XXXII

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Los rituales de despedir el día eran algo mágico a los ojos de Idonne.

Realizaban una coreografía acorde a su peculiar manera de comunicase, con la persona responsable de la cúpula durante aquel día, a quien le agradecían por el servicio prestado. Que se repetiría cuantas veces el sistema aleatorio creado por el departamento de la rendija quisiera.

Estaba construido para compilar cada uno de los datos de la gente que vivía dentro de aquella peculiar colmena, guardando cada uno de sus trabajos a lo largo del año, su perfil y eficiencia para determinar su cantidad de participaciones.

También había grupos dedicados a tareas exclusivas que debían tener un seguimiento diario, asi como la lista de tareas completadas y por completar que el sistema aleatorio creaba para ayudar al proceso de las mismas.

Cuando todo aquello se anunciaba, aunque Idonne no entendiera ni el cómo ni el por qué, el do sobre sus cabezas proyectaba luces de color azulado y ocre, cubriendo cada parte del salón principal de magia.

A la orden de aquel o aquella que haya dirigido la organización del MKU por ese día, todos comenzaban a armar filas al frente, marchando a un paso que se dejaba sentir desde el suelo, haciendo cimbrar a los que, como Idonne y los niños a su espalda, permanecían quietos.

Descubrió algunas de las ideas detrás de aquel extraño ritual en el que no perdían más de cinco minutos por la noche, antes de comenzar con la repartición de tareas para el día siguiente.

Esa noche el acto tenía un añadido especial, con la integración de Idonne como miembro activo de la comunidad, cosa que no sucedía desde que la última persona en ingresar al MK-U se había sacado el CID.

Esta vez sería diferente. idonne estaba siendo recibida por un grupo que no estaba del todo de acuerdo con su participación, en especial por el chip implantado en su brazo. Eso era lo que había sucedido la tarde anterior en el cuarto de operaciones, donde la chica se había manifestado en contra de su integración y seguía sosteniendo su postura en cuanto el anuncio se hizo, momento que Idonne solo logró captar por notar su nombre ser deletreado por Lucian.

La chica que se había manifestado en contra se retiró a una esquina, de la mano de no más de cimco personas.

Todos estaban dispuestos a dar su opinión ante el dirigente del día, pero eran una democracia plenamente bien establecida por parte de algo casi infalible, no como el voluble juicio humano. Su propia versión del gran ente reconocía las posibilidades de las más intrincadas decisiones, dirigiendo desde las pantallas y cables su parecer.

Evidentemente, con un poco de juicio humano, Idonne había sido integrada.

La llamaron al frente para poder hacer el inicio de la lista aleatoria, aue se proyectó contra el techo de cristal y fue bajando poco a poco por las paredes de la cúpula.

Notó como los nombres pasaban uno detrás de otro, de manera infinitamente rápida, trazando con números y porcentajes sus calificaciones del día. Evidentemente no eran tan diferentes al exterior. Según lo que sab8a, es que todo eso era decisión propia, no como el gobierno que los silenciaba allá afuera. La chica no podía argumentar nada en contra de aquella lógica.

Cuando llegó a la mitad de la concentración, donde estaba Lucian, el grupo volvió a hacer aquel peculiar círculo con el que la habían recibido. Era una confirmación de la aliamza, un gesto de buena fe y toda su confianza.

Después se enteraría que eso no se había repetido en las últimas dos generaciones dentro de la cúpula.

Cuando pararon de dar vueltas, idonne giró hacia el chico a sus espaldas, Lucian, quien hacía una profunda reverencia. Tenía una sola oportunidad de hacer las coss biem

—¿Qué es lo que tengo que hacer? —preguntó, sin reparar en que la mirada del joven no se dirigía a ella, sino a la gran pantalla que se elevaba por la sala. No obtuvo respuesta y decidió seguir los ojos perdidos de su no tan afanado interlocutor.

Su nombre acababa de ser integrado a la lista, y tenía actividades programadas para los próximos tres días, a sabiendas de que la mente organizadora de aaquellos eventos tenia por conocimiento que Idonne no tendría más de tres días extras en la cúpula.

Perdió el aire que guardaba en los pulmones cuando su nombre apareció al tope de la lista, en el tercer día después de aquel. El último día que pasara dentro del MK-U dirigiría la colmena. Volteó el rostro a las personas ue le rodeaban, haciendo una ovación de aquella manera espectacular que Idonne no había visto hasta su llegada. Solo unos pocos pares de manos no se unían a la oleada, pero era más el desasosiego que sentía en su interior.

Tres días, y en uno, tendría que darlo todo. Solo tres días. 

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora