Capítulo 61.

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Pov Windie.

El abuelo Jhon. En el hospital. Desmayado e inconsciente. Son sólo unas 11 míseras palabras, pero con tan solo pensarlas, hacen que mi mente se descontrole por completo, sin yo quererlo o poder controlarlo.

Conduzco al límite de velocidad, intentando prestar atención al oscuro y solitario asfalto, miro de reojo la hora en el coche y veo que son las 4:27 de la mañana.

En cuanto me sonó el móvil me levanté enfadada, porque ¿a quién se le ocurre llamar a altas horas de la noche? No entendí nada cuando un doctor me dijo su nombre y me preguntó si era Windie Williams Hein y si conocía al señor Jhon Wills Peters. En ese momento me preocupé y me puse nerviosa, y al parecer el doctor se dio cuenta y me dijo lo que le sucedía sin indagar mucho en lo que le ocurría. Me levanté de la cama a la velocidad de un rayo, poniéndome las primeras zapatillas que encontré en el suelo a mano e irme a levantar a los nietos del abuelo Jhon, consiguiendo así de resultado salir en pijama y con una zapatilla deportiva naranja y la otra una conver blanca.

Pasamos el trayecto en completo silencio, cada uno en sus propios pensamientos.

Paro el coche delante de urgencias, sin importarme si lo dejo bien aparcado o si lo dejo como un papel arrugado en medio de la calle abandonado. Ahora no me importa nada. Me quito el cinturón de seguridad a toda velocidad y en cuanto Adam y María se bajan del coche, lo cierro con las llaves.

Entramos corriendo al hospital, sorprendiendo a los pacientes y a los enfermeros y médicos que rondan por aquí.

- ¿Les ocurre algo? - nos pregunta una mujer en recepción.

- Sí, - yo soy la que me acerco a la mesa, para poder hablar mejor con la recepcionista - nos han llamado hace poco diciéndonos que un... - me trabo antes de contestar - Que un familiar nuestro ha sido ingresado de urgencias aquí.

- Vale - la mujer se sienta en su silla y empieza a teclear en su ordenador - deme su nombre y apellidos, por favor.

- Su nombre es Jhon Wills Peters - respondo, tamborileando con mis dedos la superficie del mármol.

- Aquí está, - me sonríe - habitación 328.

- ¡Gracias! - me despido de ella, corriendo junto a los hermanos hacia el ascensor.

Marcamos el piso y esperamos a que el ascensor llegue a él en silencio. En cuanto estamos en el piso correspondiente salimos de él corriendo, encontrándonos con el comisario, su cuñado, sus hermanos y una doctora con bata blanca.

- ¿Está bien? ¿Donde está? - María es la que habla primero.

- ¿Son sus nietos? - los hermanos asiente.

- Sí, somos sus nietos - aseguran ambos - Hijos del comisario - señalan a su padre con un gesto de cabeza.

- Bien, - suspira - les estaba comentando a su padre y a sus tíos que el señor Wills está estable.

Suspiro de alivio al escucharla.

- ¿Pero qué le ha ocurrido? - la doctora me mira.

- ¿Y usted es...? - entrecierra los ojos, incitandome así que le diga mi nombre.

- Soy la señorita Windie Williams - le tiendo la mano para que me la estreche.

- Encantada, yo soy la doctora Frigd, ¿es usted de la familia? - me aprieta la mano a modo de saludo.

- Emmm... - dudo - Se podría decir que...

- No es nadie importante - me interrumpe el comisario.

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