillar por la emoción y salir corriendo.

—¡PAYAAAAAAAAA! —gritó antes de caerse y enterrar su rostro en la arena.

Rodé los ojos, viéndolo escupir la arena que había tragado para luego ponerse de pie como si nada. Tomé en brazos a Yeollie, que seguía durmiendo a pesar de que ya el viaje hubiera acabado, y MyungSung ayudó a bajar a Jjongie del auto, que me dio la manito para no caerse. MyungSung no tardó en seguir a su hermano mayor, ambos gritando por la emoción, sin meterse en el agua.

—¿Miau? —preguntó Jjongie señalando el agua.

—Luego podrás bañarte, primero tenemos que bajar las maletas —le dije amorosamente.

Jjongie hizo un ruido afirmativo, asintiendo.

No me preguntes cómo demonios le entendía, sólo sé que era fácil saber lo que quería cuando te miraba a los ojos.

Entré a la cabaña, con MyungSoo siguiéndome, llevando de la mano a Jiae, y después MyungSung y SooYeol aparecieron con los rostros llenos de arena. Acomodé a SungYeol jr. en la cama, Jjongie comenzando a sacar su traje de baño para cambiarse. Con MyungSoo habíamos notado que el menor de nuestros hijos era bastante ordenado con sus cosas y le gustaba tener todo controlado, odiando que sus hermanitos mayores le quitaran sus juguetes sin pedirle permiso antes.

MyungSoo, en la cocina, estaba acomodando todas las cosas que habíamos comprado para unos días, sus ojos viendo a SooYeol y MyungSung peleando ahora por el flotador en forma de patito que compramos. Compramos cinco, por supuesto: una dona, un flamenco, un patito, un auto de carreras y un unicornio bien gay que nos dio risa. Jjongie había reclamado el unicornio y ninguno de los otros bebés protestó a pesar de ser el flotador más genial que había. Entonces, todos se pusieron a pelear por el patito.

—¡Es mío poque io so maio! —dijo SooYeol tirando el borde del patito.

Abracé a MyungSoo por la cintura, besándole la mejilla, y sonrió de lado, lamiendo mis labios.

—¡No! ¡Es mío poque a mí me guta e' amailo! —reclamó MyungSung enrojeciendo por la rabia.

—Es mío poque io teno sua y uede no, eupidos —dijo de pronto Jiae apareciendo, vistiendo un traje de baño negro y con la horrorosa cara de Kumamon estampada en el frente, sin quitarse las gafas.

—Jiae, no les digas estúpidos a los estúpidos —regañó MyungSoo con expresión aburrida.

Jiae soltó un bufido parecido a los que hacía mi novio, para luego mirarme y extender sus manitos hacia mí.

—¡Papa Yeol! —dijo con emoción.

Por supuesto, no iba a negarle nada a mi beba hermosa.

—¿Qué ocurre, princesa? —le dije tomándola en brazos, haciendo que se riera.

—¿Io so guapa? —me preguntó abrazándome por el cuello.

Iba a responderle, sonriendo, pero antes de poder hacerlo, MyungSoo se me adelantó:

—No, eres fea con f de fenómeno —dijo abrazándome por la espalda de forma posesiva para luego sisearle.

—¡Feo tú! —dijo Jiae enrojeciendo por el disgusto.

—¡Jiae fea, Jiae fea! —gritó SooYeol soltando el flotador de patito.

—¡Fea, fea, fea! —gritó MyungSung imitando a su hermano mayor.

Jiae infló sus mejillas, sus manitos haciendo puños, y me preocupé al ver como sus labios temblaban.

Si bien Jiae era arisca, gruñona y dura gran parte del tiempo, sabía que buena parte de su actitud se debía a que era una chica rodeada de hermanos hombres: con MyungSoo nunca habíamos hecho distinción entre ella y los chicos, a los cinco los tratábamos por igual, pero Jiae tenía claro que no era igual al resto de sus hermanos. Sin embargo, en el fondo, Jiae quería ser mimada, era más sensible y sentimental que los otros chicos y le gustaba sentirse bonita; eso último lo había notado porque estaba comenzando a imitar a MyungSoo en algunos aspectos, porque cada vez que mi novio salía con alguna ocurrencia o ponía una expresión graciosa, yo no podía evitarlo: le agarraba las mejillas para decirle que era muy lindo, dándole muchos besos en la boquita.

A Jiae le encantaba que le dijera que era bonita.

—¡Yah, ¿cómo le pueden decir eso a su hermana?! —grité callando a los bebés mientras MyungSoo se sobresaltaba—. ¿Y tú cómo le dices eso a tu hija? ¡Jiae es una niña preciosa! ¡Es la niña más preciosa de todas! ¡Y es más preciosa que tú, MyungSoo!

Mi novio me miró ofendido, pero antes de hablar, me interrumpieron:

—Yo no fa.

Me quedé congelado.

MyungSoo se giró, sus ojos abiertos en shock.

Jjongie estaba de pie al lado del sofá, balanceándose en sus piecitos mientras chupaba su dedo, tranquilito, como si no hubiera hablado segundos atrás.

—¿Jjongie? —farfulló MyungSoo—. ¿Acabas de hablar?

Jjongie ladeó la cabeza mientras yo dejaba en el suelo a Jiae, que corrió hacia su hermanito menor como si nada.

—¿No fea? —le preguntó a Jjongie con tono esperanzador.

—No fa —apoyó Jjongie sin dejar de chupar su dedito, arrugando el ceño.

Oh dios, ¿estaba soñando? ¡Tenemos un 33-12, es urgente, siento que me está dando un infarto!

—¡Jjongie! —gritó MyungSoo emocionado, corriendo a tomar en brazos a su hijo menor—. ¡Acabas de hablar! ¡Ahora di "Papá MyungSoo tiene swag"!

Jjongie se rió.

—Miau —maulló sonriendo.

MyungSoo se quedó quieto para luego encogerse de hombros.

—Bueno, casi —suspiró para luego mirarme—. ¿Desde cuándo puedes hablar? ¡Nos tenías preocupado, engendro del demonio!

—Miau.

—¿Te estás burlando de mí, mocoso?

—Miau miau.

Me reí, tomando en brazos a Jiae, que miró a sus hermanos mayores, en silencio, con la boca abierta, dejando olvidado al flotador de pato.

—Me vuelen a eci fea y les peale en e' culo, peazos le miela —les dijo acomodando sus gafas.

Tuve que haberme sentido ofendido por su vocabulario, pero a esas alturas, sólo comencé a reírme sin control alguno.

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