Un fantasma jardinero (?)

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Cuando se trata de distraerme de lo que debo estar haciendo, soy experta en buscar la mínima excusa. En serio, me enfoco en los detalles más irrelevantes o mundanos para analizarlos, analizarlos y reanalizarlos otra vez, aun con esa vocecita en mi cabeza gritando obviedades como que "eso no es en lo que me tengo que enfocar". Ya lo sé, pero igualmente sigo distrayéndome conscientemente. En fin.

En algún lugar de la cuadra, donde todos los sonidos que rebotan contra cada pared parecen provenir de cualquier lado, hay una puerta haciendo ruido. Lo curioso es que creo que esta, por el peculiar ruido que hace cada vez que se mueve, es una puerta mosquitero.

Déjenme presentarles, entonces, mi nueva distracción: imaginarme quién puede estar entrando o saliendo por aquella puerta. Primero, pensé que sería alguien joven, pero —no pregunten por qué— el silencio del ambiente me hizo descartarlo. Por este mismo motivo, no se trata de un niño. Aunque podría ser alguien mayor ocupándose de sus plantas, no sé, algo me dice que no. ¿Sólo el viento? Sensato, posible y aburrido. Siguiente.

Con aquellas opciones descartadas, la verdad resultaba más clara que el agua: el responsable de aquel ruido no era nada más ni nada menos que un espíritu en su otra vida cuidando de sus amadas plantas en la mañana. A eso sí le llamo dedicación.

Así que esta es la historia de cómo descubrí que tengo un vecino fantasma apasionado de la jardinería, y no, no acepto críticas.

Mariposas doradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora