31 |Hora de mimos|

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Estaba soñando con patitos de hule en una bañera cuando me desperté producto de unos gritos y llantos en otra habitación.

Solté un gemido, quejándome, abriendo mis ojos mientras me volteaba en la cama.

—Te toca ir a ti —gimoteó MyungSoo a mi lado, boca abajo mientras su colita se enrollaba en mi pierna—. No, mejor no vayas, deja que se atraganten con sus lágrimas.

—MyungSoo... —regañé suspirando—, son nuestros hijos.

Me miró con sueño, gimoteando.

—Pero los odio —se quejó haciéndome un puchero—. Se hacen popo, son sucios y lloran mucho.

—Tú querías bebés —respondí sentándome sobre la cama mientras el llanto aumentaba—. Anda, vamos los dos.

—Regalémoslos —insistió MyungSoo con expresión amodorrada, frotando sus ojitos—, o abandonémoslos en un orfanato.

Rodé los ojos mientras me ponía de pie, y miré a MyungSoo, que me observó para luego extender sus brazos haciendo un puchero. Suspirando, lo tomé en brazos, sus piernas rodeando mi cintura mientras salía de nuestro cuarto y él ronroneaba contra mi cuello, medio dormido todavía y murmurando algo sobre abandonar a los bebés.

Pero, por supuesto, cuando entré al cuarto, MyungSoo no dudó en bajarse de mis brazos para tomar a SungYeol jr., arrullándolo con ronroneos. Mi gatito podía quejarse todo lo que quisiera de los bebés, pero sabía que si los veía en problemas, llorando y sin consuelo, correría a buscar una solución para que estuvieran felices.

MyungSoo vivía preocupado para que sus gatitos estuvieran bien, a salvo de todo.

—¿Qué pasó, Yeollie? —preguntó MyungSoo frotando su nariz contra el cabello del bebito en tanto yo tomaba en brazos a SooYeol—. ¿Peleaste con tus hermanitos? —MyungSoo se inclinó sobre la cuna y siseó—. ¿Peleaste con Jiae?

Fruncí el ceño, un poco confundido, mirando también la cuna que compartían los bebés y viendo a Jiae abrazando a Jjongie, sin llorar. El pequeño bebé sollozaba en los brazos de su hermanita mientras MyungSung seguía en la cuna pero alejado de los otros dos.

MyungSoo, preocupado, extendió sus brazos para tender a SungYeol jr. al lado de Jiae, pero la bebita lo miró y soltó un siseo, arrugando su naricita en señal de disgusto. Yeollie rompió a llorar otra vez.

—Uh, estamos teniendo problemas —mascullé mirando a MyungSoo.

MyungSoo lucía ahora irritado.

—Pelean entre ellos porque Jjongie es el menor y más débil —dijo MyungSoo sin dejar de arrugar el ceño—, pero Jiae lo defiende —soltó un suspiro—. Llevémoslos a nuestro cuarto, haré que se quieran todos o les daré un azote en sus traseros.

Arrugué los labios, sin entender un poco lo que quería decir con ello, pero sólo obedecí, tomando en brazos a MyungSung mientras MyungSoo hacía malabares para tomar a Jiae mientras Yeollie rompía a llorar una vez más.

No sabía qué pensaba hacer, pero decidí no decirle nada porque podía darme un golpe. Prefería observar en silencio e intervenir si MyungSoo decidía de pronto, no sé, tirar a los bebés por la ventana.

Jiae, en los brazos de su papi, comenzó a quejarse y lloriquear, moviendo sus piernitas y brazos en señal de disgusto, pero MyungSoo no cambió su expresión, sólo le siseó de vuelta.

Por supuesto, Jiae también le siseó.

Hubo un silencio tenso entre padre e hija.

—La tiraré por la ventana —declaró MyungSoo volteándose.

—¡MyungSoo no! —grité.

—¡Si nos deshacemos de este demonio podremos dormir!

—¡Dormir no es tan importante!

MyungSoo me miró con ofensa.

—¡Arrepiéntete, Lee SungYeol!

Suspiré, exasperado, y lo miré con fingido enojo. MyungSoo dejó salir un bufido, molesto, y salió de la habitación llevando a un lloroso SungYeol jr. y siseante Jiae en sus brazos. Hice amago de seguirlo, pero entonces Jjongie soltó un gemido lastimero, extendiendo sus bracitos hacia mí, y no tuve valor para dejarlo solo.

No tuve que preocuparme mucho, porque entonces MyungSoo volvió sin ningún bebé y lo cargó, suavizando su expresión.

—¿Qué ocurre, gatito? —murmuró, ganándose un ronroneo de parte del bebé—. Está bien, cariño, no importa si no eres un híbrido, siempre serás mi gatito.

Ay, iba a llorar.

Seguí a MyungSoo hacia nuestra pieza, viendo a los bebés recostados sobre nuestras sábanas, y mi novio se sentó sin dejar a Jjongie. Me senté frente a él, acostando a SooYeol y MyungSung junto a nuestros otros bebés.

SungYeol jr. no tardó en mirar a sus hermanitos recién acostados, todos balbuceando cosas de bebés que no entendía, pero noté que Jiae estaba en silencio, mirando a su papi. Segundos más tarde, extendió sus brazos hacia MyungSoo, farfullando incoherencias, sin embargo, era bastante claro su mensaje.

Quería a Jjongie.

MyungSoo me miró, sin soltar al bebé.

Silenciosamente, MyungSoo comenzó a frotar su mejilla contra la cabellera de Jjongie, causando que ronroneara con más fuerza, para luego pasar su lengua por el moflete del bebé. En lugar de quejarse, Jjongie dejó salir un ruido de aprobación.

Me di cuenta entonces que el resto de los bebés miraban la escena en silencio.

MyungSoo recostó a Jjongie entonces junto a SooYeol y SungYeol jr., causando que Jiae rompiera a llorar. Pero MyungSoo no la tomó en cuenta, se limitaba a observar a los otros bebés.

SungYeol jr. comenzó a frotar su cabecita contra el hombro de Jjongie y el pequeñito ronroneo. SooYeol le imitó, a gusto, y Jjongie cerró sus ojitos.

Sorprendido, acerqué a MyungSung, que comenzó a acariciar el cabellito de Jjongie, cómodo totalmente.

Oh dios, iba a morir de diabetes.

—Deja de llorar, Jiae —dijo con fastidio MyungSoo tomando a la bebita que no dejaba de llorar—. ¿Creías que no iba a descubrirte, Satanás?

La bebé lloró con más fuerza.

—¿Qué? —pregunté incrédulo.

MyungSoo suspiró, besando la frente de la bebé, que se calmó un poco y comenzó a chupar su dedo, hipando.

—Jjongie puede ronronear, y a los bebés les gusta eso —dijo MyungSoo acurrucando más a la bebé—, así que Jiae quiere a Jjongie para ella sola y SooYeol, SungYeol jr. y MyungSung se desesperan.

Parpadeé, mirando a Jiae que me observaba con inocencia.

—Eres un demonio —le dije a Jiae, pero sonreí porque toda esa situación me causaba gracia.

—De todas formas —caviló MyungSoo—, creo que Jjongie y Jiae serán inseparables.

—Mientras no se enamoren entre ellos, todo bien —bromeé.

MyungSoo puso una expresión extraña.

—SungYeol —dijo como si yo fuera tonto—, los gatos no consideramos las relaciones de parentesco para tener sexo.

Me atraganté con mi saliva y me caí de la cama.

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