Pov Windie.El abuelo Jhon. En el hospital. Desmayado e inconsciente. Son sólo unas 11 míseras palabras, pero con tan solo pensarlas, hacen que mi mente se descontrole por completo, sin yo quererlo o poder controlarlo.
Conduzco al límite de velocidad, intentando prestar atención al oscuro y solitario asfalto, miro de reojo la hora en el coche y veo que son las 4:27 de la mañana.
En cuanto me sonó el móvil me levanté enfadada, porque ¿a quién se le ocurre llamar a altas horas de la noche? No entendí nada cuando un doctor me dijo su nombre y me preguntó si era Windie Williams Hein y si conocía al señor Jhon Wills Peters. En ese momento me preocupé y me puse nerviosa, y al parecer el doctor se dio cuenta y me dijo lo que le sucedía sin indagar mucho en lo que le ocurría. Me levanté de la cama a la velocidad de un rayo, poniéndome las primeras zapatillas que encontré en el suelo a mano e irme a levantar a los nietos del abuelo Jhon, consiguiendo así de resultado salir en pijama y con una zapatilla deportiva naranja y la otra una conver blanca.
Pasamos el trayecto en completo silencio, cada uno en sus propios pensamientos.
Paro el coche delante de urgencias, sin importarme si lo dejo bien aparcado o si lo dejo como un papel arrugado en medio de la calle abandonado. Ahora no me importa nada. Me quito el cinturón de seguridad a toda velocidad y en cuanto Adam y María se bajan del coche, lo cierro con las llaves.
Entramos corriendo al hospital, sorprendiendo a los pacientes y a los enfermeros y médicos que rondan por aquí.
- ¿Les ocurre algo? - nos pregunta una mujer en recepción.
- Sí, - yo soy la que me acerco a la mesa, para poder hablar mejor con la recepcionista - nos han llamado hace poco diciéndonos que un... - me trabo antes de contestar - Que un familiar nuestro ha sido ingresado de urgencias aquí.
- Vale - la mujer se sienta en su silla y empieza a teclear en su ordenador - deme su nombre y apellidos, por favor.
- Su nombre es Jhon Wills Peters - respondo, tamborileando con mis dedos la superficie del mármol.
- Aquí está, - me sonríe - habitación 328.
- ¡Gracias! - me despido de ella, corriendo junto a los hermanos hacia el ascensor.
Marcamos el piso y esperamos a que el ascensor llegue a él en silencio. En cuanto estamos en el piso correspondiente salimos de él corriendo, encontrándonos con el comisario, su cuñado, sus hermanos y una doctora con bata blanca.
- ¿Está bien? ¿Donde está? - María es la que habla primero.
- ¿Son sus nietos? - los hermanos asiente.
- Sí, somos sus nietos - aseguran ambos - Hijos del comisario - señalan a su padre con un gesto de cabeza.
- Bien, - suspira - les estaba comentando a su padre y a sus tíos que el señor Wills está estable.
Suspiro de alivio al escucharla.
- ¿Pero qué le ha ocurrido? - la doctora me mira.
- ¿Y usted es...? - entrecierra los ojos, incitandome así que le diga mi nombre.
- Soy la señorita Windie Williams - le tiendo la mano para que me la estreche.
- Encantada, yo soy la doctora Frigd, ¿es usted de la familia? - me aprieta la mano a modo de saludo.
- Emmm... - dudo - Se podría decir que...
- No es nadie importante - me interrumpe el comisario.
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LA FRATERNIDAD.
Novela JuvenilWindie Williams, una alumna de segundo grado de criminología de la universidad y sus compañeras de fraternidad se mudan a una nueva, donde tienen un trato con los chicos de otra fraternidad (se van a vivir todos juntos para crear una fraternidad mix...