❥ | ➳[YeolSoo]

50 |Viaje|

Cuando fue la hora no quise subirme al avión.

No porque no quisiera ir a Jeju con mi tonto, estúpido y bonito SungYeol, sino porque el viaje en avión era demasiado peligroso.

—Mejor volvamos, ¡quiero estar con mis bebés! —lloriqueé, intentando escapar de las garras de mi novio.

—No va a pasar nada, MyungSoo —dijo, intentando calmar mis nervios—. Solo es una hora de viaje.

¿¡Y si moríamos durante el despegue!? ¿Qué sería de mis gatitos feos y llorones? ¡SungGyu y el pulgoso de WooHyun no podían ser sus nuevos padres!

—¡Ese estúpido perro no me quitará a mis bebitos! —grité, saliéndome de la cola de embarque.

—¿De qué hablas, MyungSoo?

SungYeol me agarró antes de que escapara, todos los pasajeros mirándonos.

—¡Suéltame, Lee SungYeol! ¡Ya no quiero ir de viaje!

Sé lo que están pensando todos ustedes, pero tampoco espero que lo entiendan. ¡YO NO QUERÍA MORIR!

Saqué mis uñas para arañarle y correr lejos para salvar mi vida, pero SungYeol no se acobardó, solo me dedicó una tierna sonrisa llena de amor que me dejó como idiota durante unos segundos.

—MyungSoo, ¿hace cuánto que no pasamos tiempo juntos sin los bebés? —preguntó, acariciándome la cabeza.

Enfurruñado y gruñendo me puse pensarlo, pero lo único que recordé fueron las peleas, los gritos, los llantos y el miedo que pasé por creer que me abandonaría por esa zorra de Taeri. SungYeol me vio dudar y arrojó su peor arma contra mí.

—¿Cuándo fue la última vez que tuvimos sexo?

Oh, eso fue jugar sucio.

—¿No echas de menos tu leche? Daddy puede darte toda la que quieras —prosiguió, bajando la voz.

No. Oía. Nada.

No caería en su trampa. SungYeol estaba siendo cruel.

—Podemos encerrarnos en el baño del avión —sugirió—. Llevo tanto sin sentir tu apretado culo.

¿¡Cómo se atrevía a usar el dirty talk contra mí!? ¡Solo yo podía ponerle caliente con esa técnica!

Me alarmé cuando la cola siguió avanzando y nosotros estábamos cada vez más cerca del avión. Solté un gruñido de advertencia, pero SungYeol iba con todo.

—Quiero oírte gruñir cuando te llene con mi polla.

Me empezó a dar besos en el cuello, pensando que así caería y me iría con él de viaje.

¡Cómo si eso funcionara conmigo!

Treinta minutos después tenía las manos pegadas al cristal de la ventanilla, preguntándome qué estarían haciendo mis bebés en ese momento. Una azafata pasó por nuestro lado, comprobando que tuviéramos los cinturones abrochados; siseé en señal de que se alejara cuando le sonrió a mi SungYeol.

—Qué gato más lindo —dijo la muy tonta.

—Otra zorra fea —escupí.

SungYeol me tiró de una oreja, disculpándome con torpeza. Yo no lo hice, volteando el rostro y mirando de nuevo por la ventanilla.

—Si nos estrellamos y mueres, te comeré para que pueda sobrevivir y cuidar de nuestros hijos —dije luego de que esa zorra se fuera.

Después de que arriesgara mi vida con ese viaje, era lo menos que podía hacer.