Escritura sin agenda

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Por mucho tiempo intenté organizarme un tiempo al día o a la semana en el que me dedicaría exclusivamente a escribir. Sin embargo, me di cuenta de que no serviría de nada, pues mi inspiración no puede cerrarse a un momento.

Escribo cuando estoy bien, pero también cuando estoy mal.

Escribo sobre lo que vivo, pero también sobre lo que me gustaría vivir.

Escribo para concentrarme, pero también para reconectarme con mi entorno.

Escribo lo que me molesta, pero también lo que me alegra.

Escribo cuando estoy aburrida, pero también cuando pasa algo interesante.

Escribo cosas que imagino, pero también cosas que quiero imaginar.

Nunca escribo lo mismo, nunca es la misma cantidad de palabras, nunca soy la misma yo detrás del teclado.

No puedo ajustar mi inspiración a un horario.

Mariposas doradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora