43. A mi si me duele.

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Empujo a Brandon con fuerza y noto que se sorprende ante mi reacción, ambos volteamos y nos encontramos con la expresión de frialdad de Damián. Mi corazón se paraliza y los nervios toman control de mí, no sé que le está pasando a mi vida, pero hoy todo parece ir de mal en peor.

—Damián —lo saluda Brandon extendiendo su mano hacía él, mala decisión. Damián recorre la mano que le tiende con una mirada de desprecio y se cruza de brazos—, para todos fue una sorpresa verte aquí...

—Por favor, charlamos media hora en una fiesta, no significa que seamos los mejores amigos para que me hables con tanta confianza, y mucho menos dentro de la universidad —estoy anonadada, él parece ser el chico sin emociones que aparenta siempre frente a los demás, no me gusta esta versión.

—Okey —se burla Brandon—, Amanda, entonces vamos —se voltea hacía mi con una sonrisa en su rostro. ¿A este que le pasa? Estoy a punto de rechazarlo rotundamente cuando Damián se me adelanta.

—Yo llevaré a Amanda.

—No es necesario, debes estar muy ocupado profesor, además, ella y yo hemos quedado...

—Yo llevaré a Amanda —sonríe con falsedad, su sonrisa no corresponde a su tono de voz—, tengo cosas que hablar con ella.

—Olvídenlo, me largo —resoplo abrumada con tanto, les doy la espalda a ambos y camino con rapidez, quiero salir de esta maldita universidad.

Escucho que Brandon me llama y se me eriza toda la piel, no me gusta nada lo que está pasando con él, no quiero chismes o escándalos donde terminaré perdiendo y no sé como proceder, si fuera un chico cualquiera lo mandaría a la mierda y le daría una cachetada, pero no lo es, él también tiene contactos, influencias, es admirado y deseado por todas las mujeres heterosexuales del lugar. Creo que por primera vez en mi vida me arrepiento de una de mis decisiones, jamás debí acercarme a él.

Me dirijo inconscientemente al parqueadero, respiro hondo y niego para mi misma, bajo la mirada hacía donde debería estar mi bolso y maldigo al recordar que no lo recogí del suelo cuando Brandon me asustó. Escucho que me llaman y alzo la cabeza, a pocos metros están mis amigos haciéndome señas para que me les acerque, niego con mis manos para que no se sientan mal y doy la vuelta para buscar mi bolso, no doy muchos pasos porque golpeo con su pecho.

— ¿A dónde crees que vas? —pregunta con el mismo tono que le habló a Brandon—. ¿Buscas esto? —alza mi bolso, lo observo y se lo arrebato colocándomelo en el hombro.

No quiero mirarlo, ni enfrentarlo, mucho menos darle explicaciones. Además, estoy furiosa por toda esta situación, terminaré enloqueciéndome. No respondo y le doy la espalda dirigiéndome hacía donde mis amigos, es mi única escapatoria.

—Súbete al auto —ordena, me agarra del brazo y me hace girar, nuevamente choco con su pecho.

—No pienso subirme a ningún lado contigo —no estoy para esto, la ansiedad me está consumiendo y quiero asesinar a medio mundo.

— ¡Amandaaaa! —escucho el grito de Laura, que conveniente.

Intento escapar de su agarre, pero no me lo permite, es más se acerca varios pasos a mi dejándome completamente vulnerable. Su frente choca con la mía y sus brazos caen a mis costados liberándome, debería alejarme, rechazarlo, correr, debería hacer muchas cosas que no hago, porque solo quiero acurrucarme en mi cama y abrazarlo hasta que anochezca.

— ¿Qué ha...ces? —cierro mis ojos y tomo la fuerza suficiente para alejarme de su lado, esto no nos conviene—. No sigas.

—Todos nos están mirando en estos momentos —aclara algo que ya sé, luego arreglaré e inventaré una excusa para nuestra cercanía, de todas formas, no hemos hecho nada inapropiado—. Y me da completamente igual, así que súbete al auto antes de que te bese aquí mismo con tanta fuerza que hasta olvidarás tu nombre ¿Okey?

Las reglas del deseo | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora