39 |Jjongie|

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Una semana antes de que los demonios fueran a la guardería, con MyungSoo decidimos llevar a Jjongie con un especialista para hablar sobre las características especiales que podía tener el menor de nuestros hijos.

El pediatra Kim Heechul era experto en atender a niños híbridos o hijos de ellos, así que confiábamos plenamente en sus capacidades. Al menos, yo, porque MyungSoo se ponía histérico cuando una persona que no conocía tocaba a sus bebés.

Jjongie, además, no estaba haciendo las cosas fáciles tampoco: luego de haber hablado ese día en la playa no lo quiso hacer más, volviendo a maullar, y en ese instante estaba en los brazos de MyungSoo, acurrucado contra el pecho de su mami, ronroneando mientras MyungSoo le acariciaba el cabello.

—¿Cuántos años tiene el pequeño Jjongie? —preguntó Heechul sonriendo con amabilidad.

—Va a cumplir los tres años en noviembre —le dije.

—Bien... —levantó la vista, mirando a Jjongie todavía acurrucado, y luego dirigió su vista a MyungSoo—, les haré unas cuantas preguntas y tienen que contestarlas con completa honestidad, ¿les parece?

MyungSoo asintió receloso.

—¿Jjongie ha interactuado con otros niños?

—No —arrugué el ceño—, a veces los llevamos a los cinco al parque para que jueguen, pero Jjongie sólo se dedica a jugar con sus hermanitos, y cuando a ellos los invitan a jugar en grupo, vuelve con nosotros. No le gustan los extraños.

—Me dijeron que no le gusta conversar y se dedica a maullar cuando quiere algo —continuó Heechul.

—El resto de sus hermanos hablan y hablan con él, pero Jjongie sólo maúlla o se queda calladito —respondió MyungSoo—. Además, cuando se siente feliz suele ronronear o cuando está triste gimotea. Y además... —MyungSoo mordió su labio inferior un momento—, bueno, cuando las cosas no resultan bien para él, se altera demasiado.

Heechul se recostó en su silla.

—¿Cómo es eso?

Le tomé la mano a MyungSoo al notar como se cohibió un poco.

—Se acostumbra a una rutina y cuando nos salimos de ella parece confundido para luego enojarse y botar sus juguetes —contestó MyungSoo con pena en su voz—. Y cuando le hablamos, bueno... suele tomarse todo de forma literal. El otro día, SooYeol comenzó a decir groserías y Jjongie maulló en imitación, así que SungYeol les dijo que no dijeran esas cosas, que debían morderse la lengua si iban a decir palabras groseras, y bueno, Jjongie realmente lo hizo.

La expresión de Heechul no cambió, sólo se tornó más interesante.

—¿Los deportes no le gustan?

—No —contesté preocupado—, le gusta jugar siempre y cuando estén sentados. Cuando se trata de correr o jugar a las escondidas, prefiere hacerse a un lado. Además, le costó demasiado aprender a gatear y caminar. Aún le cuesta caminar, no puede coordinarse bien. Pero también fue el primero en aprender a vestirse solo. Algunas cosas las quiere hacer sin ayuda.

Heechul asintió, comprensivo, sin dejar de anotar lo que fuera que estuviera pensando en su cuaderno.

—¿Es hipersensible con los ruidos?

—No le gustan mucho los gritos —contestó MyungSoo—, se pone a llorar cuando levantamos la voz o algo se cae. Últimamente comenzó a cubrirse los oídos cuando algo le desagrada.

—Ahora, ¿hay algo que llame la atención de Jjongie? —Heechul miró al niño con curiosidad.

—Pues... le gusta construir torres con los bloques —contesté arrugando el ceño—, y comprende muy bien todo lo que le decimos. Si quiere algo, sólo lo señala y maúlla hasta que se lo damos, y cuando le preguntamos para qué sirve, suele mostrarnos bien su uso. Hace unos días agarró el celular de MyungSoo y cuando descubrió la cámara estuvo cerca de dos horas sacándose fotografías.

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