32 |Los gatos y el agua no van|

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—¡SUELTA A MIS HIJOS SUNGYEOL! ¡LOS ESTÁS TORTURANDO, ¿QUÉ ACASO NO LO VES?! ¡¿POR QUÉ ODIAS A MIS GATITOS?! ¡ERES UN MONSTRUO, UN MALDITO Y JODIDO MONSTRUO!

—¡MyungSoo, cállate, los voy a bañar no más!

—¡TE DENUNCIARÉ POR MALTRATO FAMILIAR!

Solté un bufido, entrecerrando los ojos mientras miraba a MyungSoo, que estaba agazapado sobre el sofá, enterrando sus uñas en el cojín mientras yo sostenía a SooYeol en mis brazos, a punto de darle un baño en la bañera para bebés que había comprado y que ahora estaba sobre la mesa del comedor.

En lugar de romper a llorar como ocurriría con unos bebés normales, los míos miraban de MyungSoo hacia mí, casi con diversión, acostumbrados a oír los gritos desquiciados entre sus padres. Incluso Yeollie nos observaba atento, siendo que era el bebé más dormilón de los cinco.

MyungSoo me siseó cuando comencé a quitarle el mameluco de sandía que SooYeol tenía.

—Deja de hacer un show, MyungSoo, los bañaré —me quejé dejando al bebé desnudo.

MyungSoo se bajó del sillón, pero no se acercó, sino que ahora se arrastró por el suelo hacia la cuna del comedor, sin dejar de sisearme.

—Ayer los bañé —respondió enderezándose un poco, asomando su cabecita por la cuna, mirando a los bebés.

SungYeol jr., MyungSung, Jiae y Jjongie comenzaron a hacer ruidos al ver la cabeza de su papi mirándolos en silencio, fascinado.

—Pasarles la lengua por los brazos no es bañarlo —repliqué.

Recordé los chillidos de los bebés cuando el día anterior MyungSoo los iba tomando en brazos uno por uno, comenzando a pasar su lengua por sus bracitos y mejillas, diciendo que olían mal y era hora del baño. SooYeol y MyungSung comenzaron a llorar, Yeollie y Jiae se quedaron dormidos, y Jjongie ronroneó durante todo el baño.

Saqué bastantes fotografías, por supuesto, pero no les pasaré ninguna.

Así que esa mañana le había dicho a MyungSoo que había que bañar a los bebés –las veces anteriores los limpiábamos con toallitas húmedas– y MyungSoo comenzó a entrar en pánico, chillando y gritando que los iba a matar ahogándolos en la bañera.

¿Qué clase de padre me consideraba?

Suspiré, observando a MyungSoo tomar en brazos a MyungSung, que chilló contento, para sentarse en el suelo y comenzar a frotar su mejilla contra el cabello del bebé, y con cuidado metí a SooYeol en la tina.

El bebé comenzó a llorar, por supuesto, y de pronto MyungSoo había dejado a MyungSung en la cuna otra vez para luego lanzarse a mi pierna, enterrando sus uñas y mordiéndola salvajemente.

—¡Mierda, MyungSoo! —grité asustado.

—¡Le estás haciendo daño! —gritó MyungSoo sin soltarme.

—¡Es sólo agua!

—¡ES VENENO!

Por fortuna, MyungSoo me soltó, poniéndose de pie para ayudarme a bañar a SooYeol, que seguía llorando cuando volví a meter su cuerpito al agua tibia.

—¿Por qué los torturas así? —sollozó MyungSoo sorbiendo por su nariz.

Jesús, ¿qué hice para merecer esto?

Minutos después, MyungSoo sostenía a un limpio SooYeol en sus brazos, calmándolo con arrullos infantiles mientras yo me dedicaba a bañar a Yeollie.

SungYeol jr. fue más tranquilo, por supuesto, pero aun así terminé con la playera empapada porque Yeollie pataleó y me lanzó agua mientras mi propio novio lo animaba a hacer eso.

Ahora era algo así como un papá luchón con seis hijos de los que hacerse cargo, y sí, MyungSoo era el menor y más pendejo de todos.

Pero aun así lo amo, a mi gatito gruñón.

O eso me digo para no tirarme del segundo piso y así acabar con mi sufrimiento.

MyungSung también lloriqueó cuando lo bañé, pero al menos MyungSoo estaba demasiado concentrado mimando a los dos mayores como para incitar al bebé a hacer algo malo, y pronto Jiae estaba metida en el agua también, siseando y gruñendo en señal de disgusto.

Pensé en bañar a la beba con Jjongie, porque MyungSoo había tenido razón, eran inseparables: Jiae tiraba de Jjongie a donde fuera que iba, y el menor se dejaba arrastrar, chupando siempre un dedo, contento de tener algo de atención. Me preocupaba un poco sí Jjongie, porque mientras sus hermanos mayores hacían ruidos todo el tiempo, reclamaban e interactuaban entre ellos, Jjongie solía quedarse atrás, siempre calladito, apenas haciendo ruido alguno, y observándolos en silencio, como si estuviera asustados de ellos.

Incluso Jiae, cuando se ponía a jugar con sus hermanos, se olvidaba de Jjongie, y el bebé sólo se quedaba quieto, sin dejar de mirarlos.

Sabía que Jjongie podía ser considerado el más débil de sus hermanos. Sabía que eso podía significar que lo dejarían de lado. Pero no quería que mi pequeño bebito pasara por eso, así que lo vigilaría bien para que interactuara con el resto de sus hermanos, y tenía claro que MyungSoo haría lo mismo.

Así que Jjongie fue al último que bañé, y cuando tocó el agua, comenzó a llorar.

Pero lo que me dejó mudo mientras MyungSoo abría la boca, incrédulo, fue que el llanto de Jjongie estaba mezclado con pequeños maullidos de disgusto.

Incluso los bebés dejaron de barbotear.

—Ay, cariño, no pasa nada —murmuró MyungSoo acercándose, ayudándome a bañar a Jjongie que no dejaba de maullar y sollozar—. Ya podrás estar en mis brazos y te mimaré —MyungSoo me miró, tragando saliva—. ¿Crees que Jjongie...?

—Vamos a esperar a que crezca —le dije preocupado también.

Hasta el momento, Jjongie sólo se había expresado mediante ronroneos y quejidos, sumado a los maullidos de ahora, y tenía claro que MyungSoo estaba pensando lo mismo que yo: que, quizás, Jjongie no pudiera hablar como humanos, sino como un felino.

Y no era malo, ¡de verdad! MyungSoo, sus hermanos y yo hallaríamos la forma de comprenderlo, pero... ¿pero qué ocurriría cuando tuviera que ir al colegio? Los niños a veces podían ser crueles, y no queríamos que el más débil de nuestros bebés, el pequeño y calladito Jjongie, pasara por malos momentos.

Una vez limpio, MyungSoo comenzó a calmar a Jjongie.

—Está bien, Jjongie —ronroneó MyungSoo—, papá y yo te queremos mucho, así que no importa si no puedes hablar, nosotros siempre te escucharemos.

Sonreí ante las palabras de mi novio, dándole un beso en la frente a Jjongie, diciéndome que estaba bien. Que nuestros bebitos iban a estar bien siempre.

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