Las reglas del deseo | 1.0

51. Romperé su corazón.

Siempre he trabajado por un puesto en Kn, por mostrar mi valor en el mundo empresarial. Me he preparado durante años, he estudiando juiciosamente, he dado lo mejor de mí; con los años me di cuenta de que mi padre no pensaba en mi como alguien valioso, él no planeaba darme lo que me correspondía y por tal motivo contraté un abogado, perdimos antes si quiera de sacar nuestras armas, nadie puede contra mi padre nadie.

Esa empresa ha sido la única meta en mi vida, mi madre la fundó junto a mi padre, ella era una mujer respetada por sus decisiones, ella trabajó para demostrarles a todos que su idea de negocio era fiable, ella junto con mi padre construyeron un imperio de la nada; yo quiero ser como mi madre, que su recuerdo permanezca vivo en mí y no en una placa de recordatorio a la entrada del edificio.

Anderson ha sido un mal padre, que mejor prueba que yo, pero, aunque lo odie, sé que él adora a Kn, haría todo por ese pedazo de empresa, ha ocultado todos sus pecados para que no manchen nuestro apellido. Que me pida ayuda es una medida desesperada, sé que tenemos opciones, un plan, todo depende de mí. Él no quería que todo lo que trabajó mi madre se perdiera, y yo tampoco.

Si, estaba enamorada y lo había revelado en el peor momento y a la persona equivocada, sin embargo, me doy cuenta de que eso es lo que me jode, antes no me importaría aceptar el trato, pues tendría todo lo que siempre quise, me sentiría victoriosa y hasta manipularía un poco a mi padre, era demasiado fácil, no sería una ganancia que me enorgulleciera del todo, pero sería una ganancia, la cosa es que ahora si me cuesta, si me duele.

Solo pienso en Damián, en su sonrisa, en sus palabras, en la forma que me mira. No quiero herirlo, no quiero ser esa malnacida de antes, no quiero ser mi padre, pero tampoco quiero perderlo todo por un imposible. Jamás podré querer a Damián abiertamente, nuestra relación siempre estará en las sombras por el beneficio de nuestras familias. Así que si, acepté la propuesta de mi padre.

Nunca me he sentido tan mal por una victoria, nunca se ha sentido tan jodidamente mal alcanzar uno de mis objetivos. No tengo la fuerza para terminar con Damián, quiero descubrir esa parte de mí que solo sale cuando estoy con él, pero tampoco quiero herirlo de ninguna manera, por eso después de pensarlo y analizarlo, he decidido la opción menos perjudicial y la menos apropiada.

Mentir.

Miro a mi alrededor, mi cuarto está hecho un desastre, papeles y botellas de licor están por todo el lugar, recordándome el poco control que tengo sobre mí. Estoy prácticamente en un trance. Después de aceptar mi padre me ha llevado hacía su oficina, por primera vez en la vida me invitó a entrar, no me echó, me ofreció algo de beber, me señaló una silla para sentarme, me habló como si dejará de ser un estorbo y pidió mi opinión.

Mi padre me mostró y me dio toda la información necesaria de los estados de la empresa, tuve en mis manos lo que siempre quise, no éramos padre e hija, éramos un empresario a punto de la ruina y su única salvación. Hablamos de convencer a los Tover, sentí náuseas y asco por mí misma, pero mantuve mi compostura mientras me rompía más y más a cada minuto.

El viernes en la noche iremos a una cena con los Tover, nos comportaremos como el padre e hija más unidos que existen, le demostraré al padre de Brandon lo enamorada que estoy de su hijo y él de mí; como dijo mi padre, tener a una Kane es dar demasiado poder aun cuando estamos a punto de quebrar, mi imagen y mi posición son lo más importante y hacerle pensar a ese señor que puede surgir una unión de nuestras familias será nuestra lotería.

Mi padre no quiere que su nueva esposa e hijo se enteren de lo que está sucediendo, y por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con él. Manejaremos esto en silencio, con precaución y cuando todo esté firmado, poco a poco alejaré a Brandon de mí, el problema es que sé lo pegajoso que puede ser y ya me costó mucho dejarle las cosas claras como para volver a iniciar el ciclo tortuoso de nuevo.