20. Relájate Bella

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Varias personas se atraviesan en mi camino para saludarme, no conozco a la mayoría, intento parecer amigable, sonriendo hipócritamente mientras solo quiero que se quiten de mi camino, necesito llegar a mis amigos y beber hasta perder el conocimiento, ¡Me acostaré con mi hermanastro! No sé cuándo, ni donde, ni cómo será, pero lo seguro es que pasara, es algo inevitable que yo misma he provocado.

En mi mente surge el pensamiento de ir por Damián, sé que no le gustan las fiestas y vino aquí prácticamente por mí, debe estar estresado, pero él es grandecito y nadie lo obligó a venir, tomó sus propias decisiones.

Veo a las tres C y a Laura hablando animadamente, me acerco a ellas, no sé cuándo, pero el maldito de Alex se me perdió entre la multitud. Cuando llego todas gritan demostrando su estado de embriaguez, me saludan abrazándome y llenándome la cara de babas, hasta Laura lo hace y me sorprendo un poco, el alcohol hace milagros.

— ¡Lo trajiste! —pega saltitos mientras rodea mi cuello con sus brazos, Laura me va a ahogar; se aleja y me da una lata de cerveza que acepto gustosa, no espero nada para llevármela a los labios y sentir esa agradable sensación del líquido frío corriendo por mi garganta y tranquilizando mis nervios.

— ¡Alex vino a decirnos sobre tu compañía! —chilla Clara—. ¿Dónde está?

— ¿Alex o Damián? Porque el primero se me perdió y el segundo ni me interesa, no soy su niñera —miento, lo que pasa es que me estresa que hablen de él.

— ¿Cómo lo trajiste? —pregunta Laura con una sonrisa interrumpiendo mis pensamientos.

—Le dije que iría a una fiesta y él dijo que me acompañaría —me encojo de hombros restándole importancia.

Todas están de un excelente humor, aunque yo me encuentro un poco frustrada. Además, todavía no he firmado contrato con Damián y temo que aproveche el tiempo para llevarse a Laura otra vez a la cama. ¿Sería capaz? Algo dentro de mí me dice que no.

Gracias a Camila empezamos a hablar de otros temas y al pasar las horas me voy relajando al igual que emborrachándome. Todas empezamos a bailar y a divertirnos como se debe, de vez en cuando paramos para descansar unos minutos y escuchar los chismes de alguna de las tres C. Laura y yo olvidamos todos nuestros disgustos y nos abrazamos mientras reímos por los nuevos chismes picantes que surgen en la clase alta. Muchas veces se nos acercan chicos para invitarnos a bailar, pero negamos la compañía de todos.

Suena una canción de J Balvin y todas gritamos emocionadas, a Laura y a mí nos gusta mucho ese cantante desde sus inicios, las tres C empiezan a bailar juntas y yo elijo como mi pareja de baile a mi mejor amiga; ella agarra mi cintura y empieza a bajar lentamente mientras yo muevo las caderas, no paramos de reír, es tan relajante estar así con ella, siendo nosotras de nuevo. La echaba de menos, nuestra amistad es muy extraña pero no deja de ser un tipo de amistad.

—Quisiera saber dónde está Alex... —bromea, ambas sabemos que debe estar besuqueándose con algún chico guapo, haciendo a su víctima dudar de su sexualidad. Le encanta provocar heterosexuales.

—Yo no quiero ni saber —respondo, ambas reímos.

Camila se acerca a nosotras con una botella de Nectar rojo y todas gritamos de alegría; bailamos y el contenido de la botella empieza a disminuir; no sé qué hora es, lo seguro es que todas estamos demasiado borrachas; las tres C deciden por fin disfrutar de la compañía masculina y nos dejan a Laura y a mi solas.

— ¿Has visto a Brandon? —me pregunta mientras bebemos.

—No, y la verdad no es que me interese mucho... ¿Viste la historia que subió hace unos días? —hago una mueca de fastidio.

Las reglas del deseo | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora