7 |El conejito y el Cerdito|

127 24 0
                                    

Luego de unos días, Hoya aprendió que... eh... meterse con MyungSoo no era una buena idea.

No fue necesario que yo se lo dijera, por supuesto, porque cuando Hoya se lanzó contra él por décima vez en el día, diciendo que quería darle muchos gatitos y zorritos, MyungSoo, exasperado por completo, lo pateó en el estómago y le dijo que no se le acercara a cinco metros o le cortaría la cola y haría una bufanda con ella.

Hoya comenzó a llorar y por supuesto tuve que consolarlo, ganándome una mirada de odio de MyungSoo.

Pero Hoya era sólo un pequeño zorrito de trece años que escapó de un prostíbulo y desde entonces estaba vagando por los bosques cercanos a la zona, alimentándose sólo con lo que podía encontrar.

Incluso MyungSoo había suavizado más adelante su comportamiento con Hoya, permitiéndole que se colgara de su cuello e incluso durmiera acurrucado a su lado. Hoya era demasiado querible, en especial cuando lanzaba comentarios tan dulces, locos e inocentes.

Bajé la cámara de mi móvil luego de sacar la quinta foto del día al encontrar a MyungSoo echado en su cama, durmiendo como si nada, abrazando a Nemo, mientras Hoya lo abrazaba por detrás, también durmiendo, totalmente cómodo en ese lugar.

Iba a imprimir esa fotografía y colgarla en el comedor a pesar de los reclamos de MyungSoo.

En ese momento, tocaron el timbre, así que fui silenciosamente a abrir la puerta encontrándome con la mirada de un cerdito y un conejo.

Digo, de DongWoo y SungJong.

El conejito estaba apoyado en DongWoo, sonriéndome con timidez. A pesar de los años, SungJong seguía siendo callado y tierno, sin querer llamar demasiado la atención. Podía entenderlo, tristemente: DongWoo me contó semanas después de que lo adoptó, que a SungJong lo encontraron en un callejón, medio muerto, luego de que un hombre lo hubiera... violentado brutalmente. Debido a ello, no solía hablar mucho y era suave con todo el mundo, además de asustarse con facilidad.

DongWoo me saludó, entrando, arrastrando a SungJong al interior, y preguntando por Hoya.

—¿Lo quieren adoptar? —pregunté incrédulo minutos después, mientras tomábamos un café.

—SungJong me convenció para ello —dijo DongWoo despeinando el cabello de SungJong, que sólo sonreía mostrando sus dientes de conejo—. Dijo que le gustó Hoya.

SungJong apoyó su mentón en sus manos, sin dejar de sonreír.

—Hoya es un zorrito muy lindo —dijo con su voz suave—, merece mucho amor, y quiero mimarlo. Además —le pellizcó la mejilla a DongWoo, riéndose—, a Dino igual le gustó. Quiere ser el cerdito de HoWon.

—Eso es mentira —protestó DongWoo cruzándose de brazos—. Lo hago sólo para hacerte feliz.

SungJong sonrió maliciosamente.

—Oh, entonces si te pido que Hoya te folle mientras los miro, ¿lo harías? —preguntó con inocencia. Mi amigo enrojeció mientras yo reía, y SungJong me dio un apretón en el brazo—. ¿Ves cómo es, SungYeol?

—¿Qué demonios haces tocando a mi macho, conejo de pacotilla?

Todos nos volteamos a ver a MyungSoo que estaba de pie en el pasillo con una mirada molesta, el cabello despeinado, frotándose un ojo.

SungJong lo miró, sacándole la lengua, y MyungSoo no dudó en caminar hacia mí, sentándose en mis piernas, abrazándome como si fuera un koala.

SungJong y MyungSoo no se llevaban para nada bien, y cada vez que estaban juntos, terminaban siempre peleando por cualquier cosa. No había odio entre ellos, pero simplemente... no podían estar juntos en la misma habitación. MyungSoo lo detestaba por ser demasiado lindo, y SungJong lo odiaba por tratarlo de "Ratucán", una combinación entre rata y tucán.

❥ | ➳[YeolSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora