Capitulo 1: Dura adolescencia.

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Hola a todos! Aqui os traigo la historia de Mario y Elena, dos personajes nacidos en mi historia " El mejor regalo" Que no teneís que leer si no quereís, esta historia es aparte.

Espero que os guste, quizas no haya vivido los problemas de Mario como tales, pero si de distinta forma, asique en estos capitulos va un poco de mi corazoncito.!

Espero vuestros comentarios y votos. Me gustaría saber vuestra opinión de verdad, hago esta historia a petición de vosotros ;) espero que os guste. También podeis decirme que quereís que pase ;)

Besitos!

El primer capi va dedicado a mi gran amiga y seguidora :D Majoperez! Por que animarme ha hacerlo! =D

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 P.O.V Mario

Me llamo Mario, aunque soy más conocido por  " mastodonte, morsa, gordo ". Sí, sufro de sobrepeso; Mi refugio es la comida, cuando estoy triste, enfadado o deprimido, me da por comer; A día de hoy peso cien quilos.

Como cada mañana me levanté para ir al instituto, a mi odiado y asqueroso instituto, tras una ducha y un copioso desayuno, fui hacía el que es mi cárcel diariamente.

-¡Osito!.- Me saludo mi mejor amiga Elena. La conozco desde parvulitos y es y será siempre mi mejor amiga. Ella es una chica normal, por lo general viste ropa un poco ancha, casi siempre va con coleta o trenza y lleva gafas. Sus ojos son preciosos, unos azules ojos que a más de un chico le traerían loco si se fijaran un poco.

-Hola mi pedacito de cielo.- La salude como normalmente hacía. Cualquiera pensaría que somos novios, pero no, somos amigos, grandes amigos.- ¿Preparada para ir a la cárcel?.- Dije con fingido entusiasmo.

-Claro, no queda otra.- Dijo dedicándome una de sus sonrisas más dulces.

Por suerte, no vivía muy lejos del instituto por lo que podía ir andando sin necesidad de coger el humillante transporte público donde me miran como si fuera un monstruo y no hay hueco para gordos como yo. Llegue y me senté en mi sitió, junto a mi gran amiga Elena.

-¡Ei morsa! Hoy hacemos gimnasia, ten cuidado no vayas a rodar y nos vallas a pillar a todos.- Dijo Álvaro, el popular de la clase, y el ser más subnormal del planeta. Hice caso omiso de sus comentarios, y me centre en la clase. Tras tres interminables horas de Historia, Matemáticas y Lengua, salimos al recreo.

Allí vi a mi amor platónico, la insuperable Casandra Miles, hija de un adinerado abogado, que metía a su hija en una escuela pública, cansado de su superficialidad. Yo encantado, podía deleitarme la vista con esa diosa de la belleza. Yo era un ser completamente invisible para ella, pero no me importaba, quizás algún día se fijaría en mi o quizás con un poco de ejercicio adelgazaría y sería visible para sus ojos.

Volví a clase con mi inseparable amiga, la única que tenía y el resto de las clases no pude concentrarme. En ingles y Física tocaba exponer trabajos, así que me pase las dos horas embobado con mi diosa del Olimpo.

¡La campana! ¡Por fin!. Recogí mis cosas de mala manera y junto a mi amiga salí de clase deseando no cruzarme con nadie. Oh.. tarde.

-Que pasa bola de sebo, ¿te pesa demasiado el culo para correr en educación física..?.- Ahí estaba Álvaro otra vez, mofándose de mí, aunque ya no me importaba.

-Cállate imbécil, al menos el tiene cerebro, tu de eso no gastas.- Me defendió mi amiga.

-Vamos Elena, no pierdas el tiempo con esta gente.- Dije cogiéndola del brazo y tirando de ella.

Los gordos, también aman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora