Capítulo 28.

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Pov Windie.

Salí del despacho de aquel señor tan raro y cuando abrí la puerta no estaba Adam ¿Dónde coño se había metido? Giré la cabeza y me encontré con la parejita del año ¿Por qué esta aquí ella? En realidad no me interesa. Y ahí estaba yo. Parada en medio de la sala de espera, mientras los dos se besaban sin apenas respirar.

Llevo mi mano al bolso "de ocasiones especiales" y saco el móvil poniendo el cronómetro, mientras miraba como pasaba el tiempo y como la pareja no paraba de besarse.

Empezé a chocar el pie contra el suelo.

Siete minutos.

Eso fue el tiempo que se estuvieron besando sin parar, ¿acaso es que quieren que les demos un premio de apnea, o qué?

Cuando dejaron de besarse se percataron de mi presencia, me dirijo hacia ellos.

- ¿Nos vamos ya? ¿Ya os habéis quedado agusto? - les pregunto con voz calmada y tranquila, incluso yo me sorprendí de como sonaba mi voz en un tono tan indiferente cuando por dentro estaba que echaba humo por las orejas, que buena actriz soy, debería proponerme hacerme actriz de Hollywood y ganar una pasta como lo hacen los actores estadounidenses, me dije a mi misma.

- Ya que lo mencionas, eso solo ha sido el principio - Adam cogió de la cintura a Anabel y la volvió a besar.

- Os espero fuera - les dije.

Salí del edificio después de media hora (como mínimo) ya que era enorme.

- ¿Como han podido hacer una cosa tan grande? - pregunté a Manuela incrédula por las dimensiones del edificio.

- ¿La verdad? No lo sé. Lo que sí sé es que les habrá costado un pastizal hacerlo, pero claramente no han tenido que tener problemas, como son millonarios y todo eso. Además ni siquiera hemos recorrido ni la mitad del edificio, que lo sepas - me respondió Manuela.

- Ya se que no hemos recorrido ni la mitad del edificio, pero ¿por qué hacerlo tan grande? No lo comprendo.

- Yo tampoco, ricos - dijo suspirando.

- Sí, ricos - le contesté de la misma manera.

Me dirigí a un lado del edificio no muy cerca de la puerta porque había un montón de personas apelotonadas entrando y saliendo de este. Me apoyé en el cristal y miré a mi alrededor.

El sol estaba en todo su esplendor aunque estuviésemos en pleno otoño, las hojas caían de los árboles, las personas iban de chaqueta y hablaban a través del teléfono, algunos riendo, otros con el ceño fruncido o incluso gritando enfadados. Suspiré sin poder contenerme.

Adam y Anabel salieron después de media hora . Le quité las llaves del coche a la fuerza a Adam mientras este protestaba,y me fui hacia la dirección donde habíamos dejado el coche, sin siquiera esperarlos, estaba demasiado cansada como para aguantarlos a ambos.

Abrí el coche y me metí en él. Me puse el cinturón y metí la llave para que el coche arrancara. Escuché como se abría una puerta y entraban Anabel y Adam en silencio, no me molesté en girarme hacia ellos. Puse la radio como es habitual en mi y sali hacia la carretera. Cantaba las canciones e ignoraba a la pareja que se besaba. Algunas veces me dieron ganas de decirles que se dejaran de besar de una puta vez, que hacían mucho ruido, pero me contuve.

Llegamos a la universidad y aparco en frente de la fraternidad.

- ¿Acaso es que vendrás con nosotros a celebrar la boda de nuestro amigo? - le pregunto a Anabel mientras los tres nos dirigimos hacia la casa.

LA FRATERNIDAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora