4. Damián es tema prohibido.

26.1K 1K 76
                                    

Subo enojada al auto sin decirle nada a mis amigos, ellos al notar mi expresión se miran unos segundos entre sí.

—Arranca —le ordeno a Alex cuando noto que ambos voltean hacia la puerta de la casa esperando que alguien salga por ella. Alex arranca unos segundos después mientras la rabia me consume lentamente.

Como me habló, como me miró, me hizo sentir como si no fuera nada. Cubro mi rostro con ambas manos y gruño de la rabia. Jamás un chico me había mirado y hablado de esa forma, me desquicia.

— ¿Estas bien? —Alex es el primero en romper el silencio mientras está concentrado en conducir—. ¿No lo invitaste?

Respiro hondo y me tranquilizo, no puedo perder los estribos por una nimiedad, debo tener paciencia y actuar con desinterés o estos meses serán una autentica tortura. No quiero que hablemos de Damián y estoy segura de que es lo que más desean mis amigos en estos momentos.

¿Joder a Damián con Laura? ¿En qué pensaba? Damián no es ningún bobo, no caerá fácilmente, perder mi tiempo con alguien como él es ilógico, lo mejor que puedo hacer es ignorarlo y concentrarme en lo que puedo hacer legalmente contra mi padre. No quiero arrastrar a Damián en mi mundo porque no lo quiero en él; mi mundo, aunque falso y superficial, es lo que me mantiene a flote.

¡Esos dos pueden joderse!

Laura me mira con los ojos bien abiertos esperando una respuesta que no quiero dar. Está bien maquillada con sombras negras, una cola alta, y un minivestido blanco transparente que deja ver su traje de baño negro.

—Quedan cancelados todos los planes que tengan que ver con Damián —digo con seriedad mientras miro al frente con la mandíbula apretada.

— ¿No quieres darle una lección? —la miro de mala gana y alza las manos en son de paz. Sé que desde que vio la foto del chico solo quiere llevárselo a la cama, pero no me importa, que ella busque las maneras de acercarse a él sin tenerme de intermediaria—. Vale, entiendo —se compone en su asiento.

—Me dijo superficial —hablo entre dientes, no me puedo callar, necesito soltarlo antes de enloquecerme—, me habló y miró como si yo fuera una insignificante niña descarriada. Me hizo sentir tan inferior... y ¡Yo no soy superficial! ¿Yo soy superficial? —le pregunto a mis amigos con el ceño fruncido. Ambos se quedan en silencio y noto que intentan no mirarme.

Maldita sea, si lo soy.

Gruño exasperada y me cubro el rostro con las manos nuevamente.

Siempre me ha gustado arreglarme, me siento segura cuando me veo bien, cuando los demás me admiran. Y sí, siempre he sentido una atracción por ciertos chicos idiotas que lucen muy bien, pero hay una razón para eso: No me interesa conocer a nadie, no necesito conocer su interior, no quiero conocer que piensan y que me tengan confianza, porque significa que yo debo hacer lo mismo, y no sirvo para eso.

Creo que existe la atracción física, el gusto temporal por cierta persona, pero no creo en la existencia de ese amor enloquecedor. Mi pensamiento se lo debo a mi padre, si él no pudo amarme, si el ser que obligatoriamente tenía que amarme y protegerme no pudo y le quedó grande, ¿Cómo voy a esperar que un chico lo haga? Y mucho menos ahora que no hay nada que proteger y amar, porque soy consciente que en mi ya no queda nada valioso que salvar, solo hay una chica insignificante, traumada y con muchos problemas.

—Amanda... Todos somos superficiales en algún punto —Alex responde con seguridad, con esa voz firme que siempre me apoya y me aconseja cuando lo necesito—, te gustan los chicos físicamente lindos, a mí también. Todo entra primero por los ojos ¿No?

—Exacto —apoya Laura con alegría—, Cuando una mujer quiere un hombre porque está bueno, es una perra superficial ¿Entonces por qué los hombres siempre andan viéndonos los culos y devorándonos con la mirada? Los chicos siempre buscan mujeres hermosas y acuerpadas que le suban el ego para picárselas con sus amigos de la joya que se consiguieron, ¿Por qué nosotras no podemos hacer lo mismo?

Las reglas del deseo | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora