35 |SooYeol|

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Ustedes saben, dentro de cada familia siempre hay un hermano, primo o sobrino que suele ser el más maldadoso de todos y que genera muchos conflictos por ello.

Dentro de nuestra pequeña –enorme– familia, SooYeol era el diablo encarnado.

No Jiae, la niña. Sino el mayor.

Era un niño caprichoso y que quería siempre a su mami, como le decía a MyungSoo cuando necesitaba algo.

¡Me estaba quitando a mi novio!

¿Acaso MyungSoo no podía ver que ese niño era el demonio?

—¡Mami! —chilló cuando MyungSoo se sentó sobre mis piernas, ronroneando.

Pensé que MyungSoo lo iba a mandar al diablo, sin embargo, su rostro se iluminó y bajó de mí, dejándome con las ganas de ser mimado, para recoger a ese saco de popo y babas.

SooYeol me miró con una sonrisa malvada.

—¡MyungSoo! —chillé tratando de hacer aegyo para que mi novio me tomara en cuenta.

Pero MyungSoo sólo me miró con el ceño fruncido, tomando en brazos a SooYeol.

—¿Qué haces? Luces como un idiota —regañó llevando a SooYeol contra su pecho mientras nuestros otros bebés estaban jugando en el suelo.

Puse una expresión ofendida, fastidiado de que no me tomara en cuenta. ¡Claro, pero cuando Jiae estaba en mis brazos, MyungSoo se ponía todo pesado e incluso se tiraba a la alfombra para hacer un berrinche!

Me crucé de brazos, enfurruñado.

Observé a los bebés mientras MyungSoo comenzaba a arrullar a SooYeol en sus brazos: MyungSung estaba coloreando en el suelo, concentrado en su dibujo; SungYeol jr. jugaba con unos bloques de plástico, haciendo torres que luego botaba riéndose maliciosamente; Jiae estaba con Jjongie, el menor sentado en el suelo mientras hacía sonar su chupete, su hermana de pie tras él jugueteando con su pelo, haciéndole pequeñas colitas con el ceño fruncido en concentración.

Todo sería perfecto si ese otro demonio no me hubiera quitado a mi novio.

Miré la televisión con desinterés, notando con gusto que MyungSoo dejó en el suelo a SooYeol que no tardó en tambalearse hacia sus hermanitos para ponerse a jugar con ellos, y pronto mi gatito estuvo otra vez en mis brazos, ronroneando cuando lo rodeé por la cintura.

—Deberíamos dejarlos un día con SungGyu —dijo en voz baja—, y nos escapamos a un motel. Hace mucho no follamos, SungYeol.

Me reí, dándole la razón. Desde que teníamos a los bebés que el único contacto sexual que tuvimos habían sido un par de masturbaditas y nada más, ¡y eso me tenía irritado!

Cada vez que nos las arreglábamos para estar a solas y estaba a punto de meterle mi pene en el culo, uno de los bebés llegaba llorando y MyungSoo se olvidaba de lo que estábamos haciendo para salir a consolarlo, dejándome con una erección enorme que debía bajar con mi pobre mano.

Necesitaba tener un momentito a solas con mi novio o mataría a un par de bebés pronto.

¿Ven? Ya me estaba poniendo como MyungSoo por el mal humor.

—Un fin de semana entero sin bebés, eso me gusta —dije sonriéndole, acariciándole detrás de sus orejitas, causando que volviera a ronronear.

MyungSoo abrió la boca para hablar, pero entonces escuchamos un chillido seguido de maullidos.

Mi novio se separó, ambos mirando a los bebés.

SooYeol estaba en el suelo, sosteniendo el chupete de Jjongie, gritando mientras Jiae estaba sobre él chillándole, sacudiéndolo por el cuello de su playera. El menor de los bebés estaba maullando acostado boca arriba, sollozando con quejidos suaves, moviendo sus manitos para tratar de ponerse de pie pero sin poder lograrlo.

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