Aquí yace un hombre, al fondo del agujero que él mismo formó donde antes había vida, rodeado de destrucción. Su respiración todavía es errática, cada músculo tenso, las palmas de sus manos sudan, pero sus puños no ceden; en ellos se encuentra el poder que crea caos, que creó caos y no dudará en volver a destruir las tierras.
No puede permitírselo, no puede ceder. Y aunque se lo repita mil veces, la tristeza gana.
En cuanto el viejo aparece en la cima del agujero, con la cautela con la que se acerca a un animal asustado, todo deja de importar. Pronto, está en los brazos de aquel que lo cuidó cuando todos vieron únicamente el poder en sus venas, soltando todas sus preocupaciones y llorando a gritos desgarradores.
"Nunca me dejes solo."
El viejo es su refugio contra la tormenta, cuando ésta arrasa contra él con todo lo que tiene y lo deja varado en medio de su desastre.
"Mi guerra se terminó."
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Mariposas doradas
Short StoryPensamientos, escritos, microrrelatos y todo aquello que no tenga lugar propio. [Ilustración de Peter Xiao, peterxiaoji en Instagram]