Estoy harta del rechazo a los finales felices. ¿Qué tienen de malo?
A ver, vengo a esta pieza de ficción para olvidarme de mis problemas, encariñarme con personajes y ver que, tal vez, las cosas sí pueden tener solución, sí puede haber un motivo por el que debamos atravesar sufrimiento y llevarme la idea que es posible que todo salga bien.
Ah, no, pero los finales felices son infantiles e irreales y a la gente hay que ofrecerle más sufrimiento. ¡Ya tengo suficiente, gracias!
Y ni siquiera odio los finales tristes, porque ¿quién no ama una buena tragedia? Exacto. No, el verdadero mal acá es el final inconcluso. Dale, no podés dejarme así, colgada, si sabés que, al final del día, lo único que importaba de todo esto era que
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Mariposas doradas
Historia CortaPensamientos, escritos, microrrelatos y todo aquello que no tenga lugar propio. [Ilustración de Peter Xiao, peterxiaoji en Instagram]