Es un maldito, es lo único que puedo pensar. Damián Prescott siempre busca las palabras perfectas para desvelarme. Me atormenta día y noche, me enloquece, me estresa; he criticado a Laura por su obsesión cuando yo estoy en las mismas, estoy fascinada por la primera persona que no cae en mis encantos. Vaya cliché barato en el que me he convertido.
Debo despejar mi mente, pasar tiempo con otros chicos que capten mi atención, quizá eso me ayude a no pensar más en ese idiota. Suspiro y decido llamar a mi mejor amigo para preguntarle acerca de Brandon, el teléfono timbra varias veces.
— ¡Espero que te estés muriendo para que me llames! ¡son las seis de la mañana! —gruñe y no puedo evitar reírme a carcajadas. ¿Son las seis de la mañana?
—Solo quería chismosear un rato —respondo juguetona—, saber algunas cosillas...
— ¿Tan importantes son que no podían esperar un par de horas? —dice malgeniado.
—Deja de ser perezoso... ¿Qué has sabido de Brandon? —jugueteo con mis uñas mientras espero su respuesta.
— ¡Me lleva! —grita, tuerzo los ojos, Alex siempre es tan... Alex—. Definitivamente la traga te dio duro... ¿Para que la prisa?
—Entre más rápido me respondas más rápido podrás volver a dormir —suspiro agotada, necesito dormir.
—Grrr —gruñe exasperado, una sonrisa se forma en mis labios—. Sé que está loquito por ti, se le nota a leguas, y... no se le ha vuelto a escuchar ningún romance desde que Amanda Kane probó sus labios —mi sonrisa se extiende, eso es lo que siempre sucede con todos—, al parecer dejaste tu marca de propiedad en él.
—Lo típico —digo con suficiencia. ¿Por qué no puede ser igual de fácil con el otro idiota? —. No, no, Amanda, no vayas por ahí...
— ¿Eh? —me doy cuenta de que he pensado en voz alta.
—Nada, olvídalo.
Que un chico capte mi atención es algo jodidamente complicado, no me suelo impresionar fácilmente, y en mi circulo social todos los chicos que conozco son ricos y muy guapos, por lo que mis estándares son muy elevados y mis gustos tienen fecha de caducidad.
Nunca me ha gustado nadie por más de un mes, intento mantener las cosas superficialmente, siempre he huido de las relaciones, siento que no son algo para mí. No quiero que nadie me conozca de verdad.
—Amanda... —Alex modera el tono de su voz y me coloco alerta—. ¿Hasta qué punto dejaras que sucedan las cosas con él?
—Él me atrae —no sé la respuesta—, solo quiero distraerme un rato, no tiene nada de malo.
—No lo tiene, pero estoy un poco cansado de tus mentiras.
—Alex...
— ¿Quieres que siga fingiendo que no sé nada? —pregunta, noto decepción en su voz—, nunca he entendido por qué lo haces, pero no te juzgo y jamás lo haré, solo te pido tener cuidado. Y... enserio quisiera conocer tus otras capas, no soy como las demás personas, soy tu amigo, deberías confiar en mí..
El problema es que no confío en nadie, no puedo. Quiero a Alex, lo quiero demasiado, es mi mejor amigo, siempre intento estar ahí para él y lo conozco perfectamente, el problema es que no quiero que me mire con lastima, que se decepcione de la persona que soy.
—Solo quiero sentirme libre de ataduras por un momento —intento sincerarme un poco—, estoy cansada de tanto idiota, quiero que me traten como una mujer, porque les gusto como mujer, no porque les guste como Amanda Kane.
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Las reglas del deseo | 1.0
Teen FictionDel odio al amor hay una delgada línea, y a veces entre más intenso es el odio, más inolvidable se vuelve el amor. Amanda Kane siempre ha sido la chica perfecta a los ojos de todos, ha organizado y planeado cada aspecto de su vida, sin embargo, todo...