Pov Windie.
Me desperté, gracias a mis fabulosos amigos (y todo esto lo digo con sarcasmo). Como personas adultas qué son, se están peleando por entrar al cuarto de baño, haciendo ruido ¿como no? ¿Por qué debería sorprenderme?, mejor dicho: ¿Por qué no me sorprende?
Me levanto de la cama y me estiro mientras bostezo, entrecierro los ojos debido a la luz del sol y salgo de mi habitación aún adormilada.
Me encuentro a una tropa de chicos empujándose, gritando y peleando. Por desgracia los fines de semana siempre es la misma situación, mi habitación al ser la buhardilla, estaba en el tercer piso junto a las de los chicos. Los ignoré a todos y bajé las escaleras hasta el segundo piso que estaba totalmente desierto y me dirigo hacia el baño abro la puerta de este y me meto en él. Los baños no son muy grandes, pero tienen lo necesario. El baño de las chicas es de color gris claro como mi habitación, tiene un lavamanos, unos cajones donde guardar las cosas, un retrete (esencial y fundamental para los baños) y encima del lavamanos un espejo bastante grande, no hay ducha dado que tenemos las "duchas comunes" al lado del baño. El baño de los chicos es igual, salvo por el color que el suyo es de color "beige" y el nuestro gris claro, tal como dije anteriormente.
Cuando terminé de hacer mis necesidades salí del baño tocándome con la mano la cabeza, dolorida.
Bajé las escaleras.
Cuando ya estaba en el primer piso me fui a la cocina. La mayoría de las chicas se encontraban allí, riéndose todas al unísono.
- Buenos días - les dije, dirigiéndome hacia el cajón de las medicinas.
El alma se me cayó a los pies al coger la caja blanca del ibuprofeno. No había nada. Nada. En ese momento me empezé a enfadar, y mucho. Hasta que llegó mi ángel de la guarda: Yi han.
- Te guardé una pastilla, para el dolor de cabeza - me dijo, entregándome una pastilla.
- Gracias, te quiero - me dirigí hacia la cafetera y me preparé un café.
- Lo sé - contestó.
Todas nos dirigimos al salón, yo tuve suerte, y logré sentarme en el sofá.
Me metí la pastilla en la boca y le di un sorbo al café aún caliente.
- Bueno a lo que nos interesa, chicas... - la voz de Alberto me sobresaltó, ¿cuando había llegado?, Alberto se sentó en el suelo en frente de nosotras - Os tengo que dar una noticia muy impor...
No pudo terminar de hablar, porque un estrépito lo interrumpió. Los chicos aparecieron como si fueran un ejército bajando las escaleras discutiendo aún. Se dirigieron a la cocina todos juntos, y volvieron después de un rato a sentarse con nosotras y Alberto.
- No hay pastillas para la resaca - dijo apenado Adrián. Todos los chicos pusieron la misma cara, una carita muy triste mientras nos miraban a todas nosotras.
- No hay de qué preocuparse - dijo Adam, indiferente - yo siempre guardo una o dos cajas en mi habitación por si acaso nos tenemos que enfrentar a situaciones así.
La cara de los chicos cambió completamente y empezaron a gritar de alegría y júbilo.
Cuando se callaron, todos nos mirábamos los unos a los otros.
- Os tengo que decir una noticia muy importante - empezó a hablar Alberto, escondiendo algo detrás de él - ¡¡¡¡¡Me caso!!!!! - gritó como un loco descerebrado.
Alberto empezó a repartir sobres blancos a todos los que estaban allí, salvo a Adam y a mí, y, di por hecho que eran las invitaciones a la boda. Todos se alegraron de por él y por Erick su prometido, y empezaron a hablar de la "mini-celebración" que íbamos a hacer.
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LA FRATERNIDAD.
Teen FictionWindie Williams, una alumna de segundo grado de criminología de la universidad y sus compañeras de fraternidad se mudan a una nueva, donde tienen un trato con los chicos de otra fraternidad (se van a vivir todos juntos para crear una fraternidad mix...