8. ¿Te desperté?

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Intento olvidar la mirada de mi padre y sus palabras lanzadas con un propósito que todavía no tengo claro. Mi pasado es algo que odio recordar, y aun así jamás desaparece de mi cabeza. Lo único que me ayuda a medio sobrellevarlo es la caja que tengo debajo de mi cama.

No he salido con mis amigos en estos días por la insistencia de Laura con el tema de Damián, desde que lo vio ha sido un auténtico dolor de cabeza. Ella no entendió el concepto de "Tema prohibido". Solo quiero despejarme y olvidar, y me molesta que ni con mis amigos pueda hacerlo.

Otra cosa que me está desquiciando es la presencia de mi padre en la casa, me observa como buitre siempre que me lo cruzo y siento que está planeando algo. Desde su matrimonio viene a almorzar y comer a la casa, y nos tortura con sus comidas familiares, me he escapado de muchas por esta misma razón, porque sé que él solo me destruye con cada uno de sus actos.

—Se me olvidó contarles —alzo el rostro del plato y lo observo, él mira únicamente a Grace con una sonrisa y presiento que no dirá nada bueno—. Los O'Brien nos han invitado a cenar esta noche.

¡¿Que?!

Suelto los cubiertos y estos hacen ruido al caer en la mesa, los rostros de todos giran para mirarme. Maldita Laura.

Hace días está con la insistencia de que le presente a mi hermanastro formalmente, ella sabe que no lo haré, Damián y yo no tenemos ninguna relación ni confianza, es más, lo evito. Pensé que ignorarla por completo le haría saber lo que pienso del tema, pero al parecer no le quedó claro.

—Yo no voy —respondo de mala gana y miro hacía mi plato. Sé cuál será la respuesta de mi padre, pero al menos quiero intentar zafarme de esto.

—Pues no pedí tu opinión —responde cortante—. Los O'Brien han sido amigos de la familia desde antes que nacieras, no podemos faltar a este tipo de invitaciones porque lo tomarían como una ofensa, además, es nuestra primera aparición familiar... —él habla y habla, no se detiene, no piensa más que en él y sus negocios.

Sí, soy consciente de que los O'Brien son cercanos a mi familia. ¿Cómo no lo sabría? La madre de Laura era la mejor amiga de mi madre. Por eso somos tan cercanas desde que nacimos, el destino nos juntó, y aunque quiero a Laura, muchas veces me hace perder la paciencia.

La amistad con ella es peligrosa, somos tan diferentes e iguales a la vez, por eso es mejor tenerla de amiga que de enemiga, porque sin duda ambas sabemos hasta dónde puede llegar la otra para destruir lo que se interponga en su camino.

—Me disculpan —me levanto de la mesa y miro directamente a mi padre—. Se me quitó el apetito.

Mi padre ni me mira, solo sigue metiéndose comida a la boca y masticando, doy la vuelta y antes de salir escucho su amenaza.

—Arréglate Amanda, no quiero buscarte y arrastrarte...

Volteo para fulminarlo con la mirada, Grace toma su mano y mi padre se detiene, miro el punto donde están sus manos unidas e intento que mi respiración no delate la rabia e ira que siento. Salgo rápidamente del comedor sin decir palabra alguna.

Corro hacía mi habitación y me encierro en ella, lo primero que hago es marcarle a Laura para decirle algunas cositas.

—Hi nenu —responde con una risita.

— ¿Qué demonios planeas, Laura? Estoy segura de que tienes que ver con la invitación repentina de tu familia —estoy de malgenio y es algo que no puedo ocultar, tampoco me importa hacerlo. Me responde con unas carcajadas que me hacen gruñir.

— ¡Lo sé! Le estuve rogando a mi padre para que organicemos una pequeña reunión. Te juro que no hubiese recurrido a esto si me la hubieses puesto más fácil; no entiendes que he conocido a mi futuro, solo falta ir por él.

Las reglas del deseo | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora