Si no fueran las 3am, lo leería en voz alta

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Aprendí a encontrar comodidad en mi voz. Descubrí parte de la libertad de crear con sonidos mi mar de pensamiento.

Parcialmente, porque la vergüenza sigue siendo mi compañera de viaje al reunirme con otras personas; pero la soledad es algo más compasiva.

Qué hermoso es hacerme compañía, ser un poco más consciente de mi existencia.

Al permitirle hablar, una emoción es capaz de dar un paso al frente y calmar el ovillo enredado de miles de imágenes, ideas, sentimientos y ruido mental. Le doy la palabra a una, y el resto deben hacer silencio y esperar su turno.

Tal vez "aprendí" no sea la verdad. Estoy aprendiendo a dejar de lado esa creencia negativa, entendiéndome, así, más a mí misma. Falta, todavía, como siempre.

Mariposas doradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora