15 |Cuidado con las Amistades|

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Cuando MyungSoo era más pequeño, una bolita de odio, ternura y groserías, solía pasar mucho tiempo a solas debido a que yo debía hacer malabares entre mis estudios y el trabajo, por lo que no tenía mucho tiempo para mimarlo. Debido a ello, cuando llegaba a casa, muchas veces me encontraba con todos los cojines rotos, las cortinas rasgadas, la leche desparramada en la cocina y los pobres peluches que MyungSoo tenía con la espuma fuera –excepto Nemo, por supuesto, Nemo era intocable para mi lindo gatito.

Luego de muchas y largas explicaciones llenas de paciencia, logré hacerle entender que eso no estaba bien. Era algo así:

—MyungSoo, ¿qué te dije de los cojines?

—Que no debía echarlos al suelo.

—Y tampoco romperlos, ¿entendido?

—Oh. Claro.

—¿Y sobre la leche?

—Que debía beberla de un vaso, no de la caja.

—Y tampoco beberla si yo no estoy en casa.

—Ah. Verdad.

—Bien. Entonces, ¿qué debes hacer con los cojines?

—No echarlos al suelo.

—Sí, ¿y qué más?

—¿Qué no debo dormir sobre ellos?

—¡MyungSoo!

—¡Una mariposa!

Y luego MyungSoo comenzaba a perseguir a la pobre mariposa por toda la casa.

Debido a esto, empecé a pensar que quizás MyungSoo necesitaba un poco de compañía. La primera idea era que DongWoo trajera a SungJong, que era entonces un niñito también, pero luego lo pensé mejor y me dije que no sería algo inteligente de mi parte, considerando que ambos se pasaban gran parte del tiempo gritándose y tirando lo primero que tuvieran a mano. Luego, recordé a SungGyu y su pequeño híbrido de perrito, un niño tan mimado como MyungSoo pero que parecía siempre feliz.

Tuve mis dudas al principio, claro, después de todo, MyungSoo era un híbrido de gatito, WooHyun lo era de un perro... Muchas cosas podían salir mal en unos segundos.

Sin embargo, SungGyu me convenció que WooHyun no podría hacerle daño a ni una mosca, al menos, no por gusto.

De todas formas, no iba a dejar a esos dos solos el primer día. SungGyu tenía que ir a trabajar y era mi día libre, así que trajo a WooHyun a mi departamento. El pequeño híbrido estaba vestido con una jardinera, una playera blanca y unos lentes redondos, viéndose totalmente adorable mientras movía su colita de un lado hacia otro.

MyungSoo, en cambio, estaba con su pijama todavía, con el cabello desordenado y baba seca en la comisura de sus labios luego de despertarlo.

Mi gatito se escondió tras mi pierna, asomándose para ver a WooHyun mientras fruncía el ceño. Nambito lo observaba con curiosidad, sin acercarse tampoco, y luego de que SungGyu se despidiera de él dándole un beso en la mejilla, se quedó allí, sin moverse.

—MyungSoo, saluda a WooHyun —regañé dulcemente.

MyungSoo ladeó la cabeza.

—Hola, monstruo —dijo sacándole la lengua.

WooHyun frunció el ceño.

—Hola, fantasmín —replicó WooHyun.

Ay, no, ya iban a empezar...

—¡Al menos yo soy guapo!

—¡Y yo alto!

—¡Feo, feo, feo!

—¡Enano, enano, enano!

Parecían a dos segundos de lanzarse uno sobre el otro para comenzar a pelear, pero me interpuse entre ellos y los sostuve de sus ropas con una mirada de enfado.

—MyungSoo, o te comportas, o te quito a Betty Boop —le regañé mirándolo.

—¡No, a Betty no! —protestó poniéndome una cara de pena.

—Bien, así que invita a Nambito a jugar o de verdad me enojaré —miré a WooHyun, que enseguida puso una expresión tímida—. Y tú no tengas miedo para responderle a MyungSoo, a veces se pone grosero.

MyungSoo refunfuñó algo en voz baja, sin embargo, luego tomó la mano de WooHyun y lo arrastró a su cuarto diciéndole que no tocara sus juguetes o le quitaría los ojos.

Mientras, comencé a prepararles algo para comer, y cuando tuve todo listo, me dirigí a la habitación de MyungSoo, oyéndolos pelear sobre qué juguete era mejor, si Kumamon o el oso Ryan.

Les dejé la bandeja sobre la mesita de MyungSoo, notando entonces que su rostro estaba un poco colorado. Preocupado, toqué su frente, notando que la tenía algo caliente, y luego le dije que no se esforzara mucho, que parecía que se iba a enfermar.

Salí otra vez, rodando los ojos al escuchar que su discusión fue retomada, y comencé a limpiar la casa.

Sin embargo, luego de una hora, me preocupé al no oír gritos viniendo de la habitación de MyungSoo. Silenciosamente, me acerqué para oír lo que fuera que estuvieran haciendo.

—¡Anda, MyungSoo, ven a jugar conmigo! —se quejó WooHyun.

—No me siento bien —replicó MyungSoo—. Además, de seguro si te paso mis juguetes los vas a romper.

—Ya me disculpe.

—Dile eso a Cenicienta.

—Se llama Capitán América, MyungSoo.

—Para mí es Cenicienta.

Oí un suspiro y luego pasos.

—¿No quieres dormir? —preguntó WooHyun de pronto preocupado—. Te ves un poquito enfermo.

—No estoy enfermo —la voz de MyungSoo se tornó un poco indecisa—. Es sólo que de pronto hace calor aquí, ¿no crees? —fruncí el ceño, confundido—. ¡Y estoy mojado aquí abajo!

—¿Te hiciste pipí, MyungSoo?

—¡No! —escuché el gimoteo de mi gatito—. ¡No sé qué pasa! Pero quema y duele. WooHyun, ayúdame.

—¿Qué quieres que haga?

—No sé, tócame aquí.

¿Están pensando lo que yo estoy pensando?

¡MyungSoo estaba confiando en WooHyun!

Ay, estoy tan orgulloso de mi bebé...

Iba a retirarme para saltar de la felicidad, pero entonces oí un gemido saliendo del cuarto de mi gatito.

—¿Hice algo mal?

—¡No! Se siente bien...

Abrí la puerta de golpe. Tan tonto no soy, niñas.

Y me encontré con WooHyun entremedio de las piernas de MyungSoo, que gemía y lloriqueaba en voz baja mientras el híbrido de perrito le toqueteaba la entrepierna por encima del pantalón.

Estoy seguro de que mi cara era un poema en ese momento.

—¡MyungSoo quería que lo tocara! —gritó WooHyun alejándose.

—¡Me duele! —sollozó MyungSoo.

—¡Aléjate de mí gatito, pervertido! —le grité a WooHyun, sin saber qué estaba pasando en ese lugar.

Más adelante el veterinario me explicó que MyungSoo había entrado en celo, pero no lo sabía en ese instante, así que reaccioné como cualquier persona normal lo habría hecho: correteé a WooHyun de la habitación, ganándome más adelante un golpe por parte de SungGyu, mientras MyungSoo seguía lloriqueando de que algo le dolía.

Y me prometí, esa tarde, que MyungSoo no necesitaba amigos en esa vida. Con Nemo ya era suficiente.

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