33 |Paseo desastroso|

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Cuando los bebés cumplieron seis meses de estar con nosotros, a SungGyu no se le ocurrió nada mejor que celebrarlo yendo a pasear a un parque natural para que estuvieran al aire libre. MyungSoo se entusiasmó enseguida, aunque yo no creía que fuera buena idea, en especial porque ahora estaban más juguetones y exigentes de atención. Sin embargo, no me atreví a bajarle el entusiasmo a MyungSoo, que también quería salir para relajarse un poco, y se aprovecharía de nuestros amigos para que cuidaran a sus gatitos.

Mi pequeño gruñón estaba un poco estresado porque los bebés le quitaban gran parte del tiempo, y no se quejaba, pero notaba las ojeras bajo los ojos de MyungSoo y su carita de sueño cuando llegaba a casa del trabajo.

Todos nuestros amigos se arrimaron al paseo, encantados de poder cuidar a los bebés un ratito, y cuando llegamos al parque, cada uno quedó a cargo de un gatito a cuidar: SungGyu de SooYeol, WooHyun de SungYeol jr., DongWoo de MyungSung, HoWon de Jiae, y SungJong del pequeño Jjongie, con quien parecía llevarse bien a pesar de que el bebé fuera tímido y calladito.

Quizás no tuvimos que haberle puesto Jjongie al bebé, quizás el nombre provocó que tuviera problemas para comunicarse.

Pero SungJong estaba encantado con el bebé, así que bueno, no era como si realmente nos acomplejara su evidente problema de comunicación.

Para sorpresa de los dos, Jiae no puso muchos problemas cuando HoWon la cargó, porque el híbrido de zorro la tomó con entusiasmo, elevándola al cielo y poniéndole caras de meme que la hacían reír.

—¡REBECCAAAAAAAA! —chillaba HoWon girando con el bebé en brazos.

Por supuesto, Jiae terminó vomitándole encima, pero a HoWon poco le importó.

WooHyun estaba teniendo problemas para sostener al bebé, aterrado de que se le fuera a caer, pero SungYeol jr. estaba calmadito y con una expresión de aburrimiento. Sin embargo, le fruncía el ceño a WooHyun, sin dejar de mirarle las orejas de perro en tanto sus ojitos se estrechaban.

Parecía estar planeando algo, pero no dije nada, esperando que WooHyun pudiera arreglárselas él solo.

SooYeol pataleaba, disgustado en los brazos de SungGyu, que le regañaba esperando lograr calmarlo, pero el mayor de todos nuestros hijos era un descarado que quería estar siempre en los brazos de MyungSoo.

Había aprendido eso cuando MyungSoo me hizo sostenerlo un momento y el bebé se hizo pipí sobre mí, riéndose de forma malvada ante mi cara. Lo iba a regañar por eso, pero antes de poder hacerlo, MyungSoo me lo volvió a quitar y el bebé se acurrucó en sus brazos como si nada.

Por último, DongWoo tenía una cara de sufrimiento debido a que MyungSung llevaba ya diez minutos chupándole el dedo como si nada, y apenas mi amigo hacía amago de alejar su dedo índice, el bebé empezaba a barbotear en señal de romper a llorar si no le entregaba su nuevo chupete favorito.

Ah, pero ahora yo era libre por unos minutos, y MyungSoo también lo era, porque estaba arrimado en mis brazos, ronroneando mientras frotaba su cabeza contra mi cuello, contento de poder relajarse un poco conmigo.

Tendimos una manta, donde mis amigos sentaron a los bebés, vigilándolos, y con MyungSoo nos pegamos una escapadita a los matorrales.

En realidad, MyungSoo me arrastró allí, pero ¡oye!, no iba a negarme.

—Ahora huyamos —me murmuró entre besos, pasando su lengua áspera por mis labios, sin dejar de ronronear—. Podemos huir a Japón y nos deshacemos de los bebés.

Me reí, recostándome contra el tronco de un árbol, y MyungSoo se sentó a horcajadas de mí, sus manos acariciándome las piernas.

—No puedes vivir sin los bebés —le pellizqué la nariz cariñosamente, oyendo su siseo bajo.

—Podemos tener otros —insistió MyungSoo sonriéndome—. Podemos repartir bebés gatos por todo el mundo.

Volví a reírme, sintiéndome más enamorado como nunca al ver su sonrisita inocente y dulce, sus pequeños dientes asomándose por sus labios. ¿Acaso podía existir algún híbrido más hermoso que MyungSoo? Todo en él era encantador.

—¿Para qué quieres tantos bebés? —le pregunté, soltando un gemido bajo cuando su lengua raspó mi mejilla—. Si cuando están preñado tenemos poco sexo, MyungSoo.

El híbrido me miró, pensativo, para luego asentir.

—Sí, tienes razón —me dio un pequeño beso—. Pero me gusta que te corras en mí, SungYeol. Se siente rico tener tu semen en mi ano.

¿Acaso este gatito no tenía un poco de filtro?

Sentí mis mejillas coloradas por sus palabras a lo que MyungSoo pasó su lengua por ellas, sin dejar de ronronear.

Poco después nos hallábamos echados en el suelo, conmigo entremedio de las piernas de MyungSoo, los pantalones del híbrido a un lado y con mi pene fuera de la ropa interior, listos para tener una intensa sesión de sexo, cuando escuchamos el grito de SungGyu.

Nos miramos, enderezándonos un poco.

Me puse de pie mientras MyungSoo iba a buscar sus pantalones para luego correr hacia el lugar donde dejamos a nuestros amigos con los bebés.

Encontrándonos...

Con un incendio.

Para fortuna de todo el mundo, sólo un árbol se estaba quemando, y los guardias del parque ya lo tenían controlado. Todos mis amigos sostenían a los respectivos bebés, a salvo, pero mirando el fuego con los ojos como platos.

Estaban en Leeshook.

—¡¿Qué pasó?! —pregunté espantado.

SungGyu me miró, sosteniendo a un SooYeol pataleando todavía, para luego apuntar a WooHyun. Me fijé que WooHyun estaba echado en el suelo, con SungYeol jr. tirándolo de las orejas.

—Yo lo vi todo —dijo DongWoo asintiendo con la cabeza—. Estábamos jugando y de pronto WooHyun gritó que le estaban tirando las orejas, nos pusimos de pie, y el árbol se estaba quemando.

Parpadeé, incrédulo, en tanto MyungSoo se atragantaba con su saliva.

Tuvimos que irnos del parque con una orden de prohibido volver a entrar y cinco bebés impacientes por volver a salir.

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