Un filtro para las inseguridades, por favor

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"Tienen que escribir cinco logros."

Listo, y así es como quise mandar todo a la mierda.

El resto de chicos a mi alrededor comenzaban a levantarse de donde estuviesen escribiendo los papeles y se acercaban al escritorio en busca de cinta de papel. Para pegarlos en el pasillo. Donde pueden verlos todos. Con nuestros nombres.

Como en todas estas actividades, no sabía qué poner, nunca lo sé. Sí, tenía mis pequeñas victorias y mini orgullos, ¿pero logros? Nada era significativo.

Entonces lo pensé; había logrado ganar un desafío por algo que yo había escrito. Mi punto más inseguro y a la vez en el que más confianza deposito. Obviamente, lo escribí. Aunque no tan alto como el primero, había llegado a algo otro escrito, y me sentí feliz. Tenía dos logros.

Después, bueno, me centré un poco más en el colegio y conseguí agregar algo que a veces me da vergüenza decir por más orgullosa que debería estar por ello. Hablé de un momento importante para mi coro, el cual, aunque no sea personal, merecía ser agregado. Y aligeré el asunto con una broma hacia un problema físico propio.

Ah, pero todavía no lo había pegado.

En cuanto lo hice, me arrepentí de haber escrito cada una de las palabras. Cada. Una.

Tiene mi nombre, cualquiera puede leerlo y saber claramente a quién le pertenece. Y no quiero que me pregunten por nada de aquello.

Lo dejé pasar, y después volvió. Una hora luego, lo mismo. Y posteriormente, hasta llegar a la noche, donde intento escribir esto para superarlo.

Me arrepiento de cada ítem.

Pero, ¿qué se le va a hacer?

Después de todo, nadie lee las paredes. Ya va a desaparecer.

Espero.

Mariposas doradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora