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Holaaaaaaaa! Este capitulo es triste, o a mi me lo parece. NO es nada que no sepaís ya, apartir de aquí si os sorprendere! xD jijijijiji.
Espero que os guste, me ha costado un poco escribirlo jejeje pero bueno, creo que a quedao decente x_x no? jajaja.
Hoy esssssssssss mi santooooooooooooooooooooooooooooooooooooo! Jajajajja. Soy una santa! Santa Almudena..oisss :D jajaja Espero que os guste ;)
Espero vuestros votos y comentarios! Muchas gracias a todos! Os quiero ^_^
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P.O.V Mario
Desde aquel día no había vuelto a ir al instituto, sinceramente, no tenía fuerzas y solo pensar que allí estaban toda esa gentuza... no podía.
Elena me traía todos los días los deberes a casa, intentaba animarme y estaba todos los días a mi lado intentando que levantara cabeza y volviera a ser el mismo de siempre. ¿Mi reto de perder peso?. Está en el mismo lado que mi felicidad, murió en el mismo momento que vi que mi relación con Casandra era una burda treta para intentar separarme de Elena.
¿Cómo pude pensar que una chica tan guapa se fijaría en un gordo como yo?, habría que estar loca. Así era y tendría que aceptar, que pasaría toda mi vida siendo invisible, que pasaría toda mi vida siendo un gordito solitario sin nadie que me quisiera. Tenía que aceptarlo.
-Vamos osito, ven conmigo al centro comercial, lo pasaremos bien.- Dijo Elena al otro lado del teléfono.
-Lo siento preciosa, pero no tengo ganas de nada la verdad, ve tu.- Dije desanimado.
-¿Y qué voy sola con mi sombra?. -.(..Dejo de hablar..).- Mi sombra dice que si no vienes, ella tampoco va. ¡Me dejáis solos!.- Dijo provocando que riera por primera vez en mucho tiempo...
-Enserio preciosa, no tengo ganas, no me lo pongas mas difícil.- Dije sintiéndome mal por no salir con ella.
-Bueno, está bien, luego voy a tu casa. Cuídate y anímate ya leches.- Me dijo mi amiga.
Y así pasaron los días, pasamos navidad juntos y noche vieja también. Mi madre trabajo esos días pero por supuesto ceno conmigo y con la familia de Elena, que insistieron en que cenáramos con ellos.
Las clases volvieron a empezar y yo seguía sin salir de casa, cada día más gordo, incluso más que antes. Esa maldita zorra había destrozado mi vida, mi corazón y todo lo que era antes. Había caído en una fuerte depresión de la que no podía salir, y tampoco quería ayuda para salir de ella, desgraciadamente mi vida era así, y de nada servía luchar contra ella.
Uno de los tantos días que vino a casa Elena para traerme los deberes y recoger los que mandaron el día anterior, me dijo que saliéramos.
-Vamos osito, sal conmigo.- Dijo haciéndome pucheritos.
-Preciosa, no quiero salir a la calle, además estoy más gordo, estoy cerca de los ciento cincuenta quilos y casi ningún pantalón me vale.- Dije abatido.
-Vamos Mario, donde está el chico fuerte que conozco, el que no dejaba que nada de lo que le hicieran o dijeran le afectara, vamos Mario, salir un rato no te va a hacer ningún mal, es más, te sentirás mejor, que vivir entre estas cuatro absurdas paredes.-
-No me apetece Elena, no me apetece de verdad, por favor, no insistas más.- Dije empezando a estar molesto.
-Mario, ¿Te piensas tirar toda tu vida tumbado en la cama? Todo porque esa hueca jugo contigo... Mario, osito, la vida sigue.- Me dijo dulcemente pero estalle.
-¡No tienes ni idea de lo que siento! No sabes lo que es ser invisible, ver que la mujer que amas ni te ve. Sientes que el mundo no merece la pena y cuando lo das todo por perdido se acerca a hablarte. La das todo, tu amor, tu forma de ser, la llevas los libros, la das amor, ¡Joder hasta perdí mi virginidad con ella!.- Vi como su rostro se iba desencajando.- Para luego ser humillado delante de todos los que siempre me han insultado y no solo eso, me graban y el video recorre todos los móviles de la ciudad, hasta lo sacan en las noticias maldita sea. ¡No me digas que la vida sigue, si no tienes ni puta idea de lo que es ser invisible! Tú tenías a Damián, al menos a él le gustabas de verdad.- Vi como sus ojos estaban llenos de lágrimas y su labio inferior temblaba, respiraba de forma agitada, ¿Qué diablos la pasaba ahora?.-
-Maldito tonto...- Dijo estallando en llanto.- SI se lo que es ser invisible, si se lo que es querer a alguien que ni te ve, ni te quiere. Sí sé lo que es maldita sea, quien te crees que eres para tratarme así.- Dijo en un llanto inconsolable que no tarde en aumentar con mi gran boca.
-¿Así, tu sabes lo que es ser invisible? Permite me que me ría, muchos hombres querían acostarse contigo.- Dije de golpe, ella solo lloro más.
-Me jure a mi misma poner mi amistad contigo por delante de cualquier sentimiento que sintiera hacía a ti, pero no puedo más, no puedo más. Me tratas mal...- Dijo hincando sus rodillas en el suelo.
-¿Qué dices ahora?.- Dije alzando la voz y no entendiendo nada.
-Maldita sea, es de ti de quien llevo enamorada años, intentando que te fijes en mi, cambiando mi forma de vestir, de peinarme, de todo. Y tú no me ves, soy completamente invisible para ti como mujer. He estado a tu lado siempre, en las buenas y en las malas, solo con mirarte sé lo que te pasa y tu maldito gilipollas nunca has sabido ver que te quiero más que a nadie en esta vida, que te amo con toda mi alma. Cuando empezaste con esa zorra me partiste el corazón y aun así volví a ti, estuve ahí cuando me necesitaste, no me digas que no sé lo que es ser invisible ante la persona que más amas, porque si lo sé. No quiero volver a verte en mi vida, ¿Me escuchas? Se acabo nuestra amistad, se acabo todo, estoy harta de sufrir por tu culpa y de que nunca veas nada...- Me dijo de golpe, dejándome en shock. Había perdido a mi amiga por ser un gilipollas por pagar con ella mis problemas. Se fue para siempre de mi vida, dejándome roto.
Lo peor de todo es que fueron pasando los días y yo me iba dando cuenta de que lo que sentía por ella no era simple amistad, de que la besaba por que la quería, de que la echaba tanto de menos por que la quería, de que siempre buscaba estar con ella, porque a su lado era el hombre más feliz del mundo.
No supe ver a tiempo la mujer que tenía delante de mí y me fije en una hueca que solo me quería para humillarme, genial, estaba mal pues ahora peor, y todo por mi maldita culpa.
Había intentado llamarla una par de veces pero no me lo cogía y en su casa me decían que no estaba, definitivamente me había echado de su vida y con toda la razón del mundo. La había tratado peor que a nadie, y ella lo único que había hecho era quererme incondicionalmente.
P.O.V Elena
Desde aquel día no había vuelto a verle, me llamaba y no le cogía el teléfono y cuando llamaba a casa mi madre le decía que no estaba. Durante mucho tiempo estuve llorando, todos los días, sin quererlo yo solita había caído en una depresión y no podía más. No pude más ese día y explote, ¡Claro que sabía lo que era ser invisible para alguien!.
No volvió al instituto, y tampoco deseaba que lo hiciera, pues verle todos los días solo lograría hacerme más daño y no podía. Ahora las cosas no me iban del todo mal, aunque nada era igual. Me metí en mi estudios y saque notas altas y accedí al bachiller de ciencias sociales. Todo me iba bien, aparentemente.
No tenía novio, ni quería, no tenía muchos amigos, ni quería, pues cuando lograba hacer amistad con alguien siempre me acordaba de él, que me comprendía a la perfección, solo con mirarme muchas veces sabía lo que me pasaba, aunque no supo ver lo enamorada que estaba de él, lo que le quería. Pedí un cambio de clase para no tener que estar en la misma aula que esa gentuza, y así me aseguraba que no se vengaran de lo que hice.
No era feliz, pero tampoco era infeliz, simplemente había perdido toda esperanza de encontrar a alguien que me quisiera de verdad, alguien a quien resultarle interesante.
¿Donde se busca la felicidad, cuando la pierdes junto a la persona que más amas?
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Los gordos, también aman.
Romance¡¡¡OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE!! ¡¡TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDA SU COPIA O REPRODUCCIÓN, CAMBIO DE NOMBRES O CUALQUIER TIPO DE PLAGIO Codigo: 1301174375697 Sí te gusto mi "trilogía" Sentmientos encontrados, El mejor Regalo y Luchare...