capitulo 22: pesadilla con patadas

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Aqui teneís el capi de hoy! Uf.. la una y media yo despierta y mañana madrugo!

Espero que os guste el capi, he exprimido mi cerebro y mi tiempo para teneros hoy un capi! Como siempre espero vuestros votos y comentarios, por que son muy importantes para mi.

Bueno, y una vez más siento dejaros con la intriga jejeje, pero mañana seguramente, os la quite jjejeje ;)

Bueno os dejo con el capi de hoy, que ya os e aburrido bastante con el comentario! xD

Os quieroooooooooooo!

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P.O.V Mario

Me desperté con un intenso olor a café recién hecho, sonreí al recordar lo que había pasado ayer. No me esperaba que Elena viniera así, tan cambiada, y con una clara intención de arreglar todo esto. Estaba feliz, de verla así, tan segura de sí misma, tan contenta.

Me levanté y salí al salón. Allí estaba ella, con el jersey que la di aquel día en el instituto, bailaba sin percatarse de mi presencia y yo disfrutaba de verla bailar, aunque era demasiado verla como se movía con apenas un jersey que no cubría casi su cuerpo.

-Buenos días mi vida.- Dije abrazándola por detrás mientras ella daba un respingo.

-Ai bobo que susto me has dado.- Dijo dándose la vuelta.- ¿Has dormido bien?.- Me preguntó.

-Mejor que nunca..- dije y la besé.

Desayunamos el uno junto al otro, entre sorbo y sorbo un beso, un beso sexy provocativo, con sabor a café. Después me ayudo a recoger toda la casa, y más tarde nos fuimos a la suya. Comimos con su madre, esa buena mujer, la quería no solo por ser la hija de mi preciosa novia, si no porque siempre se había portado realmente bien conmigo.

Me daba pena verla así de mal, con el tiempo iba perdiendo memoria y llegaría algún día en que ni nos conoceríamos. Elena y yo éramos de los que pensaban que para llegar así, lo mejor sería irse a dormir un día y no despertar más, antes que sufrir, sintiendo como no reconoces a nadie, y al rato vuelves a recordarle.

Después vino la doctora que se quedaría con ella y espere a que terminara de arreglarse para ir al cine. Cuando salió de su habitación trague saliva, dios, me iba a resultar difícil acostumbrarme a verla así vestida.

-Estas... preciosa.- Dije sin poder dejar de mirarla. Iba vestida con unos pantalones pitillo ajustados, de color negro. Una camisa de tirantes roja, con algo de trasparencia por la zona del escote y finalmente una americana de color negro, cubriendo sus brazos y su espalda.

-Gracias osito...- Dijo besándome.- ¿Vamos?.- Asentí y tras despedirnos de su madre, nos fuimos al cine.

Al llegar al centro comercial, quise morirme allí mismo. Ver como los hombres que pasaban por allí miraban a Elena con autentica lascivia me hizo tensarme y querer irme de allí.

-Ahora entiendo lo que sentiste aquel día en la discoteca...- dije tenso mirando a mi alrededor.

-¿Por qué?.- Preguntó extrañada.

-¿Cómo que por qué? ¿Acaso no ves como los hombres te desnudan con la mirada?.- Dije celoso.

-¡Estas celoso!.- Dijo riéndose.

-Sí y mucho.- Dije cruzando mis brazos.

-Que bobo.. si sabes que solo tengo ojos para ti.- Dijo acercándose mucho, peor que mucho a mí.

-Mi pedacito de cielo... eres increíblemente hermosa, antes lo eras pero ahora, dios, me tienes a tus pies.- Dije besándola.

-¿A mis pies?.- Dijo riéndose.- Pues yo te veo de pie.- dijo riéndose más. Me tire al suelo y me abrace a sus pies, totalmente tumbado en el suelo.

Los gordos, también aman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora