Capítulo 33.

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Pov Windie.

¿Que cojones le pasa a este hombre en la puta cabeza, hostia? Un beso. Un beso. ¿Os lo podéis creer? Porque yo no. Le dije claramente que no quería ser nunca jamás su segundo plato, y me viene con esto.

- Te dije que no me volvieras a besar - me cruzo de brazos cruzados, mirándole seria.

- Ya pero no dijiste nada de que tú no me pudieras besar a mi - y su sonrisa arrogante hace su aparición.

Y de repente se me ocurre la idea perfecta, la solución a todo este lío, la manera de cómo salir de esta situación.

- Tienes razón - asiento con la cabeza y sonrío, Adam me mira extrañado y sorprendido por mi cambio de actitud tan repentino - Te voy a dar un beso a cambio de mi móvil.

- Es una especie de broma o algo así, ¿hay una cámara oculta? - se gira para mirar detrás de él, y vuelve a mirarme con una mirada desconfiada.

- ¿Por qué iba a poner yo una cámara oculta?

- Y yo que sé, tú sabrás - dice.

- Bueno venga, dame el móvil - le exijo.

- Primero el beso y luego el móvil - le miro enfadada.

- Vale - suspiro.

Me acerco a él y justo antes de darle un beso en los labios se lo doy en la mejilla.

- Dame el móvil - sonrio triunfante.

- Eeeeh... Eso no vale, era un beso en los labios - replica.

- No, tú solo me has dicho que te tengo que dar un beso a cambio del móvil, pero... No has dicho donde te lo tenía que dar - explico tranquilamente.

- Yo creo que era lógico que quería que me lo dieses en los labios - le quito el móvil de las manos aprovechando que esta despistado y le vuelvo a sonreír triunfante, por segunda vez en un día.

Suspiro.

- Como me gusta ganar - paso por su lado y bajo las escaleras de camino al salón.

- ¿Por qué narices has tardado tanto? - me preguntan.

- Adam tenía mi móvil y no me lo quería devolver - suspiro levantando con la mano el móvil.

Los demás se miran con cierta complicidad en los ojos y yo les miro extrañada.

Me dirijo hacia la cocina observando mi móvil. Cuando me encuentro en ella dejo el móvil en la encimera asegurándome de que no esté Adam detrás de las paredes para cogerlo y pedirme alguna estupidez de las suyas, cuando me aseguró abro la nevera.

- ¿¡Cerveza?! - grito desde aquí.

- ¡¡Sí!! - me gritan.

Sonrio ante su respuesta, son incapaces de ver un partido de fútbol sin su cerveza particular, yo con tal de ver el partido estoy a gusto pero sí es verdad que una cerveza no viene mal.

Cojo las cervezas contandolas, al parecer voy a tener que hacer otro viaje hacia la nevera. Me dirijo hacia la puerta dispuesta a ir al salón, pero de repente me acuerdo de algo.

- El móvil - susurro.

Me doy la vuelta rápidamente y lo cojo aliviada, como si el fantasma de Adam pudiese cogerlo. Ahora sí me dirijo hacia la puerta y la abro. Ya en el salón dejo en la mesa los botellines y me vuelvo otra vez para cojer los que quedan en la nevera.

Veo como mis amigos se pelean por la cerveza. Les hago una foto a escondidas mientras sonrio.

- ¿Por qué sonríes? - me sobresaltó al escuchar una voz cerca de mi oído, pero no me muevo del sitio que ocupo y me guardo el móvil en el bolsillo que tengo detras del pantalón.

LA FRATERNIDAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora